El primer gran error de Gadafi fue creer que la OTAN no destruiría
Sirte masacrando durante dos meses a civiles. Lo hizo. No solo la OTAN
bombardeó a la población civil sin descanso, sino que cuando permitió
que algunas mujeres y niños escaparan, hizo caso omiso de sus
testimonios a favor de Gadafi y contra los rebeldes. Inmediatamente
después de la toma de Sirte van apareciendo las fosas comunes,
con miles de cuerpos de gadafistas asesinados. Al mismo tiempo, se
confirma que, una tras otra, aquellas atribuidas a Gadafi eran falsas,
pura propaganda, como la supuesta con 1.270 cuerpos (resultaron ser camellos), o la del cementerio de Trípoli (era un montaje).
El segundo error fue pensar que, en caso de ser atrapado, la OTAN le
remitiría al Tribunal de la Haya. No solo la OTAN arrasó Sirte, como
todo el resto del país -26.000 misiles en casi diez mil ataques aéreos
contra militares y civiles- sino que nunca tuvo intención de apresar
vivo al revolucionario libio. Gadafi en La Haya, junto a los también
asesinados Mutasin Gadafi, uno de sus hijos, y el ministro de Defensa
Abu Bakr Yunis, suponían un peligro mayor que cualquier otra
posibilidad. La defensa de Gadafi hubiera demostrado sin demasiados
problemas que los únicos crímenes de guerra cometidos durante la
invasión fueron perpetrados por la OTAN y sus islamistas amigos. Por
esto bombardearon la caravana de once vehículos en la que huían Gadafi y
algunos de sus hombres, y por esto dejaron a sus prisioneros en manos
de quienes, siguiendo preceptos islámicos (para cerrarle las puertas del
paraíso), torturaron, sodomizaron y asesinaron a su anterior jefe de
Estado.
Ahora corren rumores de que Saif al Islam quiere entregarse al Tribunal
de la Haya. Pero el domingo pasado la agencia de noticias Argelia ISP informó
que Saif al Islam Gadafi ha sido reconocido como el nuevo líder libio
por las tribus más importantes: Alqdadfa, Warfla, Almgarha. Las tres
grandes tribus han jurado lealtad al sucesor de su padre. Además
estarían de su parte la tribu Tuareg, que de momento se mantiene al
norte de Níger, y las miles de víctimas líbias de la "caza al negro",
que están siendo cazados por el color de su piel. La encrucijada en que
se encuentra el hijo de Gadafi, Saif, no es fácil: conseguir un juicio
público e invertir la acusación, como ya ha adelantado el abogado de la
familia, Marcel Ceccaldi, que demandará a la OTAN
ante la Corte Penal Internacional (CPI) en La Haya por "crímenes de
guerra"; o alzarse en armas continuando la guerra civil que ahora sería
una "guerra de liberación" contra los invasores occidentales.
Por su parte, el Consejo de Seguridad de la ONU ha decidido por unanimidad poner fin el próximo 31 de octubre al mandato de la resolución 1973, que permitió la operación de la OTAN en Libia con la abstención de Rusia y China. Esa resolución 1973 especificaba claramente que permitía el uso de la fuerza para proteger a la población civil y la imposición de una zona de exclusión aérea. Nada más. La OTAN, en cambio, armó un ejército rebelde y actuó como su aviación, bombardeando sin descanso objetivos civiles y militares, incluyendo ciudades densamente pobladas.
Lo único claro es que esto no se ha terminado. Veremos si se desata la tormenta, no solo en Libia sino en todo el Sahel, sumiendo el norte de África en un verdadero caos, "primaveral" pero caos.
CODA Se ha hecho público hoy viernes 28 de octubre que «La OTAN intentó matar al hijo de Gadafi antes de que se les escapara»
miércoles, 26 de octubre de 2011
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