Como cada año, al acercarse el verano, los Guardianes de la Revolución Islámica y las milicias paramilitares de los “basiyies” inician su “plan para la lucha contra el mal velo“. Una brutal persecución de mujeres que agobiadas por el calor de la meseta irania osan ponerse pañuelos más pequeños de los que exige Alá. O pantalones vaqueros, faldas cortas, maquillaje, o que, en el colmo de la desvergüenza, dejan ver sus libidinosos cuellos. Por su bien y porque Alá lo manda les propinarán una buena paliza con látigo, pues como indican los piadosos iraníes, el 85% de los casos de agresión contra las mujeres se deben a que éstas “no usan el velo como es debido“. Y es que van provocando…
Equivocarse es uno de los pequeños placeres que reserva la opinología predictiva. Hace cuatro días, este afamado gurú y profeta que suscribe, la metió hasta el corvejón asegurando que el Estado en pleno cedería, poniéndose culo en pompa ante el desafío del velo. No es pesimismo, sólo escepticismo antropológico. Me equivoqué. La única que esta vez sí tenía institucionalmente algo que decir, Bibiana Aído, miembro del gobierno y ser vivo donde los haya, dicen que anda con el preso número nueve instruyendo un proceso por crímenes contra la Humanidad a los Hermanos Grimm y Walt Disney.
“Llevo el pañuelo porque me gusta, por sumisión a mi Dios“, dice la adolescente madrileña, lo que no deja de ser curioso por varias razones. “Mi” dios, no Dios, el Dios de cualquier creyente, sino un dios, el suyo. Evidentemente lo que quiere decir no es eso, y lo que trasluce es la “sumisión a mi amo“, sea este familiar varón o clérigo, sumisión de la mujer al hombre. Este sometimiento de la mujer al varón en todos los ámbitos de la vida no deja lugar a dudas en el islamismo. El propio Corán lo dice bien claro, y el Corán no es un libro inspirado, sino descendido, no es obra de hombres místicos, sino increado con copia exacta en el cielo, en árabe, y no admite interpretaciones desde que se cerró tal posibilidad en 1.111 dC:
“Los hombres tienen autoridad sobre las mujeres porque Alá los ha hecho superiores a ellas” “Las mujeres virtuosas son las verdaderamente devotas, que guardan la intimidad que Alá ha ordenado que se guarde. Pero a aquellas cuya animadversión temáis, amonestadlas, y luego dejadlas solas en el lecho; luego pegadles” (Corán, 4: 34).
En el Hadiz Hasan Sahih hay un par de consejos de Mahoma sobre el trato a las mujeres, relatados por At-Tirmidi:
De Amrin Ibn Al Ahuas… que: “Oyó al Profeta… decir: ‘Os aconsejo en el bien acerca de las mujeres. Pues ellas no son sino vuestras cautivas. No poseéis nada de ellas excepto el goce y la preservación del honor y de la riqueza. Y si han incurrido claramente en falta grave, separaos de ellas en los lechos y pegadles, pero sin brusquedad. Y si se mantienen rectamente no las molestéis ni las dañéis. ¿Acaso no tenéis derechos sobre vuestras mujeres? ¿Acaso no tienen vuestras mujeres derechos sobre vosotros? En cuanto a vuestros derechos sobre ellas están el de no dejarlas a solas con quien no deseáis y el de no permitir la entrada a vuestras casas a quien no deseáis. Y en cuanto a sus derechos sobre vosotros está el de gastar en vestidos para ellas y alimentos’.”
De Abu Huraira… que dijo el Profeta…:”Si tuviera que ordenar a alguien postrarse ante otro, ordenaría a la mujer postrarse ante su marido.”
Todo esto lo sabe el padre de la niña, marroquí nacionalizado español, presidente del Centro Cultural Islámico de Pozuelo y de la asociación musulmana que regenta la mezquita de Al Gohfran. Como también sabe lo que dice la sura llamada de los Partidos:
“¡Profeta! Di a tus esposas, a tus hijas, a las mujeres de los creyentes, que se ciñan los velos. Ése es el modo más sencillo de que sean reconocidas y no sean molestadas” (33,59).
Porque una hija de piadosos y buenos musulmanes desposará a aquel que sea elegido por el padre. Si tiene suerte no la casarán con un vejestorio adinerado, ni será mutilada. Si tiene suerte. Así que cuando cualquier niña musulmana llega a la pubertad es rápidamente cubierta como un guerrero ninja, no vaya a ser que se le ocurra enamorarse, o que se posen sobre su cuello virginal las lúbricas miradas de algún infiel.
Miles de adolescentes vendidas, miles de mujeres sin nariz ni orejas, con ácido en la cara, cientos de miles mutiladas en sus genitales, millones enterradas en vida. Menos mal que el Movimiento Laico Progresista apoya al instituto de Pozuelo. En un comunicado muy duro, las entidades laicas y progresistas han dicho que “es urgente legislar desde una perspectiva laica y eliminar los privilegios de la Iglesia católica“. Valientes, que son unos valientes.
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