viernes, 29 de octubre de 2010

Hispania, la leyenda (del Jabato)

Ana de Armas con el romano pillín

Hay varias maneras de afrontar una histórica. Con presupuesto, haciendo una obra maestra (ROMA, de John Milius); sin presupuesto, haciendo una obra maestra (Yo, Claudio); con presupuesto medio, haciendo un gran entretenimiento (Spartacus o Águila Roja); o con desfile de modelos incluido, haciendo una maravilla (para esto hay que ser inglés y trabajar en la BBC, como Los Tudor).

Soy un adicto a las series. Uno más. El seriéfilo no es de esos que andan buscando el truco del mago, a ver si lo pillan. Todo lo contrario. Siempre se concede el beneficio de la duda. Además, entre las históricas se echa de menos algo de producción española, con fundamento, lo que otorga una buena predisposición. No importa que un guión sea delirante, o que los anacronismos y errores históricos clamen al cielo: lo importante es la coherencia del guión. Si los actores se lo creen, bien dirigidos, con diálogos justos, y crecen en un universo coherente, la historia funcionará. Uno pone todo de su parte para creerse las historias, para encontrar grandes personajes y dejarse atrapar por distintas tramas en arcos narrativos de un capítulo o de varias temporadas.


El Jabato y Taurus cabalgan contra Roma

En Hispania tenemos un buen punto de partida y poco más. Al cuarto de hora ya nos habían convertido a Viriato en el Jabato, acompañado de su fiel Taurus y un niñato como el del Capitán Trueno, Crispín, en versión Maki Navaja. Curro Jiménez si lo prefieren, con el Algarrobo y el Estudiante hablando como Belén Esteban. Un grupito de pastores metrosexuales con la cara lavada y viviendo en su arcadia feliz, de chozas todas iguales, limpísimas, como el pueblo de Astérix pero todo ordenadito. Como jefe de los hispanos un cretino gritando ¡paz! ¡por la paz! igual que Zetapé hablando en la ONU (no sé si el viejo se percata de que, para entonces, les habían robado sus tierras, secuestrado a sus mujeres y arrasado sus casas… paz). Los peligrosos lusitanos aparecen cual borreguitos de nórit cantando entre risas mientras van al matadero. Desfile de modelos hispanas buenorras, ni una fea, y medio en pelotas por si las dudas, con unos romanos de risa y los celtíberos más tontos del mundo, para darles de comer aparte. Lo del niñato Crispín fue un bochorno, de vergüenza ajena, Juanjo Ballesta (conocido por El bola) con su acento cheli de Parla. Que le atraviesen el cuerpo con una flecha y se cure por el morro es lo de menos, lo de más es que no sepa vocalizar, ni hablar sin que parezca de fiesta en la disco del polígono. Cuando chilla histérico nos preguntamos por qué Galba no lo ha crucificado. Eso de llamar Paulo a un lusitano del 150 aC será otra genialidad del documentalista, en fin, así que lo he rebautizado Crispín.

El elenco, aparte Crispín y el viejo que grita ¡paz!, está correcto. Solventes Lluis Homar (Galba), que clava los personajes de malo, y Roberto Enríquez. Algunas amigas me han recordado que Enríquez es, además, el curita cañón que se cepillaba a La Señora. Un desconocido Hovik Keuchkerian hace de Sandro, "bruto pero noble y sincero, el mejor amigo de Viriato, su físico fuerte contrasta con su buen corazón", dicen en la página web. O sea, Goliat, o Taurus, o el Algarrobo. Buen fichaje este tipo impresionante. Alfonso Bassave (Darío) y Jesús Olmedo (oficial Marco) están bien, como Manuela Vellés (Helena) y la abnegada esposa Luz Valdenebro (Bárbara), o la romana estupenda, Nathalie Poza (Claudia, como la novia del Jabato) y su esclava Ángela Cremonte (Sabina). Creo que la única que no salió en pelotas fue la novia de Viriato. Cosas de la paridad y el género, será por eso que se cargaron a Bibiana Aído.

Concurso camiseta mojada a la romana
Mención aparte merece el concurso “stola mojada”, con túnica en vez de camiseta, y Ana de Armas, rotunda, mostrando las virtudes que la adornan (más de dos) y poniendo burraco al personal. Fue sin duda “la escena”. Colgada del techo, azotada por el cruel romano (qué pillín) y empapada por el providencial cubo de agua. Debe ser pecado, digo yo, lo bien que le sientan trapitos de esclava y uniforme de colegiala. La niña tiene ese aire de vecinita de al lado, o novia que nos echamos a los diecisiete, que durante años representó Maribel Verdú. Sería conveniente que también le copie la dicción a la Verdú, que no se le peguen las maneras de Juanjo Ballesta y se fije en buenas actrices jóvenes que saben vocalizar, como por ejemplo Manuela Velasco. El segundo episodio fue un “perseguida hasta el catre” sin catre, y Lluis Homar -piratón- sin consumar el acto. Si algunos adolescentes se enganchan a la serie por las armas de Ana, estupendo, y si les da por bucear en la Historia y saber un poco más de nuestro pasado, mejor, ¿qué más se puede pedir?

Cosas que llaman la atención

Caballos con estribos… ¿en el s.II aC? Aceptamos pulpo.
Que los íberos se llamen Paulo, Sandro, Nerea, Helena y Darío es para revolcarse por el suelo. Será el síndrome del Jabato, claro que estos son al menos 150 años anteriores a los de Victor Mora, que ya eran cristianos. Como ejemplo, que no era tan complicado, los consejeros de Viriato que le traicionaron se llamaban Audax, Ditalcón y Minuro; Ascolpas era suegro del caudillo, al que éste hizo matar; el que inició las Guerras Lusitanas fue el hispano Púnico, que hizo una escabechina de 5.000 romanos entre el Guadiana y el Guadalquivir, el 154 aC, y si quieren irse más atrás, en tiempos de Viriato ya eran míticos los ilergetes Indíbil y Mandonio. Nombres hay a patadas. De mujer: Nisunin, Aretaunin, Canine, Daleninar, Edereta, Himilce (que fue la esposa de Aníbal), o célticos como Kara, Nunn y Amia. De hombre: Gárgoris y Habis, los legendarios reyes de Tartesos, Alucio (príncipe celtíbero), Bilisteges (caudillo ilergete), Ultidicán, Orisón (rey de los oretanos) o el rey íbero Korbis.
El pretor Galba era un tipo malvado y traicionero, pero ¿sacarles los ojos a unos legionarios por haber visto a su esposa con una manta? Por menos que eso los romanos degollaron emperadores.
El ataque de los legionarios en formación fue penoso, y no es cuestión de medios, bastaba con fijarse en los clásicos.
Se echa de menos la vivencia trascendente de los celtíberos. Eran un pueblo muy religioso, con supersticiones y ritos sangrientos. No son creíbles las pilas de cadáveres incinerados sin atisbo de rito religioso, sin imprecaciones a los dioses. Los guionistas tienen donde fantasear y siempre queda bien una especie de Merlín degollando corderos. O una sacerdotisa, que para eso la Dama de Elche era abuela de aquellos hispanos.
Fallos de racor bastante absurdos. El oficial romano degüella a un tipo llenándose la cara con salpicaduras de sangre. Se gira y… ¡limpio como una patena!
Los diálogos deben ser obra de algún infiltrado de la competencia. Tan malos no pueden ser casualidad. Y es que no toda la culpa puede atribuirse al bola Crispín, que también, porque hace falta dirección de actores y una base sólida en las conversaciones. Al pretor Galba llegan a hacerle decir: “ese sí que se lo montaba bien”… ossea colega, qué passa contigo tronco.

Terror Romanorum en Zamora
Producción

El efecto sangre que quiere imitar a Spartacus Blood and Sand… ¿era tan difícil de hacer bien? ¿se puede hacer tan mal? Sí, se puede, véanlo en Hispania.
El poblado hispano brilla más que lavado con perlán. Ordenado como un parque temático. Es el complejo Star Trek de los sesentas (o de Star Gate de principio a fin), cuando un planeta nuevo se limitaba a media docena de tíos más o menos medievales y cuatro chozas siempre las mismas. Sobre esto, desde que Ridley Scott pintó la Nostromo como un lugar vivido, sucio y desastrado, no quedan dudas de lo que es realismo: lo contrario de Hispania.
La fotografía es buena, a veces muy buena… ¿¡pero qué les pasa con la luz!? No solo en Hispania, prácticamente cualquier serie española está iluminada como una sitcom en Torremolinos. Oiga, no hace falta meter el foco a tope en todo, y la fotografía puede tener factura cinematográfica sin que parezca una postal.

Críticas sin fundamento

Se quejan en algunos foros de que utilicen la palabra “imperio”. La frase de inicio dice “un pueblo que se alzó contra un imperio”. Ciertamente estamos muy lejos aún de la época imperial, pero no cabe duda de que en el siglo II hablamos de un imperio. A partir de la Segunda Guerra Púnica la República de Roma se lanza a una política de imperialismo sin miramientos. Desde la destrucción de Sagunto y la declaración de guerra el año 218 aC hasta su final en el 201 aC, se gesta lo que será una política imperialista que ya no tendrá enfrente un Aníbal para impedirlo, y ese es el contexto de Hispania.
Todos hablan la misma lengua. De acuerdo, se podía recurrir a los intérpretes y hacer que la lengua extranjera fuese el latín, lo que no dejaría de pintar paradójico en un país donde nos esforzamos por encontrar diferencias ridículas según hablemos el latín con un acento u otro (que eso son castellano, catalán o portugués). La solución de obviar el idioma me parece acertada. Era eso o hacer una de Mel Gibson.
Al hilo de lo anterior, algunos hacen alarde de su ignorancia quejándose porque Viriato es el héroe nacional de Portugal. Efectivamente, lo es, y también del resto de Hispania. Porque Portugal es tan Hispania como Lérida o Sevilla, y porque Viriato nunca pidió empadronarse en Extremadura o Portalegre. Solo faltaba que metiéramos el Estado autonómico, multicultural y demás plurales chorradas en la vida de Viriato. De hecho reclaman su lugar de nacimiento los de Torrefrades, Zamora, que en su bandera recuerdan las 8 victorias de Viriato con 8 franjas rojas. Incluso se puede visitar su casa.


Muerte de Viriato, José Madrazo, Museo del Prado
El marco histórico
La historia es bien conocida. Sí, existió Viriato, Terror Romanorum, ese que retrata el cuadro del Museo del Prado, de José Madrazo, con el caudillo traicionado y asesinado. Aunque conocemos su trayectoria y buena parte de su entorno humano, el personaje tiene la ventaja de mantenerse abierto a la especulación. ¿Por qué no situarlo visitando a los héroes de Numancia a partir del 153 aC? Sabemos, por ejemplo, que el 146 llegó a Cuenca, conquistando Segóbriga.Sí, existió un pérfido pretor de la Hispania Ulterior, Galba. Vergüenza de Roma, firmó un tratado que no respetó, y fue juzgado por ello un año después, el 149 aC, aunque se salvó por su posición y su magnífica oratoria. Un adelantado a su tiempo, era como cualquier político profesional de la Hispania actual. Ciceron lo cuenta entre los grandes oradores, en “Bruto o de los ilustres oradores”:
"A todos los de su tiempo se aventajó sin controversia Servio Galba, que fue el primero de los latinos en lograr todos los efectos oratorios, el primero en atender al ornato del discurso, en deleitar los ánimos, en conmover, en amplificar, en excitar las pasiones y en usar de los lugares comunes. Pero no sé por qué fatalidad los discursos suyos que hoy tenemos son más áridos y tienen más aire de antigüedad que los de Lelio, los de Escipion o los del mismo Caton: por eso están casi olvidados".


La fatalidad que no quiere saber Cicerón es que Galba traicionó la esencia de Roma y a un adversario dignísimo de guerreros temibles. Lo cuentan historiadores como Apiano, que destaca su carácter tacaño, sin escrúpulos y perjuro, Tito Livio, o incluso Suetonio, que lo nombra como primer antepasado del emperador Galba:
"El ex cónsul Servio Galba, el hombre más elocuente de sus tiempos, quien dicen que cuando gobernaba Hispania, después de su pretura, provocó la guerra de Viriato por haber acuchillado a traición a treinta mil lusitanos".

La guerra era feroz en la zona a caballo entre las actuales Andalucía y Extremadura, con inmensas pérdidas en el campo romano comandado por Galba. Tras huir a sus cuarteles de invierno, el 150 aC el pretor decidió arrasar Lusitania, que estaba sujeta al tratado de amistad con el anterior pretor. Los embajadores hispanos de Lusitania acudieron a Galba reclamando el cumplimiento del pacto. Galba aceptó aparentemente y concedió que, bajo su protección, se realizarían asentamientos en tierras de cultivo. Unos 30.000 lusitanos acudieron. 30.000 guerreros con muchos años de lucha a las espaldas fueron instalados en 3 campamentos. Galba exigió que entregaran sus armas en señal de amistad, lo que hicieron. El pérfido Galba rodeó entonces a los hispanos y ordenó el ataque: un tercio fueron pasados a cuchillo y los otros dos tercios capturados y vendidos como esclavos. Apenas un pequeño grupo logró escapar, entre ellos estaba Viriato.
Solo un año después, el tribuno de la plebe le metió un pleito por aquellos hechos que a punto estuvo de acabar con Galba, y los veinte mil esclavos vendidos fueron rescatados. Personajes históricos de gran trascendencia podrían sumarse al relato, como el muy anciano Catón el Censor, que lo puso de vuelta y media por tal indignidad, según cuenta Cicerón en “Bruto o de los ilustres oradores”:
"Habiendo pronunciado ante el pueblo el mismo año de su muerte una tremenda inventiva contra Servio Galba, la cual conservamos hoy escrita"




Una nota al margen. El coordinador de guión se hace preguntas como la siguiente:
¿Es factible no reírse de ciertas argumentaciones foreras que aseguran que escondemos obscuras intenciones políticas? (Franquistas, al parecer).
Solo plantear semejante memez nos da la respuesta de por qué Viriato terminó traicionado y asesinado por los suyos. Si hacemos una serie sobre la resistencia indígena ante la conquista española de América, lloverán aplausos por lo multicultural y progresista del proyecto; si planteamos la resistencia indígena ante la conquista romana de Hispania, te llaman franquista. Una nación tan llena de absurdos complejos no merece sobrevivir, no sé cómo hemos llegado hasta aquí… seguramente por tipos como el gran Viriato. Y por Roma. Cuando los traidores que le asesinaron mientras dormía fueron a cobrar su recompensa del cónsul Servilio Cepión, el romano les contestó: “Roma traditoribus non premia” (Roma no paga a traidores). Había nacido una leyenda que duraría para siempre. Trasladaron sus restos a la Ciudad Encantada de Cuenca, y allí, sobre el mágico Tormo Alto, fue incinerado. Mezclaron las cenizas del caudillo con las de su esposa, y las esparcieron por la montaña, hasta hoy.



Grandes dotes interpretativas...
El añorado Juan Antonio Cebrián rindió homenaje al caudillo hispano en la Rosa de los Vientos. Media hora que se puede oír o descargar en Internet. Interesante también las obras del Padre Mariana, el tercer tomo de la “Mitología y mitos de la Hispania prerromana”, o la “Breve historia de los celtas”, con Viriato, Vercingetorix y Boudicca.




Resumiendo, buen intento que no me atrevo a condenar. Al menos hay voluntad de hacer algo digno. Demasiadas veces hemos visto truños que van mejorando a medida que avanza la temporada, así que quizás tenga una oportunidad con el gran público, aunque defraude a los gourmets de series. Por mi parte, si me prometen fustigar otra vez a Ana de Armas, intentaré ver el próximo capítulo. Eso y que maten al niñato Crispín, por caridad.

1 comentario:

  1. habéis visto en el trailer cómo levantan el tablón de la puerta? Un tío con una mano!!! Un tablón travesero que tenía que cerrar el portón de la fortaleza y que debería aguantar envistes... de madera de balsa?!?!? Te saca de la película!!! Esa producción de las pelis españolas... esta escuela nuestra no defrauda.

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