La butifarra
está prohibida en Cataluña. El fuet, aunque sea de Vic, también, y el
salchichón de esa misma región, el espetec de Osona, la secallona del Montseny,
el bull, el peltruc, los chicharrones de aiguafreda, todo prohibido. Es cerdo,
y el cerdo era pecado para no sé qué señor de la guerra del siglo séptimo.
Comer mongetes con butifarra es delito multicultural, y si llevan tocino, pena
de muerte progresista. Se estudia someter Lérida a un cordón sanitario, dado
que es la mayor productora nacional de gorrinos en granja. El abuelito
Tarradellas ha sido enviado al exilio. Al menos eso es lo que han denunciado
cuatro familias de Tarrasa que llevan sus hijos al colegio «President Salvans»,
en el barrio de Can Palet, donde los pocos niños no islámicos ni siquiera
pueden llevarse el bocata de jamón para el recreo.
Hubo un
tiempo en que los catalanes, como el resto de españoles, marcaron su identidad
echando tocino al cocido -a la escudella- y cuando las autoridades encontraban
un puchero sin cerdo, mala cosa para el comensal. Se acabó la escudella de
Nadal, de hecho, en ese colegio catalán, se acabó el Nadal (Navidad). Las
cuatro madres denunciantes, perdida toda esperanza, están buscando nueva
escuela para sus hijos. Sus primeras denuncias se remontan a marzo de 2011,
cuando el árabe ya era lengua vehicular en el patio y los anuncios del centro
se llegaron a hacer exclusivamente en árabe, teniendo que retirarlos la guardia
urbana, lo que tampoco es de extrañar dado que más del 80% de alumnos son
marroquíes. Cosas de críos, efectivamente, pero críos que en pocos años serán
españoles adultos.
Corría el
año 2001 cuando el presidente del gobierno autónomo, Jordi Pujol, espantado por
la inmigración hispana que habla castellano, visitó al rey Mohamed VI en
Marruecos. Las cien familias que gobiernan Cataluña desde hace dos siglos
necesitaban mano de obra barata para recoger sus fresas y arreglar carreteras.
En 2003 Artur Mas inauguró la primera oficina de contratación de inmigrantes en
Marruecos, más contento que un gorrino en un maizal. Luego Pujol se arrepintió
amargamente y hasta la señora Ferrusola lamentó en público la estupidez de su
marido. Pero ya era tarde.
Se dice
últimamente que no son cien familias, sino quinientas. En realidad son las
mismas que se han ido casando entre ellas para incorporar transversalmente a
todos los partidos catalanes. Así que en 2004, con el tripartito PSC, ERC, EU,
volvieron al ataque con Marruecos, pactando que les dejaran hacer inversiones en
el Magreb a cambio de acoger masivamente a sus ciudadanos. El PSC hizo diputado
a Mohamed Chaib, fundador del Consejo Islámico de Cataluña y dirigente del
Fórum Marruecos-Cataluña, para poder negociar directamente con el sultán
marroquí. Es la primera vez en la historia conocida que se nombra diputado en
España a un miembro del consejo asesor de Mohamed VI. Resultado:
deslocalización brutal de la industria española, especialmente la catalana, y
cientos de grandes empresas "españolas" que, en realidad, producen en
Marruecos. Así han acabado con el textil catalán, por ejemplo, y en la zona
franca de Tánger se concentran empresas como Indo, Abanderado, Roca, Simon,
Pulligan, Antolín o El Corte Inglés. Resultado: mano de obra barata para los
amos; y para los súbditos, pasar de 30.000 a más de medio millón de marroquíes
en una década. Por entonces llegó Zapatero y aquel "genio" olvidado
llamado Jesús Caldera. Anhelaba Caldera la felicidad del gorrino en un charco y
se buscó su propio lodazal, el "papeles para todos", lo que a la
postre le costó el cese poco después.
En 2008, el
conseller catalán Josep Huguet y el presidente de la Cámara de Comercio de
Barcelona, Miquel Valls, cerraron el acuerdo con la Agencia para el Desarrollo
del Norte del Reino de Marruecos, por la que el sultán marroquí cedía cien
hectáreas cerca de Tánger para crear una "zona de aterrizaje" de
empresas catalanas. El paro aumentaba exponencialmente en Cataluña al tiempo
que sus políticos se ocupaban en deslocalizar empresas. El folleto de promoción
de la Zona Franca de Tánger ofrece ventajas como las siguientes: «Nivel de salarios interesante: Obrero no
especializado 0,87 euros/hora, obrero especializado 0,95; obrero experimentado
1,1 euros/hora». El coste salarial medio en España es de 1.600 euros, es
decir, ¡diez veces más! Fabricar en Marruecos baja los costes totales entre un
75% y un 80%. Así ha sucedido que empresas como Delphi en Cádiz cerró dejando a
1.500 trabajadores en la calle, al mismo tiempo que abrió fábrica en Tanger con
3.000 trabajadores. Así se instala la nueva factoría de Renault-Nissan en
Tánger, y el gobierno autónomo catalán junto con Anfac, la patronal española de
los fabricantes, hacen campaña animando a que las empresas de componentes se
vayan detrás. Las cien familias ganan dinero y a cambio los catalanes más
humildes se comen el marrón de los guetos, la falta de integración y que sus
hijos no puedan comer bocadillos de mortadela.
El resultado
es que desde octubre de 2007 el Departamento de Estado USA considera Cataluña
la sede europea del yihadismo y mantiene una oficina de espionaje en su
consulado de Barcelona. El entonces embajador en España, Eduardo Aguirre,
declaró que «Las autoridades españolas y
norteamericanas han identificado Cataluña como el mayor centro mediterráneo de
actividad de radicales islamistas (...) la alta inmigración, legal e ilegal,
del norte de África (Marruecos, Túnez y Argelia), así como de Pakistán y
Bangladés, hace de esta región un imán para reclutar terroristas». El
panorama lo componen más de 200 mezquitas y otros 200 oratorios, al menos 20
madrasas -escuelas de integrismo islámico- funcionando, y 10 células de Al
Qaeda detenidas. De Vilanova i la Geltrú (Barcelona) salió el terrorista
suicida que asesinó a 28 personas en Irak, 19 de ellos italianos, de una célula
compuesta por 15 marroquíes, tres españoles, un turco y un argelino. En el
barrio del Raval se gestó el mayor atentado contra civiles españoles desde el
11M, que muy posiblemente hubiera superado al madrileño puesto que el objetivo era
el Metro en hora punta.
La xenofobia
es una idea artificial creada por políticos profesionales. La gente, de manera
natural, no es xenófoba, todo lo contrario, y mucho menos los españoles. La
xenofobia se promueve desde el poder como forma de mantener conflictos que
siempre perjudican a los ciudadanos y favorecen al político profesional.
Tampoco tiene nada que ver con el racismo, de hecho en los grandes conflictos
racistas nunca hubo xenofobia, fueron contra los propios compatriotas, no
extranjeros (apartheid en Sudáfrica, segregación en USA, nazismo en Alemania).
¿Y cómo crea el poder ese "problema" de la xenofobia? Muy fácil,
bajando el umbral de la pobreza. Cuando el año pasado los españoles de Cataluña
comprueban que la mayoría de ayudas al alquiler (entre 2.000 y 3.000 euros/año)
son para ciudadanos marroquíes (1), obviamente se enfadan. Cuando surgen datos
como que hasta 9.000 marroquíes podrían estar cobrando unos 600 euros/mes (420
más personas a cargo), y ni siquiera viven en Cataluña sino que les basta con
tener cuenta en La Caixa, el resultado no es xenofobia sino legítima
indignación, y la culpa no es ni de los extranjeros ni de los nacionales, sino
de la casta política y la oligarquía financiera. A los políticos, con el
dinero, les pasa como con el cerdo, les gustan hasta los andares.
1) Ayudas al
alquiler Generalitat Catalana 29/12/2010 https://www.box.com/shared/nxmvhu4iag
Como siempre, no dejas puntada sin hilo. Enhorabuena.
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