El Ministerio Público retira todos los cargos contra Wilders. La Sentencia estaba prevista para el 2 de noviembre, pero los jueces la han aplazado hasta el 5 puesto que el día 2 se cumple el sexto aniversario del asesinato de Theo Van Gogh a manos de un piadoso musulmán. El pasado martes la Fiscalía ya retiró los cargos de incitación al odio e injurias, y ayer viernes el departamento público en su exposición final encontró no culpable a Wilders por los cargos de discriminación contra musulmanes.
«Estoy muy contento de que hayan pedido la retirada de todos los cargos», se felicitó Wilders a la salida de la audiencia. «Espero que el tribunal adoptará las conclusiones de la Fiscalía».
«Yo no discrimino. Yo no incito al odio. Yo no cometo ninguna discriminación de grupo. Todo lo que he hecho y que continuaré haciendo, es decir la verdad».
Los fiscales Birgit van Roessel y Paul Velleman alcanzaron sus conclusiones después de una lectura cuidadosa de sus artículos y entrevistas, además del visionado de su película Fitna. Todo ello sumado a los testimonios de autoridades mundiales en islamismo, como la doctora Wafa Sultan.
En la comparación del Coran con Mein Kampf, los querellantes dijeron que podría resultar "cruda, pero no punible".
Van Roessel y Velleman explicaron el viernes que algunos comentarios podrían incitar odio contra musulmanes si son sacados fuera de contexto, pero que al considerar el discurso completo se comprueba que Wilders está contra la influencia cada vez mayor del islam y no contra los musulmanes per se. Por lo tanto, tampoco hay injurias a un grupo.
«He dicho lo que he dicho, y no retiro ni una sola palabra». -Geert Wilders en el juicio
Se juzgaba a un defensor de la libertad, y su defensa fue reafirmarse en todas sus declaraciones públicas (incluso en aquellas que le atribuyan). De este modo Geert Wilders ha convertido su juicio en un proceso al islam, exponiendo con la mayor difusión pública el peligro que representa esta ideología totalitaria para una sociedad europea y liberal. Ya ni siquiera El País se atreve con sus habituales descalificaciones al liberal holandés. Un éxito absoluto de los Derechos Humanos. Gracias, señor Wilders.
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