"¿Por qué los políticos abrazan a un negro? ¡Coño, porque los detestan!". -Eduardo Arroyo
En el África de Sáhara para abajo, según el "2008 Report on the global AIDS epidemic" (pdf) de UNAIDS, vive el 67% de la población infectada por VIH.
Las infecciones por VIH y posterior desarrollo del SIDA comenzaron a principios de los 80 al sur de Uganda. La décima parte del todos los infectados mundiales están allí, el 100% de familias afectadas, más de un millón y medio de niños huérfanos por el SIDA. Algo extraño pasó a orillas del lago Victoria y un monumental negocio nació en Europa y EEUU.
En 1992 Uganda, sometida a constantes conflictos y guerras, acometió un programa de lucha contra la pandemia que ha reducido en más del 50% la tasa de infección de VIH, convirtiendo ese país en el mayor éxito mundial de efectividad.
El presidente Yoseveri Museveni informó de su éxito a George Bush en julio de 2004. Pasaron del 15% de infectados en 1991 a un 5% en 2001. Según ONUSIDA pasaron del 14% de adultos infectados en 1990 al 8% en 1999. La OMS, en su informe 2003, dijo que «ningún otro país ha igualado este logro, no al menos a nivel nacional». En un informe de la Agencia para el Desarrollo Internacional de EE UU (USAID), se afirma que:
«Uganda está consiguiendo un efecto asimilable a la existencia de una vacuna que fuera un 80 por ciento eficaz contra el sida»
Uganda es un país de fuertes raíces cristianas y un 80% de población practicante. Existe también un 15% de creyentes musulmanes, plenamente integrados en la estrategia apoyada por sus imames. En Uganda han aplicado una política contraria a intereses de los grandes holdings y de los organismos financiados por éstos, combinando la educación y resto de respuestas que viene dando la Iglesia en su constante lucha por las personas afectadas de SIDA. El único tratamiento completo y gratuito en África lo ofrece la Iglesia en países como Camerún, Mozambique, Tanzania, Malawi, Kenya, República de Guinea, Guinea Bissau, Congo RCD, Angola y Nigeria, habiendo llegado a un millón de personas.
Esto dice el Señor: "Mira: hoy pongo delante de ti la vida y el bien o la muerte y el mal. (...) Elige la vida y vivirás, tú y tu descendencia". -Libro del Deuteronomio: 30, 15-20
Lo de tratar el SIDA de forma integral, cuando además no estamos entre algodones de Occidente, lo documentó Mark Schoofs en una serie de artículos que fue Premio Pulitzer 2000 al mejor reportaje internacional. En España, el tratamiento que recibe cualquier seropositivo cuesta unos 12.000 euros anuales. El coste en Uganda para aplicar un programa de retrovirales supondría el 60% del PIB. Contaba Schoofs que la UNAIDS consiguió meter un plan piloto para comercializar la triterapía contra el VIH con descuentos de hasta el 56%. De los 930.000 enfermos de sida en Uganda, 852 personas recibieron antirretrovirales. Un tercio de los 852 se apañaron tomando sólo dos medicamentos, AZT y el 3TC. La mayoría de afortunados debe endeudar a toda su familia para poder acceder incluso a tratamientos obsoletos, más baratos y que se administraban en Europa hace 15 años.
Senegal está a miles de kilómetros de Uganda y es un país musulmán. Su problema no era una infección generalizada sino evitar la entrada del VIH, y decidieron aplicar los mismos métodos ugandeses. Hoy la tasa de contagio no llega al 2%, y para Senegal el SIDA es un problema menor controlado.
Uganda y Senegal son, como explica la corresponsal de la BBC, el comienzo de la esperanza.
La paradoja africana, que demuestra insalvables diferencias entre unas políticas y otras, lleva a casos como el de Francistown, Botswana, donde el 70% de las mujeres entre 30 y 35 años están infectadas, mientras que en Accra, Ghana, apenas hay un 2% de la población infectada. Por supuesto que el condón ayuda, como nuestros tratamientos para ricos, pero no son suficientes por sí sólos, y mal enfocados -controlados por comerciantes del SIDA- pueden ser contraproducentes.
Mercenarios del poder
Nada de esto parece afectar a la mitología subvencionada desde grandes multinacionales. Los incalculables intereses económicos se defienden como gato panza arriba entre fingidas indignaciones, noticias falsas, censura férrea y bromitas de mal gusto. Al coro de voceros de las multinacionales, reyes de la demagogia, les traen sin cuidado los hechos que destruyen sus mitos. Y les hace gracia. Seguramente no tienen a nadie cerca padeciendo la enfermedad.
"El Señor, Dios de sus padres, los exhortó continuamente por medio de sus mensajeros, porque sentía compasión de su pueblo y quería preservar su santuario. Pero ellos se burlaron de los mensajeros de Dios, despreciaron sus advertencias y se mofaron de sus profetas". -2 Crónicas 36, 15-16
El 24 de marzo, aniversario del asesinato de monseñor Romero por la dictadura de El Salvador, se recordó a todos los misioneros asesinados, al menos 20 éste año. Hasta el 23 andaba el Papa liado en su visita a África. Con el God Force One dispuesto para su vuelo a Camerún, el Papa decidió dar una conferencia de prensa y le preguntaron sobre el Sida. Lean y juzguen si esto es lo mismo que han oído de nuestros chistosos ideólogos. Lean y juzguen hasta dónde llega el poder de las multinacionales, y hasta qué punto es efectiva su censura cuando la realidad perjudica a su negocio. Esto dijo el Papa:
Pregunta: Santidad, entre los muchos males que afligen a África, está en particular el de la difusión del Sida. La postura de la Iglesia católica sobre el modo de luchar contra él es considerada a menudo no realista ni eficaz. ¿Usted afrontará este tema, durante el viaje? Querido Santo Padre, ¿le sería posible responder en francés a esta pregunta?
Papa: Yo diría lo contrario: pienso que la realidad más eficiente, más presente en el frente de la lucha contra el Sida es precisamente la Iglesia católica, con sus movimientos, con sus diversas realidades. Pienso en la comunidad de San Egidio que hace tanto, visible e invisiblemente, en la lucha contra el Sida, en los Camilos, en todas las monjas que están a disposición de los enfermos... Diría que no se puede superar el problema del Sida sólo con eslóganes publicitarios. Si no está el alma, si no se ayuda a los africanos, no se puede solucionar este flagelo sólo distribuyendo profilácticos: al contrario, existe el riesgo de aumentar el problema. La solución puede encontrarse sólo en un doble empeño: el primero, una humanización de la sexualidad, es decir, una renovación espiritual y humano que traiga consigo una nueva forma de comportarse uno con el otro, y segundo, una verdadera amistad también y sobre todo hacia las personas que sufren, la disponibilidad incluso con sacrificios, con renuncias personales, a estar con los que sufren. Y estos son factores que ayudan y que traen progresos visibles. Por tanto, diría, esta doble fuerza nuestra de renovar al hombre interiormente, de dar fuerza espiritual y humana para un comportamiento justo hacia el propio cuerpo y hacia el prójimo, y esta capacidad de sufrir con los que sufren, de permanecer en los momentos de prueba. Me parece que ésta es la respuesta correcta, y que la Iglesia hace esto y ofrece así una contribución grandísima e importante. Agradecemos a todos los que lo hacen.
Ministerio de Propaganda
Como dice Benedicto no se combate el SIDA sólo con eslóganes publicitarios, o repartiendo condones, porque estas medidas aisladas pueden agravar el problema. Pregunten a Aznar, que legalizó la píldora abortiva en 2001 y desde entonces las niñas con menos de 16 años pueden abortar. Ahora el gobierno español, como loco buscando temas para hacerse invisible, les manda a los africanos un millón de condones (son casi mil millones de almas en África), y el arzobispo de Tánger, el franciscano Santiago Agrelo, se indigna con tanto márketing y política de agencia de publicidad:
"¿Saben en la otra orilla cuántos esclavos hay en África? ¿Saben los de los preservativos cuántas son las mujeres de este continente prostituidas y violadas, porque deudas y superstición las han privado de libertad y, con la libertad, les han robado los derechos básicos de la persona?
¿Se han acercado alguna vez a las heridas de esta gente para curarla? ¿Se han preocupado alguna vez de la angustia de los pobres para abrazarlos? ¿Han compartido alguna vez el terror de sus ojos?"
Desde nuestro gobierno, misión cumplida. Soldados del amor. En línea con las propuestas zapateriles para Rusia, gracias a nuestro talante y diálogo, en África se han podido echar un millón de polvos. Ahora que se esperen a que vuelva a hablar el Papa. Y si no habla, da igual, tampoco hay que ser tiquismiquis para criticar a la Iglesia. El nivelazo que se gasta su Ministerio de Propaganda es de lobotomía frontal.
Haciendo chistes sobre el SIDA
Ha habido una catarata de cara dura en prensa, radio y tele. Honrosas excepciones como la televisión de Cataluña, que no por nada TV3 sigue siendo una de las mejores ofertas españolas. Un ¿humorista? (antes lo era) ha comparado ésta semana en la Sexta a los embriones humanos con ratas, pidiendo que el Vaticano condene la esterilización y abortos provocados a los roedores. En un colegio de monjas montan vídeos con fetos descuartizados y fotos de Zapatero y Aído, recién llegados a la fiesta, olvidándose de Aznar, Rajoy, Aguirre o Camps. Los de El Jueves, ansiosos porque les secuestren algo para subir ventas, sentencian con su habitual finura:
"Benito_16: ¿Qué mierda sabes tú de condones? ¿O de sida?"
Podrían hacer esa misma pregunta a los niños seropositivos africanos que quieren estudiar, trabajar y crear una familia. Como la pequeña Loveness, tanzanesa de 11 años, huérfana, que recibe los antirretrovirales y el suplemento nutricional del programa DREAM. Y que si Dios quiere algún día será mamá, nada lo impide:
“Querría estudiar mucho, así cuando sea grande podré ser abogado. Y así podré defender los derechos de los niños y los derechos de las mamás. Y luego me gustaría casarme, y si Dios lo quiere, tener dos niños”.
Ahora empiezan a surgir voces autorizadas que sí han escuchado las palabras de Benedicto XVI. Uno más, que por su relevancia ha trascendido la censura, es el máximo experto en SIDA de Harvard, Dr. Edward Green. Y no se corta un pelo:
“Hay una relación entre una mayor disponibilidad de preservativos y una mayor tasa de contagios de Sida”
Pero da igual. La campaña ha sido un éxito y al que ponga peros le aireamos la Inquisición. O ese al que los indocumentados llaman "obispo" Williamson (¿obispo de qué? ¿de su barrio?). La demagogia progre, la de los poderosos, tiene mil veces más medios y puede permitirse hacer risas con la desgracia de otros. Se está muy bien aquí, al calor de los retrovirales para el primer mundo, que de África ya se acordarán cuando vuelva a estallar Gaza.
La dictadura de la soplapollez progre consiste en banalizar con trazo grueso. Marcar un subnivel de consignas obligatorias que se siguen ciegamente a izquierda y derecha. No hay diferencias entre populares y socialistas. Empero, la uniformidad del stablishment se rompe tímidamente. Que Boadella asuma los riesgos, él que enfrentó un consejo de guerra franquista, no es raro: "Enfrentarse a los progres es duro. Yo lo hago". Que lo haga el gran Eduardo Arroyo, que plantó cara al franquismo y fue expulsado de España, tampoco... pero verlo en El País Semanal ya es un síntoma. Le avergüenzan izquierda y derecha, los medios comprados por el poder y los artistas que ronronean cuando les rascan el lomo. La izquierda actual le causa "indignación estupor y cierta vergüenza ajena", como la movida madrileña, "canonizada por la derecha de Madrid, que le ha hecho un catálogo". Echa pestes de la "insoportable intromisión del Estado"... y se ensaña con el papelón de los ministerios de propaganda, antes llamados cuarto poder:
"Los políticos hacen su política a través de los medios de comunicación, lo que es el colmo de la aberración... No he visto una sociedad tan encorsetada como esta. Aparentemente somos los más libres de Europa, pero no he visto tanta auto censura, conformismo y pensamiento único".
A algunos -sapere aude- no nos hacen ni puñetera gracia los chistecitos de los gurús cuando son a costa de la verdad y el sufrimiento. Si las gracietas tienen el nihil obstat de las mayores fortunas del planeta, me pongo a temblar.
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