He oído a Resines quejarse amargamente por "el odio que sienten algunos hacia el cine español" a cuenta de no sé qué críticas a Penélope y su Oscar. Luego comparaba un Oscar con el premio Nobel y afirmaba que los Goya eran otra suerte de oráculo máximo.
Críticas a Pé no he visto ninguna, si acaso a "Viki, Cristina, Barcelona" que sí es un petardo en las antípodas del gran Allen.
Penélope Cruz es lo mejorcito del producto nacional pata negra. Enamora, emociona siempre y tiene momentos que estarán en el imaginario colectivo, desde las tetas con sabor a tortilla de patata hasta hacernos llorar cantando Volver. Una de las mejores actrices de cine que ha dado España, junto a Carmen Maura o Conchita Velasco.
Resines es un tipo que cae bien, serio en su trabajo y simpático. Como cómico, Resines es un tío que borda los papeles de... Resines, una especie de landismo posmoderno. Los experimentos con gaseosa no le salen porque Resines no actúa, hace de Resines y lo hace mejor que nadie. Una lástima, como dejó claro en La Buena Estrella. Se inventó, o le inventaron, en la estupenda Opera Prima que abrió los ochenta y santificó la cultureta junto a Oscar Ladoire, el peor "actor" de la historia. Lo malo es que han pasado casi 30 años y lo que El País calificaba entonces como "de una frescura irreverente" hoy se sigue repitiendo sin gracia en cada comedia y cada sitcom española, donde reinan la aburridísima carcunda y el mal gusto. Aún es peor cuando se nos ponen coñazo trascendentes e intentan dormirnos con soporíferas guerras civiles, lunes al sol, mares adentro y caminos varios.
Lo único positivo es que la SGAE puede estar tranquila: sólo se descargan películas españolas por equivocación (apenas un 0,9% del total).
Es curiosa la bunkerización de un lobby que se sube al monte. No quieren ver que el problema no son esos del "odio", sino ellos mismos y su inexistente público, que año tras año declina gastarse un euro para ver el último bodrio made in Spain. Los del "odio" ya tienen lo suyo, a menudo guardianes de las esencias patrias pero vilipendiando todo lo que esa patria les da. Los demás, la gente, sencillamente estamos hartos de tanta imbecilidad, de unas historias que no interesan a nadie y de que, con nuestro dinero, se hagan millonarios cuatro gatos acaparando subvenciones.
Viene a ser como el gesto de la maza. Vuestras filias y fobias no nos interesan, les dicen año tras año, pero al bunker le da igual porque el gran negocio de las subvenciones fluye sin contratiempos, cada grupito con sus padrinos políticos que todo lo envenenan. Cualquier cosa vale si está subvencionada, menos contar historias, que es lo que busca un amante del cine.
lunes, 2 de marzo de 2009
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