lunes, 24 de noviembre de 2008

Esta España de mierda

Leer también "American Dream versión española", primera y segunda parte.

De Políticamente Acorrecto

Francisco Paulino Hermenegildo Teódulo Franco Bahamonde —tome aliento y siga— nació un 4 de diciembre del s.XIX, en 1.892, año 2645 ab urbe condita para nosotros los romanos, hace ya 116 años. Se comenta que está muerto, cosas de la edad, aunque no es seguro. Cuatro años antes de su alumbramiento quedaba abolida la esclavitud en Brasil pero aún coleaban los movimientos anti-abolicionistas de Barcelona o Madrid, con los Círculos Hispano Ultramarinos de ex residentes de las Antillas y la Liga Nacional. Aquel 1.892 nacían Tolkien y el Barón Rojo, y poco antes Buffalo Bill llegaba directamente del Far West a Barcelona pegando tiros. Ese mismo año morían Walt Whitman y Renan mientras el mundo conocía Las aventuras de Sherlock Holmes, el Avaro de Zola o El retrato de Dorian Gray. Verdi firmaba su última ópera, Falstaff, y Chaikovski componía su testamento un año antes de morir, esa oda al nihilismo llamada Patética.

Unos años después, mi abuelo marchaba con la quinta del biberón para defender la República, la segunda, lo que le costó conocer campos de concentración y 10 años de exilio. Diez años rezando en casa a la Mare de Déu para que volviera vivo. Al otro abuelo, que no fue picador ni su nieto cantó nunca loas a Franco, lo condenaron a muerte por ser oficial republicano. Milagrosamente se salvó de la ejecución. Hoy, los hijos de los hijos de sus hijos confunden a los Reyes Católicos con Franco y cualquiera te suelta en la cara que eres un facha o un rojo. Eso sólo puede pasar en un país de mierda.

Apoteosis en las ondas

Carles Francino y Gemma Nierga presentaron la gala de los premios Ondas este jueves preocupadísimos por el 20-N y Franco, con Santi Millán entrevistando al dictador en el infierno «contento por haber formado un grupo muy majo con Adolfo, Benito y Augusto» (Pol Pot, Ceausescu, Sadam Husein, Stalin, Mao, Idi Amín, Bokassa, Jomeini o Kim Jong-il deben estar en el cielo, y Fidel Castro en camino). El Follonero la lía en el Valle de los Caídos y los de Falange le amenazan. El día que todos ellos se convertían en antifranquistas retroactivos tres mil españoles perdieron su empleo.

Buenafuente reinventa el NO-DO, con Joan Eloi brazo en alto y bigotito de gobernador civil, lo que le sirve para mezclar pantanos generalísimos y Esperanza Aguirre, su verdadera obsesión. Wyoming se empeña en demostrar que todos los curas son franquistas pidiendo misas al general y rebuscando por esas parroquias de Dios, comparándole con Cristo —por los 33 años— con su audiencia enardecida votando si resucitará o no mientras tres mil televisionarios más perdían su empleo.

Pío Moa reincide en su hagiografía del Caudillo, «héroe nacional» —dice— que debe «recibir la gratitud y el reconocimiento de la mayoría de los españoles» y los neocon cavan trincheras más profundas donde parapetarse, que vienen los rojos. Saramago, Pilar Bardem, Ian Gibson, Goytisolo, Suso de Toro, Ernesto Sabato, Paco Ibáñez y Cristina Almeida se montan una orgía maqui-onanista de 5 estrellas en el Círculo de Bellas Artes homenajeando a Garzón, desautorizado por el fiscal Zaragoza, el mismo que en su alegato final sentenció el 11-M. Doña Cristina, hija y sobrina de golpistas que participaron en la durísima represión de Badajoz, en un emotivo retorno a sus raíces familiares tiene ganas de quemar libros. Preguntada por la sangrienta represión en que participó su padre, Almeida dice que fue antes de que ella naciera. Garzón se lo está pensando. Paco Ibáñez todavía no ha conseguido enterrarlos en el mar porque, según él, «la mitad de España es facha», y eso, claro, debe ser un montón de gente practicando buceo, por lo que «es difícil respirar tranquilamente, está lleno de fachas este país». A Paco Ibáñez me gustaría verlo otra vez, mande quien mande, cultivando la mala reputación fuera del rebaño… Los que hundieron el PCE para enchufarse en el buen rollito quieren ahora una Fiscalía Antifranquista para juzgar al papá de Cristina. Intereconomía Televisión, por su parte, siempre tan oportuna, se descuelga con un festival nostálgico del Movimiento mientras las momias de Carrillo y Fraga pasan de todo y otros tres mil súbditos pierden su empleo.

Será culpa de los USA, como todo —supongo—, que ya sabemos cómo en esto de la crisis nuestros próceres patrios no tienen nada que ver, para eso está el señor Bush. Por eso somos el país de la UE con mayor índice de paro y que más empleo destruye cada nuevo y glorioso día que nuestros líderes dedican a inaugurar —o no— placas de santas, por encima de Eslovaquia y a años luz de Alemania o los mismos EEUU, por no hablar de Holanda. Vale, puede que el populacho no tenga curro, pero somos todos aguerridos luchadores contra la tiranía franquista. Terminarán unos y otros cantando aquello de «yo soy rebelde porque Franco me ha hecho así».

Quién va a respetar nada en esta España de mierda, me digo. Cualquier analfabeto que llegue y vea el panorama, que oiga a los políticos arrojarse basura unos a otros, que observe la facilidad con la que aquí se calumnia, se apalea, se atizan rencores sociales e históricos, tiene a la fuerza que contagiarse del ambiente. Del discurso bárbaro y elemental que sustituye a todo razonamiento inteligente. De la demagogia infame, la ruindad, el oportunismo y la mala índole de la vil gentuza que nos gobierna y nos envenena. Ésta es casa franca, donde todo vale. Donde todos tenemos derecho a todo. Cualquier recién llegado aprende en seguida que tiene garantizada la impunidad absoluta.
Arturo Pérez Reverte


Spain, primera potencia friki

Que las suecas aprendan catalán me parece una gran cosa nunca soñada por Pajares y Esteso, un adelanto, lo pagan ellas y lo disfrutamos nosotros, pero que los paganos españoles financiemos una minoritaria lengua española entre esquimales ya empieza a mosquearme: ¡un Casal Catalá en Islandia! Una tribu vikinga de 300 mil personas bailando sardanas, la mitad en su capital, Reikiavik, que viene a ser como el Raval pero sin calefacción. En cien días les doblamos la población con parados. Es lo que hay, somos ejemplo de lo más cutre y para los más cutres.

Por una vez no serán los yanquis quienes tengan la culpa. Esta vez somos nosotros los que exportamos fachismo de saldo. En The Christian Science Monitor, Patrik Jonsson escribe el pasado 17 de noviembre sobre las nuevas tapaderas de la supremacía blanca en USA. Nacionalismo, religión, lengua y raza definen a los sucesores del Ku Klux Klan frente a los extranjeros, que son todos los demás, y el modelo a seguir para semejante patulea somos nosotros, esta España de mierda.

Mark Potok, del Southern Poverty Law Center’s Intelligence Report, dice que «muchos blancos sienten que el país que sus antepasados construyeron les ha sido… robado, lo que produce una creciente rabia, y sólo puede ir a peor cuanto más gente pierda su trabajo». Así que tipos como Michael Tuggle, una lumbrera de la League of the South (el Ku Klux Klan sin capucha) dice que su grupo «no está mirando hacia un tipo de secesión al estilo 1860 sino, más bien, al modelo de la España actual en el que hay una gran autonomía para las regiones» frente al poder opresor de Washington que aquí se entiende por Madrit, los maketos y el sursuncorda. «Para mucha gente la idea de secesión ya no parece tan descabellada», dice Tuggle, «la gente habla sobre cuán excluidos se sienten… y sienten que algo extraño y radical ha tomado nuestro país». Como se ve, el frikismo es algo universal, si bien nosotros lo llevamos a su máximo esplendor.

Aquí todo vale, es la casa de tócame Roque, casa Pepe Merda dicen en mi pueblo. ¿Cómo no van a salir tarados envueltos en banderitas si el propio presidente del gobierno se permite decir que el concepto de lo que preside es discutido y discutible? Y algo de razón tendrá, aunque no vayan a pensar que tenía en mente a Sánchez Albornoz y Américo Castro, qué va. Nuestros pensadores son tipos como un barrendero iletrado presidiendo el parlamentunning en Casablanca del Llobregat, creadores del lenguaje como el touriñés —el del Coche Fantástico— o el galegués, que causan tanto pitorreo como para tener su propia serie en la Vida de Brian, y un señor andaluz incapaz de hablar la lengua que impone mientras el pintoresco Josep Lluis monta castellets en el Ártico para la sección femenina de Coros y Danzas. Nadie se acuerda del 3% (¿o era el 20?). Ya no hay Ramón y Cajal, tenemos Bernat Soria que no acierta ni en su currículum; no hay Unamuno, hay Pepiño; a Ortega lo cambiamos por Antxo Quintana y cualquier paleto opina sobre la cúpula de Barceló, el artista español vivo más cotizado del mundo y el primero en entrar, por su propio pie, en el Louvre.

El pensamiento dogmático que ha prevalecido hasta ahora no requería ninguna demostración para su continuidad… Levantó los brazos al cielo y dijo con toda la solemnidad imaginable: «Je suis immatériel». «Soy inmaterial.» La gente en la plaza rompió en gritos y aplausos mientras Duvalier se retiraba de nuevo a sus aposentos privados. Nadie le pidió que lo demostrara, que probara públicamente que era inmaterial. En nombre del pensamiento dogmático se han cometido aberraciones insondables.
Eduard Punset


Ay don Miguel, ay don Antonio, me parece a mí que no sólo vencieron, es que además convencieron porque están aquí, instalados en la irracionalidad; desde la casta de vil gentuza que nos gobierna y nos envenena, hasta el último españolito que guarde Dios. Porque siguen siendo pocos, poquísimos, los Manuel Bueno Mártir o los Eduard Punset, y crecen como enanos los trincones de sombra negra que saben por qué no beben el vino de las tabernas… En esta España de mierda, españoles, que sí, ¡que Franco ha muerto!

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