martes, 3 de julio de 2012

Xenofobia


  La butifarra está prohibida en Cataluña. El fuet, aunque sea de Vic, también, y el salchichón de esa misma región, el espetec de Osona, la secallona del Montseny, el bull, el peltruc, los chicharrones de aiguafreda, todo prohibido. Es cerdo, y el cerdo era pecado para no sé qué señor de la guerra del siglo séptimo. Comer mongetes con butifarra es delito multicultural, y si llevan tocino, pena de muerte progresista. Se estudia someter Lérida a un cordón sanitario, dado que es la mayor productora nacional de gorrinos en granja. El abuelito Tarradellas ha sido enviado al exilio. Al menos eso es lo que han denunciado cuatro familias de Tarrasa que llevan sus hijos al colegio «President Salvans», en el barrio de Can Palet, donde los pocos niños no islámicos ni siquiera pueden llevarse el bocata de jamón para el recreo. 

Hubo un tiempo en que los catalanes, como el resto de españoles, marcaron su identidad echando tocino al cocido -a la escudella- y cuando las autoridades encontraban un puchero sin cerdo, mala cosa para el comensal. Se acabó la escudella de Nadal, de hecho, en ese colegio catalán, se acabó el Nadal (Navidad). Las cuatro madres denunciantes, perdida toda esperanza, están buscando nueva escuela para sus hijos. Sus primeras denuncias se remontan a marzo de 2011, cuando el árabe ya era lengua vehicular en el patio y los anuncios del centro se llegaron a hacer exclusivamente en árabe, teniendo que retirarlos la guardia urbana, lo que tampoco es de extrañar dado que más del 80% de alumnos son marroquíes. Cosas de críos, efectivamente, pero críos que en pocos años serán españoles adultos.

Corría el año 2001 cuando el presidente del gobierno autónomo, Jordi Pujol, espantado por la inmigración hispana que habla castellano, visitó al rey Mohamed VI en Marruecos. Las cien familias que gobiernan Cataluña desde hace dos siglos necesitaban mano de obra barata para recoger sus fresas y arreglar carreteras. En 2003 Artur Mas inauguró la primera oficina de contratación de inmigrantes en Marruecos, más contento que un gorrino en un maizal. Luego Pujol se arrepintió amargamente y hasta la señora Ferrusola lamentó en público la estupidez de su marido. Pero ya era tarde.

Se dice últimamente que no son cien familias, sino quinientas. En realidad son las mismas que se han ido casando entre ellas para incorporar transversalmente a todos los partidos catalanes. Así que en 2004, con el tripartito PSC, ERC, EU, volvieron al ataque con Marruecos, pactando que les dejaran hacer inversiones en el Magreb a cambio de acoger masivamente a sus ciudadanos. El PSC hizo diputado a Mohamed Chaib, fundador del Consejo Islámico de Cataluña y dirigente del Fórum Marruecos-Cataluña, para poder negociar directamente con el sultán marroquí. Es la primera vez en la historia conocida que se nombra diputado en España a un miembro del consejo asesor de Mohamed VI. Resultado: deslocalización brutal de la industria española, especialmente la catalana, y cientos de grandes empresas "españolas" que, en realidad, producen en Marruecos. Así han acabado con el textil catalán, por ejemplo, y en la zona franca de Tánger se concentran empresas como Indo, Abanderado, Roca, Simon, Pulligan, Antolín o El Corte Inglés. Resultado: mano de obra barata para los amos; y para los súbditos, pasar de 30.000 a más de medio millón de marroquíes en una década. Por entonces llegó Zapatero y aquel "genio" olvidado llamado Jesús Caldera. Anhelaba Caldera la felicidad del gorrino en un charco y se buscó su propio lodazal, el "papeles para todos", lo que a la postre le costó el cese poco después.

 En 2008, el conseller catalán Josep Huguet y el presidente de la Cámara de Comercio de Barcelona, Miquel Valls, cerraron el acuerdo con la Agencia para el Desarrollo del Norte del Reino de Marruecos, por la que el sultán marroquí cedía cien hectáreas cerca de Tánger para crear una "zona de aterrizaje" de empresas catalanas. El paro aumentaba exponencialmente en Cataluña al tiempo que sus políticos se ocupaban en deslocalizar empresas. El folleto de promoción de la Zona Franca de Tánger ofrece ventajas como las siguientes: «Nivel de salarios interesante: Obrero no especializado 0,87 euros/hora, obrero especializado 0,95; obrero experimentado 1,1 euros/hora». El coste salarial medio en España es de 1.600 euros, es decir, ¡diez veces más! Fabricar en Marruecos baja los costes totales entre un 75% y un 80%. Así ha sucedido que empresas como Delphi en Cádiz cerró dejando a 1.500 trabajadores en la calle, al mismo tiempo que abrió fábrica en Tanger con 3.000 trabajadores. Así se instala la nueva factoría de Renault-Nissan en Tánger, y el gobierno autónomo catalán junto con Anfac, la patronal española de los fabricantes, hacen campaña animando a que las empresas de componentes se vayan detrás. Las cien familias ganan dinero y a cambio los catalanes más humildes se comen el marrón de los guetos, la falta de integración y que sus hijos no puedan comer bocadillos de mortadela.

El resultado es que desde octubre de 2007 el Departamento de Estado USA considera Cataluña la sede europea del yihadismo y mantiene una oficina de espionaje en su consulado de Barcelona. El entonces embajador en España, Eduardo Aguirre, declaró que «Las autoridades españolas y norteamericanas han identificado Cataluña como el mayor centro mediterráneo de actividad de radicales islamistas (...) la alta inmigración, legal e ilegal, del norte de África (Marruecos, Túnez y Argelia), así como de Pakistán y Bangladés, hace de esta región un imán para reclutar terroristas». El panorama lo componen más de 200 mezquitas y otros 200 oratorios, al menos 20 madrasas -escuelas de integrismo islámico- funcionando, y 10 células de Al Qaeda detenidas. De Vilanova i la Geltrú (Barcelona) salió el terrorista suicida que asesinó a 28 personas en Irak, 19 de ellos italianos, de una célula compuesta por 15 marroquíes, tres españoles, un turco y un argelino. En el barrio del Raval se gestó el mayor atentado contra civiles españoles desde el 11M, que muy posiblemente hubiera superado al madrileño puesto que el objetivo era el Metro en hora punta. 

La xenofobia es una idea artificial creada por políticos profesionales. La gente, de manera natural, no es xenófoba, todo lo contrario, y mucho menos los españoles. La xenofobia se promueve desde el poder como forma de mantener conflictos que siempre perjudican a los ciudadanos y favorecen al político profesional. Tampoco tiene nada que ver con el racismo, de hecho en los grandes conflictos racistas nunca hubo xenofobia, fueron contra los propios compatriotas, no extranjeros (apartheid en Sudáfrica, segregación en USA, nazismo en Alemania). ¿Y cómo crea el poder ese "problema" de la xenofobia? Muy fácil, bajando el umbral de la pobreza. Cuando el año pasado los españoles de Cataluña comprueban que la mayoría de ayudas al alquiler (entre 2.000 y 3.000 euros/año) son para ciudadanos marroquíes (1), obviamente se enfadan. Cuando surgen datos como que hasta 9.000 marroquíes podrían estar cobrando unos 600 euros/mes (420 más personas a cargo), y ni siquiera viven en Cataluña sino que les basta con tener cuenta en La Caixa, el resultado no es xenofobia sino legítima indignación, y la culpa no es ni de los extranjeros ni de los nacionales, sino de la casta política y la oligarquía financiera. A los políticos, con el dinero, les pasa como con el cerdo, les gustan hasta los andares.

1) Ayudas al alquiler Generalitat Catalana 29/12/2010 https://www.box.com/shared/nxmvhu4iag

1 comentario:

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