Donde nadie ha llegado antes

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"Te reto a que seas mejor: alístate en la Flota Estelar".

La frase podría resumir el espíritu de Star Trek, puesto que si algo define la saga es el eterno viaje por ser mejor persona en un mundo donde no hay razas ni naciones, y ha dejado de existir la discriminación por cualquier causa. El universo trekkie habla de esperanza, de un futuro mejor para la humanidad. La Enterprise no sale a combatir (horror) como en algún remedo de western espacial (sí, la innombrable), su propósito es explorar extraños y nuevos mundos, buscar nuevas formas de vida y nuevas civilizaciones, viajando audazmente a donde nadie ha llegado antes.
Star Trek habla de nosotros y nos critica para hacernos mejores. Tiene ese tono de épica grandilocuente, algo naif, tan necesario en los tiempos que corren. La utopía Trek es posible y no es cuestión de efectos especiales, que para eso hay petardos como Lobezno, ni de ponerse intelectualoides en bodrios como Los abrazos rotos. Es otra cosa, una especie de Gran Torino galáctico. Mejor no hagamos comparaciones. Como dijo Barack Obama (que ya ha tenido su pase privado en la Casa Blanca): "I grew up on 'Star Trek'. I believe in the 'final frontier".

Fueron tiempos convulsos. El 8 de septiembre de 1966 la cadena norteamericana NBC estrenaba Star Trek. En febrero de 1968 se autoriza la enseñanza del euskera en las escuelas públicas de San Sebastián (al año en Navarra), mes y medio después asesinan a Martin Luther King y en Vietnam 500 civiles son masacrados en la Matanza de My Lai. El Premio Hugo se lo llevaría ex-equo un ecologista militante en su única gran novela, la obra maestra Dune, de Frank Herbert. El Hugo del 67 fue para uno de los tres maestros de la Edad de Oro, Robert A. Heinlein, por "La Luna es una cruel amante", la lucha de la Luna por independizarse de la Tierra buscando la sociedad sin Estado, con pactos entre individuos libres como únicas leyes. En 1968 Roger Zelazny se lleva el Hugo por "El señor de la luz", una maravilla poética que aborda la crítica social desde un punto de vista aparentemente religioso que esconde en realidad la Ley de Clarke: si la tecnología es lo suficientemente avanzada, es indistinguible de la magia.

El 22 de noviembre de 1968, con la Primavera de Praga aniquilada, los estudiantes destripando adoquines en París y la guerra fría en su momento álgido, NBC emitía Plato's Stepchildren (los hijastros de Platón), episodio 12 de la 3ª temporada de Star Trek TOS. El Capitán Kirk y la Teniente Uhura provocaban un gran escándalo dándose el primer beso de tornillo interracial en la historia de la ficción televisiva. Luther King, que era un gran fan de Star Trek, había hecho cambiar de opinión a Nichelle Nichols cuando quiso dejar su papel de Uhura el primer año diciéndole: "no puedes darte por vencida". Sólo siete años antes Rosa Parks entraba en prisión por no ceder su asiento del autobús. En los estados sureños las protestas fueron tan fuertes que consiguieron impedir la emisión, con lo que por primera vez una legión de futuros trekkies salieron a la calle. El 3 de junio de 1969 se pudo ver el último episodio de la serie original, Turnabout Intruder (La intrusa traidora), donde Kirk se convierte en transexual intercambiando su cuerpo con una mujer, Paramount daba por cerrada la producción y nacía la leyenda.

La oficial Uhura (Nichelle Nichols) pasó diez años en la NASA reclutando astronautas entre minorías, consiguiendo el éxito con el primer astronauta negro y la primera mujer. Nichols voló a bordo del observatorio C-141 de la NASA analizando las atmósferas de Marte y Saturno. Fue la primera actriz negra que dejó sus huellas en el Paseo de la Fama de Hollywood. En su autobiografía, Beyond Uhura, Star Trek and Other Memories, Uhura transcribe la carta que recibió de un blanco sureño: "Me opongo totalmente a la mezcla de razas. Sin embargo, en cualquier momento que un muchacho americano con sangre en las venas como el capitán Kirk consigue a una dama hermosa en sus brazos que se parezca a Uhura, no debería dejarla ir". Uhura es una mujer muy guapa, pero a mayor abundamiento estaban sus minifaldas vertiginosas y la suave voz de cantante de jazz, no menos interesantes que la estética pecho lobo del capitán.
El señor Spock es un mestizo y Leonard Nimoy un artista del Renacimiento. Poeta, guionista, gran fotógrafo, ecologista y pacifista dirigió la de las ballenas, en una campaña que llevó su lucha más lejos que Greenpeace. Leonard Nimoy es la Ciencia Ficción encarnada. Por contrato el nuevo Señor Spock, Zachary Quinto, debía contar con la aprobación de Nimoy. El doctor McCoy (DeForest Kelley) era también poeta y los fans le adoraban cuando leía en convenciones trekkies sus poemas galácticos. Chekov (Walter Koenig), de origen lituano, encarnaba a un oficial ruso en plena guerra fría para espanto de muchos, y encima con peinado The Monkeys (para espanto de todos). Sulu (George Takei), de origen japonés, sufrió con su familia el internamiento en distintos campos tras Pearl Harbour. Activista político es además un hombre homosexual felizmente casado. Los restos de Scotty (James Doohan) descansan en el espacio, flotando en una urna que a veces se encuentra con la de Roddenberry. Scotty fue un héroe de guerra el Día D en la playa de Juno, y por si fuera poco inventó el idioma klingon. James Tiberius Kirk es, simplemente, el capitán Kirk de la nave estelar Enterprise, ¿se puede pedir más?

Las aportaciones de Star Trek al mundo real son incontables, empezando por la primera escena del episodio uno cuando se escuchó aquello de "Capitan´s Log", reinventando lo que hoy llamamos Blog, o su anticipación desde el episodio piloto de los actuales teléfonos móviles con tapa.
Sólo nos faltaba por ver al expresidente del gobierno vasco usurpando la imagen de Mister Spock antes de la "operación atomarporkuloak". Una herejía. Aquello fue peor que cuando Nimoy se empeñó en que el vulcaniano muriera sacrificándose. De paso que finiquitaba su vida política ofendía a millones de trekkies y liberales. Si algo representa Spock es justamente los valores opuestos a las fronteras, al nacionalismo pueblerino, a la emotividad histérica, al etnicismo esotérico y al racismo. Trek es todo lo que une explorando audazmente hasta donde nadie ha llegado antes. El último episodio de Nuevas Generaciones se llamó All good things, porque las hay y muchas, y hasta los más corrosivos de Family Dad acuden a las convenciones para celebrarlas.

"Espacio, la última frontera. Estos son los viajes de la nave estelar Enterprise en su (continua) misión [de 5 años:] (de) explorar extraños y nuevos mundos, buscar nuevas formas de vida y nuevas civilizaciones, viajando audazmente a donde (nadie) [ningún hombre] ha llegado antes".

Ni la frase de presentación se salvó de los cambios. No sólo aquello de "cinco años", sino la expresión "no man". Porque los trekies inventaron lo que con el tiempo degeneraría en otra ideología del poder dominante, un apaño de corrección política progre, con la pequeña diferencia que ellos eran así en los sesenta, cuando costaba.
Vale que Star Trek es grandilocuente, que a veces se ponen excesivamente solemnes y que el buen rollito amable manda, pero es que son Star Trek. Requiere complicidad y mirada de niño.
En el capítulo 18x16 de Los Simpson, la familia pierde sus fotos en un incendio y deciden recrear esos momentos... como cuando se juntaron con los amigos para ver el último capítulo de Star Trek Voyager:

Carl: Oh, vaya... pense que era lo suficientemente fuerte para pasar por esto otra vez pero... ¡no lo soy! (se echa a llorar)
Homer: Ah, Capitana Janeway, cumpliste tu misión de llegar a casa ¡demasiado prontoooo!

Clama al cielo Homero por el final de la Odisea y la aventura de Ulises-Janeway, pero no hay problema, cuando una tripulación arriba a puerto siempre hay otra para viajar más lejos, mejor, hasta alcanzar esos lugares donde nadie ha podido llegar jamás.

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