miércoles, 26 de octubre de 2011

La encrucijada de Saif al Islam

El primer gran error de Gadafi fue creer que la OTAN no destruiría Sirte masacrando durante dos meses a civiles. Lo hizo. No solo la OTAN bombardeó a la población civil sin descanso, sino que cuando permitió que algunas mujeres y niños escaparan, hizo caso omiso de sus testimonios a favor de Gadafi y contra los rebeldes. Inmediatamente después de la toma de Sirte van apareciendo las fosas comunes, con miles de cuerpos de gadafistas asesinados. Al mismo tiempo, se confirma que, una tras otra, aquellas atribuidas a Gadafi eran falsas, pura propaganda, como la supuesta con 1.270 cuerpos (resultaron ser camellos), o la del cementerio de Trípoli (era un montaje). El segundo error fue pensar que, en caso de ser atrapado, la OTAN le remitiría al Tribunal de la Haya. No solo la OTAN arrasó Sirte, como todo el resto del país -26.000 misiles en casi diez mil ataques aéreos contra militares y civiles- sino que nunca tuvo intención de apresar vivo al revolucionario libio. Gadafi en La Haya, junto a los también asesinados Mutasin Gadafi, uno de sus hijos, y el ministro de Defensa Abu Bakr Yunis, suponían un peligro mayor que cualquier otra posibilidad. La defensa de Gadafi hubiera demostrado sin demasiados problemas que los únicos crímenes de guerra cometidos durante la invasión fueron perpetrados por la OTAN y sus islamistas amigos. Por esto bombardearon la caravana de once vehículos en la que huían Gadafi y algunos de sus hombres, y por esto dejaron a sus prisioneros en manos de quienes, siguiendo preceptos islámicos (para cerrarle las puertas del paraíso), torturaron, sodomizaron y asesinaron a su anterior jefe de Estado.


Ahora corren rumores de que Saif al Islam quiere entregarse al Tribunal de la Haya. Pero el domingo pasado la agencia de noticias Argelia ISP informó que Saif al Islam Gadafi ha sido reconocido como el nuevo líder libio por las tribus más importantes: Alqdadfa, Warfla, Almgarha. Las tres grandes tribus han jurado lealtad al sucesor de su padre. Además estarían de su parte la tribu Tuareg, que de momento se mantiene al norte de Níger, y las miles de víctimas líbias de la "caza al negro", que están siendo cazados por el color de su piel. La encrucijada en que se encuentra el hijo de Gadafi, Saif, no es fácil: conseguir un juicio público e invertir la acusación, como ya ha adelantado el abogado de la familia, Marcel Ceccaldi, que demandará a la OTAN ante la Corte Penal Internacional (CPI) en La Haya por "crímenes de guerra"; o alzarse en armas continuando la guerra civil que ahora sería una "guerra de liberación" contra los invasores occidentales.

Por su parte, el Consejo de Seguridad de la ONU ha decidido por unanimidad poner fin el próximo 31 de octubre al mandato de la resolución 1973, que permitió la operación de la OTAN en Libia con la abstención de Rusia y China. Esa resolución 1973 especificaba claramente que permitía el uso de la fuerza para proteger a la población civil y la imposición de una zona de exclusión aérea. Nada más. La OTAN, en cambio, armó un ejército rebelde y actuó como su aviación, bombardeando sin descanso objetivos civiles y militares, incluyendo ciudades densamente pobladas.

 Lo único claro es que esto no se ha terminado. Veremos si se desata la tormenta, no solo en Libia sino en todo el Sahel, sumiendo el norte de África en un verdadero caos, "primaveral" pero caos.

CODA Se ha hecho público hoy viernes 28 de octubre que «La OTAN intentó matar al hijo de Gadafi antes de que se les escapara»

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