Está de
plena actualidad “El Hobbit”, recién estrenada su versión cinematográfica.
Tolkien siempre repetía que El Señor de los Anillos es “fundamentalmente un trabajo religioso y católico”. No tanto, o no
de forma tan evidente como Las Crónicas de Narnia, de C.S.Lewis, al que Tolkien
convirtió al catolicismo. Tolkien fue profundamente católico en un Oxford de
1930 donde la Iglesia no era preponderante. Su primer hijo se ordenó sacerdote.
Hay un momento de su obra en que el mago reflexiona: “mucha gente piensa que para parar el Mal hace falta un gran poder, pero
no es así; son los pequeños detalles, los gestos cotidianos de la gente
corriente los que mantienen a raya el Mal”.
Este sábado
12 de enero se manifiestan en Bilbao etarras y simpatizantes de los
terroristas. Al frente de la
manifestación estarán católicos de distintas agrupaciones y una treintena de
curas. Como portavoz, el sacerdote franciscano Pello Zabala, y como lema una
frase de Isaías profetizando sobre Jesús: “He
sido enviado a liberar a los presos”. Con ellos desfilarán los abajofirmantes
habituales cuando de apoyar terroristas se trata: Willy Toledo, Pilar Bardem,
Federico Mayor Zaragoza o Juan Manuel
Sánchez Gordillo, perteneciente al Sindicato de Obreros del Campo, una
organización fundada por curas como el padre Esteban Tabares o el famoso cura
jornalero, el padre Diamantino García. Bien es cierto que Jesús
habló del pecado como una prisión, como esclavitud, ante la que solo “la verdad os hará libres”, y también que
San Pablo insiste: “Acordaos de los
presos, como si estuvieseis presos juntamente con ellos” (Hebreos 13:3), pero todo ello queda enmarcado
en la afirmación “mi reino no es de este mundo” y “dad al César lo que es del
César, y a Dios lo que es de Dios”.
Hace unos
años las voces autorizadas para hablar en la emisora católica COPE eran las de
Federico Jiménez Losantos y César Vidal, el primero representante de la
doctrina política más castigada por la Iglesia, el liberalismo (la última
condena del Papa fue en Navidad), y el otro un furibundo hereje. Levantaron
pasiones y toda la inteligencia católica bebía los vientos por ellos. Después
de mentir todo un lustro sobre los atentados islamistas de Madrid, y de causar
daños irreparables a las víctimas, fueron expulsados. Poco tardaron en cobrarse
su venganza, Vidal lanzó durante todo 2012 el mayor y más rastrero ataque contra
la Iglesia y contra la propia España, en una interminable serie de infames
barbaridades y mentiras. Sus fanatizados seguidores católicos no han caído del
guindo hasta que los dos autores han publicado su último libro, en el que
tratan al director de Infocatolica.com de “hijo de puta”, a su esposa de
“alcohólica” y a uno de sus hijos, “delincuente”.
El problema,
por supuesto, es que unos y otros confunden religión y política. Fanatizan la
política y banalizan la religión. Exactamente igual como hacen los islamistas. Pero
va más allá, es de una perversión herética pensar que la espiritualidad
cristiana puede plasmarse en un programa político, una osada desfachatez.
Ser católico
no implica ser de derechas o de izquierdas. En EEUU los católicos, un 23% de la
población, son muy mayoritariamente del partido demócrata. De los 26 senadores católicos
norteamericanos, 17 son demócratas y 9 republicanos, y de los 136 congresistas
en la Cámara de Representantes, 98 son demócratas y 38 republicanos. Rudolf Giuliani o John Kerry son católicos, este último –que quiso ser
sacerdote- durante su campaña presidencial llevaba consigo un rosario, un libro
de oraciones y una medalla de San Cristóbal. La entusiasta campaña que le hizo PRISA en España, como si
hubieran encontrado otro cheguevara, marcó el principio del fin para un grupo
serio que hoy es amarillismo y ERE. Para terminar con el racismo y el apartheid
tuvo que llegar el único presidente católico, J.F.Kennedy, proveniente de Massachussetts,
el estado más proporcionalmente católico de los Estados Unidos.
Y todo esto
viene a cuento de una marcada tendencia que va creciendo en los tiempos que
corren. Desde la derecha y la extrema derecha hay cada vez más grupos que
atacan salvajemente a la Iglesia, a Caritas, a los obispos o a cualquier
católico que no ceda ante presiones políticas. Pretenden, una vez más, usurpar
la posición de la Iglesia, apropiarse de la espiritualidad cristiana para sus
manejos políticos. Se equivocan gravemente.
En España
apenas hay dos partidos claramente católicos con representación parlamentaria:
el PNV y Unió Democrática de Catalunya. No son precisamente los defensores de
las esencias patrias, o sí, según se mire, pues ambas son formaciones
separatistas. Son los últimos coletazos de un modelo franquista que identifica
país, religión y partido. Solo bajo esa premisa se entiende que la bandera de
un partido político llegue a ser bandera “nacional” (es un caso muy raro, la
URSS, el País Vasco).
Una derivada
de este asunto, todavía más sangrante si cabe, es la de los ataques de grupos
anti islamistas contra Caritas. Pero especialmente la de los xenófobos
encubiertos, gente que en realidad nunca ha analizado el islam pero odian todo
lo extranjero, y a todos los extranjeros, algo que nada tiene que ver en la
lucha racional contra el islam. El islamismo es una ideología política
totalitaria basada en dogmas religiosos: nada tiene que ver con la raza, la
etnia o la procedencia de sus fieles.
En cierta
ocasión pude escuchar a uno de esos líderes xenófobos afirmar que él nunca
daría sangre para salvar la vida de un musulmán. Ese lamentable individuo tiene
la desfachatez de pregonar que es un buen cristiano. En su abismal ignorancia
no sabe que los únicos de acuerdo con sus barbaridades son los propios
islamistas. A finales de 2008 el Colegio de Médicos de Egipto, controlado por
los Hermanos Musulmanes, prohibió el trasplante de órganos entre mahometanos y
cristianos.
Finalmente
hay en todas esas posturas que mezclan política y cristianismo una enorme
soberbia. En realidad, falta de fe. Obvian que los caminos de Dios son
inescrutables pero siempre se cumplen. Que todo está escrito, que la acción del
Espíritu Santo es una evidencia histórica y actual, una certeza de futuro.
España puede desaparecer, pero el Reino de Cristo no. ¿Temen por su nación?
hagan política, pero si están pensando en cosas serias –la salvación, por
ejemplo- la política no es el camino, solo Jesucristo es el camino, la verdad y
la vida. Caritas y toda la Iglesia hacen muy bien atendiendo las penurias de
los inmigrantes, cristianos o no.
En el último
libro del Papa, “La infancia de Jesús”, el santo padre hace una reflexión que
debería servir para reconsiderar ciertas posiciones. Es el primer capítulo, “¿De dónde eres tú?”,
en la página 39. Joseph Ratzinger
escribe lo siguiente:
« Naturalmente, sigue siendo verdadera también la palabra que Jesús dijo a Pilato: “Mi reino no es de aquí” (Jn 18,36). A veces, en el curso de la historia, los poderosos de este mundo quieren apropiarse de él, pero precisamente entonces es cuando peligra: quieren conectar su poder con el poder de Jesús, y justamente así deforman su reino, lo amenazan. O bien queda sometido a la persecución persistente de los dominadores, que no toleran ningún otro reino y quieren eliminar al rey sin poder, pero cuya fuerza misteriosa temen.»
Hola,buenas tardes.
ResponderEliminarSoy ateo sin estridencias ni totalitarismos; allá cada cual con sus creencias mientras no trate de imponérmelas.
Hecha mi presentación en lo espiritual, cortesía para que sepas mi postura de partida, debo decirte que tienes bastante razón con un "pero". El pero es que lo que choca de Caritas es la actitud de dejar a los pobres españoles por detrás en cuanto a atención, primar a los inmigrantes.
Esto lo sé por libelos que leo por internet, no lo he comprobado, pero es una información que se repite mucho.
Por lo demás me parece muy loable la labor que hace Caritas. Y no pretendo que deje sin atender a inmigrantes, sólo que me parecería lo lógico que estableciese prioridades; al cabo muchos inmigrantes viven mejor aquí sin trabajar que en su país trabajando y eso no nos lo podemos permitir, que el camino al cielo está empedrado de buenas intenciones.
Saludos.
Hola Descla.
ResponderEliminarLo que dices es absolutamente cierto. De ahí viene la animadversión de algunos contra la Iglesia, y por eso se equivocan. Lo explico.
Cuando el primer gentil se acerca a los apóstoles hay gran escándalo, todos pensaban que ser judío era ser favorito, tener prioridad (Mateo 3:9; Lucas 3:8; 7:30), pero no: Pedro lo comprende y reconoce que "Dios no hace acepción de personas". Luego lo hirían confirmando todos tras Pedro, empezando por Pablo: “En Jesucristo ni la circuncisión vale algo, ni la incircuncisión, sino la fe que obra por el amor” (Gálatas 5:6). Los ejemplos son interminables.
La cuestión es que la Iglesia hace lo que tiene que hacer: ayudar sin distinciones (al contrario que los demás credos, el islam por ejemplo). Si hay exceso de inmigración ilegal, o si algunos inmigrantes viven del cuento, no es cuestión que corresponda a la Iglesia, sino al Estado. El por qué los extranjeros copan las ayudas sociales, especialmente las de Caritas, tampoco atañe a la Iglesia, que se limita a ir repartiendo primero a los que menos tienen; son de nuevo el Estado y la política los responsables. No se puede hacer política de "papeles para todos", como se ha hecho en España, sin prepararse para las consecuencias. Caritas es apenas un parche, importante pero parche.
Saludos
Pues sí, tienes razón. La Iglesia no es quién para hacer política de Estado, que si no protestaríamos también por eso. Si hay pobres aquí, su obligación es atenderlos y no mirar pelo.
ResponderEliminarTouche.
Saludos y gracias por la explicación.
De nada. Por eso se llama "católica", que significa universal.
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