Esencial, fundamental, es Sherlock Holmes de verdad. La gente normal no tiene archienemigos, Sherlock Holmes sí.
Con los personajes de Sir Arthur Conan Doyle pasa como con otros iconos, a menudo prostituidos en supuestos "homenajes" o actualizaciones lamentables. Normal que sus fans se revuelvan furiosos ante cada nuevo ataque (el último en los cines, donde Guy Ritchie, Robert Downey Jr y Jude Law insultan su memoria). El aficionado al detective del 221B de Baker Street es como los fans de Star Trek, un purista, un mitómano que disfruta con una base que debe seguir normas fijas, claves recurrentes, un gourmet que saborea el canon y evalúa cada vuelta de tuerca en función de su cumplimiento, o lo descarta como simple herejía. «Sherlock» es una actualización definitiva, como si Conan Doyle viviera entre nosotros y creara su personaje hoy en día. «Sherlock», la serie de la BBC, es innovadora, apasionante, revolucionaria... y canónica. Mi mejor recomendación para empezar 2012.
De hecho, Sherlock Holmes es el padre de Mister Spock, posteriormente desarrollado en diferentes vueltas de tuerca, desde Data hasta Siete de Nueve o el Doctor holográfico, junto a otros vulcanos como T'Pol y Tuvok. Sheldon Cooper, de Big Bang Theory, es, por supuesto, su reflejo cómico. Memorables fueron los homenajes de Star Trek en Elementary, Dear Data y otros, incluyendo polémica o leyenda urbana sobre los derechos de autor. Cuando Geordi LaForge pide a la holocámara crear un oponente capaz de derrotar a Data, la supercomputadora alumbra a... Moriarty, of course, para los episodios "Elementary, Dear Data" y "Ship in a Bottle".
El doctor Watson es el que cuenta sus aventuras al mundo, solo que esta vez Watson tiene un blog. Como el propio Sherlock, La ciencia de la deducción, mucho menos leído dado lo difícil que resulta seguir a un tipo que dedica estudios a los 140 tipos de cenizas de tabaco, que demuestra cómo la "inteligencia autista" de Asperger es una forma de genialidad, que se chuta nicotina o que se desfoga arponeando el cadáver de un cerdo. Es misógino, por supuesto, ni hetero ni homo ni nada... hasta que aparece La Mujer.
Tan complicado es el tipo que el New York Times le dedica un intento de diagnóstico. Sobre su Asperger y cómo influye en otros personajes, Lisa Sanders dice: Solo vean a Temperance Brennan de “Bones,” Adrian Monk de “Monk,” y, por supuesto, Gregory House de “House,” que presentan algunos síntomas Asperger y deben mucho a Sherlock Holmes.
Tras un espléndido primer episodio, presentación de los personajes, y un segundo que nos dejó in albis, la serie ataca una por una todas las tramas clásicas del detective. Capítulos de largo metraje, hora y media cada uno, en los que el espectador se va enfrentando a La Mujer, al perro de los Baskervilles, a las cataratas de Reichenbach en Suiza y a uno de los mejores Moriarti que hayan podido verse jamás. Consigue emocionar con geniales detalles y escenas inolvidables, el momento gorra de cazador, su audiencia desnudo en el palacio de Buckingham, la tensión sexual entre él y La Mujer.
Sherlock Holmes nació en un relato para la prensa diaria, "Estudio en escarlata", de 1887. Conan Doyle, que en realidad quería ser un escritor de historia costumbrista, no tuvo más remedio que continuar ante la petición de sus lectores. Lo hizo con "El signo de los cuatro" y ya no pudo parar. En 1893, el escritor harto de un personaje que se había comido a su autor, decidió matarlo en "El problema final", último de los 12 relatos que componen "Las memorias de Sherlock Holmes". "Tomo la pluma con tristeza para redactar estos pocos párrafos, que serán los últimos que yo dedicaré a dejar constancia de las singulares dotes que distinguieron a mi amigo el señor Sherlock Holmes", empieza el relato contado por el doctor Watson. Holmes y Moriarti caen al abismo suizo y desaparecen para siempre... o casi. Como pasaría un siglo después con la cancelación de Star Trek, las calles de Londres se llenaron de seguidores vestidos de luto, protestando ante el periódico. Crespones negros que llegaron a la mismísima familia real británica, que expresó su consternación. Respuesta negativa y aproximadamente 20.000 suscriptores se dieron de baja en el diario. La madre de Conan Doyle se puso de parte de los manifestantes pidiendo a su hijo que resucitara a Sherlock Holmes.
En 1903 Holmes vuelve de entre los muertos. Fue con "La aventura de la casa vacía", primero de los 13 relatos componentes de "El regreso de Sherlock Holmes". Por supuesto, Sherlock no estaba muerto, de hecho esos años perdidos fueron contados por otro escritor, Nicholas Meyer, en "El ángel de la música", que también lo hizo analizar por Sigmund Freud en "Solución al siete por ciento". La saga continua por mano de infinidad de autores, como Stephen King, Michael Moorcock, Anne Perry, Barbara Hambly, Tanith Lee o Neil Gaiman ("The Improbable Adventures of Sherlock Holmes") y otros muchos libros todavía inéditos en español.
«Sherlock» es Steven Moffat, el sucesor de Russell T Davies al frente de Doctor Who, y Mark Gatiss, es Steve Thompson, que firmó "The Curse of the Black Spot" del Doctor y hace aquí los episodios 2 y 6, este último, Reichenbach Fall, una obra maestra. «Sherlock» es BBC, y BBC es el espejo en que cualquier televisión debería mirarse. No lo duden, los seis episodios de hora y media cada uno, en español, hoy es viernes y tienen por delante un largo fin de semana, sumérjanse en el 221B de Baker Street y no se arrepentirán.
Con los personajes de Sir Arthur Conan Doyle pasa como con otros iconos, a menudo prostituidos en supuestos "homenajes" o actualizaciones lamentables. Normal que sus fans se revuelvan furiosos ante cada nuevo ataque (el último en los cines, donde Guy Ritchie, Robert Downey Jr y Jude Law insultan su memoria). El aficionado al detective del 221B de Baker Street es como los fans de Star Trek, un purista, un mitómano que disfruta con una base que debe seguir normas fijas, claves recurrentes, un gourmet que saborea el canon y evalúa cada vuelta de tuerca en función de su cumplimiento, o lo descarta como simple herejía. «Sherlock» es una actualización definitiva, como si Conan Doyle viviera entre nosotros y creara su personaje hoy en día. «Sherlock», la serie de la BBC, es innovadora, apasionante, revolucionaria... y canónica. Mi mejor recomendación para empezar 2012.
De hecho, Sherlock Holmes es el padre de Mister Spock, posteriormente desarrollado en diferentes vueltas de tuerca, desde Data hasta Siete de Nueve o el Doctor holográfico, junto a otros vulcanos como T'Pol y Tuvok. Sheldon Cooper, de Big Bang Theory, es, por supuesto, su reflejo cómico. Memorables fueron los homenajes de Star Trek en Elementary, Dear Data y otros, incluyendo polémica o leyenda urbana sobre los derechos de autor. Cuando Geordi LaForge pide a la holocámara crear un oponente capaz de derrotar a Data, la supercomputadora alumbra a... Moriarty, of course, para los episodios "Elementary, Dear Data" y "Ship in a Bottle".
El doctor Watson es el que cuenta sus aventuras al mundo, solo que esta vez Watson tiene un blog. Como el propio Sherlock, La ciencia de la deducción, mucho menos leído dado lo difícil que resulta seguir a un tipo que dedica estudios a los 140 tipos de cenizas de tabaco, que demuestra cómo la "inteligencia autista" de Asperger es una forma de genialidad, que se chuta nicotina o que se desfoga arponeando el cadáver de un cerdo. Es misógino, por supuesto, ni hetero ni homo ni nada... hasta que aparece La Mujer.
Tan complicado es el tipo que el New York Times le dedica un intento de diagnóstico. Sobre su Asperger y cómo influye en otros personajes, Lisa Sanders dice: Solo vean a Temperance Brennan de “Bones,” Adrian Monk de “Monk,” y, por supuesto, Gregory House de “House,” que presentan algunos síntomas Asperger y deben mucho a Sherlock Holmes.
Tras un espléndido primer episodio, presentación de los personajes, y un segundo que nos dejó in albis, la serie ataca una por una todas las tramas clásicas del detective. Capítulos de largo metraje, hora y media cada uno, en los que el espectador se va enfrentando a La Mujer, al perro de los Baskervilles, a las cataratas de Reichenbach en Suiza y a uno de los mejores Moriarti que hayan podido verse jamás. Consigue emocionar con geniales detalles y escenas inolvidables, el momento gorra de cazador, su audiencia desnudo en el palacio de Buckingham, la tensión sexual entre él y La Mujer.
Sherlock Holmes nació en un relato para la prensa diaria, "Estudio en escarlata", de 1887. Conan Doyle, que en realidad quería ser un escritor de historia costumbrista, no tuvo más remedio que continuar ante la petición de sus lectores. Lo hizo con "El signo de los cuatro" y ya no pudo parar. En 1893, el escritor harto de un personaje que se había comido a su autor, decidió matarlo en "El problema final", último de los 12 relatos que componen "Las memorias de Sherlock Holmes". "Tomo la pluma con tristeza para redactar estos pocos párrafos, que serán los últimos que yo dedicaré a dejar constancia de las singulares dotes que distinguieron a mi amigo el señor Sherlock Holmes", empieza el relato contado por el doctor Watson. Holmes y Moriarti caen al abismo suizo y desaparecen para siempre... o casi. Como pasaría un siglo después con la cancelación de Star Trek, las calles de Londres se llenaron de seguidores vestidos de luto, protestando ante el periódico. Crespones negros que llegaron a la mismísima familia real británica, que expresó su consternación. Respuesta negativa y aproximadamente 20.000 suscriptores se dieron de baja en el diario. La madre de Conan Doyle se puso de parte de los manifestantes pidiendo a su hijo que resucitara a Sherlock Holmes.
En 1903 Holmes vuelve de entre los muertos. Fue con "La aventura de la casa vacía", primero de los 13 relatos componentes de "El regreso de Sherlock Holmes". Por supuesto, Sherlock no estaba muerto, de hecho esos años perdidos fueron contados por otro escritor, Nicholas Meyer, en "El ángel de la música", que también lo hizo analizar por Sigmund Freud en "Solución al siete por ciento". La saga continua por mano de infinidad de autores, como Stephen King, Michael Moorcock, Anne Perry, Barbara Hambly, Tanith Lee o Neil Gaiman ("The Improbable Adventures of Sherlock Holmes") y otros muchos libros todavía inéditos en español.
«Sherlock» es Steven Moffat, el sucesor de Russell T Davies al frente de Doctor Who, y Mark Gatiss, es Steve Thompson, que firmó "The Curse of the Black Spot" del Doctor y hace aquí los episodios 2 y 6, este último, Reichenbach Fall, una obra maestra. «Sherlock» es BBC, y BBC es el espejo en que cualquier televisión debería mirarse. No lo duden, los seis episodios de hora y media cada uno, en español, hoy es viernes y tienen por delante un largo fin de semana, sumérjanse en el 221B de Baker Street y no se arrepentirán.
Buen articulo, estoy de acuerdo en muchas cosas,menos en lo de Moriarty. Cuando lo veo no puedo mas que reirme de lo patetico que se me hace, en vez de sentir el pavor que deberia ante tal personaje.
ResponderEliminarSin duda,la presencia del señor Jared Harris en "Juego de Sombras" es realmente sobrecogedora, digno nemesis de Holmes.
La representacion de Andrew Scott me recuerda mas a Joker. El papel del profesor le queda grande.
Sí, parece que hay división de opiniones respecto a Moriarti. Quizá se le ve demasiado joven. A mí, de tan loco y perverso me da miedo.
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