lunes, 26 de mayo de 2008

Los 300 en las Termópilas de Génova

La mentira puede ser una herramienta revolucionaria”. –Vladimir Lenin.


Mariano está muy agradecido porque se ha escenificado en toda España quién es la caspa profunda y marginal que le atizan desde la emisora antes católica y la publicación antes periodística. Hicieron el ridículo, pero no por ser tan pocos y lamentables, sino porque se manifestaban por las calenturientas fantasías de Fedestalin, no contra la realidad. Gritaron lo que Pius Troska les inculca... pero esto no es el 36; se aborregaron bajo la tutela de Lenin-PJ, que les traicionará mañana.
Patético. De vergüenza ajena.

Andaban las cosas más o menos revueltas pero faltaba escenificarlas… Cuando llegó María San Gil. Todo bien medido, en un goteo destinado a quemar por aburrimiento, orquestando cada semana una sorpresa, cada día un clavo en el ataúd. Nadie da un paso adelante pues el único objetivo es cargarse a Rajoy, que luego ya pondrán a quien les interese. Eso sí, los conspiradores merecen un diez en organización. En eso no han cambiado. Destacable, junto al patronazgo de Zaplana, la ingente labor de Gustavo Arístegui haciendo bolos al servicio de Pedro J. Lenin, que igual lo pone como fidelísimo a Rajoy que a Aguirre, hasta que entierran a Esperanza y el artista apoya a Gallardón; al final intenta erigirse como nuevo candidato pero debe dejarlo por Juan Costa, el nuevo ariete de Piyey Rodríguez. Juan Costa, ese “rebelde” que se lo llevó calentito por hacer el programa electoral y se lo vuelve a llevar con la empresa de su señora (póngame a sus pies) organizando el congreso de Bulgaria, no se sabe bien quién es… Hay veces que se confunden y le llaman Eduardo, el Telefonista murciano.
Como hicieran antes con la imaginaria conspiranoia del 11M y después con un cambio de régimen inexistente (porque o estamos con la Constitución, o no estamos), la consigna actual se llama “rendición”, y el enemigo a batir no es el gobierno, o la media España que lo apoya, sino cualquiera que se oponga al control del PP desde el entramado político-económico-mediático que le ha marcado el camino durante 4 años hasta el desastre.

Vieron el filón y se lanzaron como lobos. Repasando la semana oímos y leemos este lunes que
"el neo-PP es el gallardonismo, es decir, la rendición ante la izquierda".
Lo de San Gil merece comentario aparte, que si bien es una mujer respetada por su valentía, no lo es más que los cientos de concejales, diputados y militantes que también llevan escolta y se la juegan por la libertad en el País Vasco. Lo primero, tal y como intentaron con la AVT, es mimetizarse con las víctimas, usarlas para su medro y beneficio, y si alguien levanta la voz ya no es de “los nuestros”. La “víctima” de hoy es María San Gil.
Como pasó con GermanYanke, Antonio Casado o Zarzalejos, ahora son Marhuenda de la Razón y Jesús Cacho sus objetivos secundarios:
"La asquerosa vileza de Génova, vertiendo insidias para que presuntos periodistas, bueno periodistas, redactores que a duras penas blanden la pluma, anden en El Confidencial de Jesús Cacho y en sitios así, metiéndose con María San Gil, conmigo, con Pedrojota,...".
¿Su pecado? Que Federico Quevedo escriba
"Yo nunca he votado ni votaré a la derecha de La COPE".

A María –dice el gurú de las ondas-
"intentaron presionarla, hacerle violencia moral a través de un sujeto digno de desprecio intelectual hasta extremos de náusea, un tal Lassalle". "Tú, Lassalle, demuestras quién es Soraya, Mariano y Gallardón, que todos son lo mismo".
Porque los coautores de la ponencia política, José Manuel Soria y Alicia Sánchez Camacho, son unos
"canallas, miserables, embusteros, ratas. Que sois ratas de cloaca"

El martes nos definía el programa del alcalde de Madrid:
“Una mezcla de franquismo, peronismo, oportunismo y palabrería de tercera división”.
De paso, tras muchos libros explicando cómo el franquismo fue tan benéfico y trajo la Transición, docenas de artículos con Pío Moa loando a don Manuel se guardaban en el cajón del olvido para atacar todo lo que se mueva fuera de sus ondas:
"¿Qué es eso de que Fraga fundó el centro y que lo defendió en la Transición? (…) Fraga en la Transición dirige Alianza Popular, grupo de siete notables del franquismo más acendrado. Gente poco compatible con la democracia y nada con el liberalismo".
Y como todos son lo mismo, “enemigos”, terminaba amenazando con el ataque personal, desvelando lo que en conversaciones privadas le pudiera haber confesado Rajoy sobre Fraga:
"Si me toca mucho las narices lo contaré".
Rajoy ya no es “el mejor parlamentario de la democracia”, ni “el mejor presidente para España”, es
"casi otro Pacto del Tinell, la liquidación de los valores de la derecha (nación, propiedad privada, familia...) y aquí todos Chikilicuatres (…) que el PP asuma todas las cláusulas Camps y Pons, el cambio de régimen, la España asimétrica, el modelo de Estado...”.
No sabemos si es la misma España amétrica que proponía PJ Ramírez a Aznar para alcanzar el poder:
“Un acuerdo de financiación autonómica que implante la Administración única, a través de un federalismo asimétrico, en el que el techo teórico sea igual para todos, pero las diferentes realidades tengan un tratamiento distinto”. -Amarga victoria, de Pedro J. Ramírez.

Lo que antes era defendible para Ramírez, ahora, según él mismo, arrastraría al PP en
“la suerte de este dirigente inepto, antropófago político, de este hombre que inconsciente de cual es su propia dimensión se aferra al cargo como un tiranuelo”, que “lleva camino de que alguien le repita las palabras que él dirigió a José Luis Rodríguez Zapatero en el primer debate del Estado de la Nación del año 2004 (Estás traicionando a los muertos)”.
Losantos consuma la sentencia:
“Ah, bueno, y a los vivos”.


El jueves 22 se lanzaba la consigna: mañana todos en Génova a las 12 para echar al traidor Rajoy, pásalo. Petrusjota Lenin, revolucionario de postín, clamaba a sus fieles a sublevarse, a pasar el Rubicón. No es para menos, ya que su periódico descendió 14.158 ejemplares en la media diaria de abril respecto a marzo. Nada que ver con los descensos de ABC (4.341), El País (4.516) y La Razón (6.617), y nada –todavía- si en Valencia le certifican a Camps que detrás del congreso está Juan Costa-Zaplana. El Padrino Estalin avisaba –y ya van unas cuántas- a Francisco Marhuenda y La Razón:
"O sea, en lugar de pedir a Rajoy que deje de crear problemas en el partido, sale Marhuenda y (…) está emprendiendo el camino del ABC (…) Están metiendo La Razón en la línea de quiebra del ABC”.
Eso de “el camino del ABC” habrá provocado escalofríos al Grupo Planeta, y Marhuenda recordará sin duda que cuando alguien le chista al Padrino de la derecha, su destino es boicot y dimisión, o dimisión sin boicot. El bueno de Marhuenda no sé a quién pondrá velas, si a continuar con los tres tenores o a que El Mundo fagocite al ABC pasando por Italia.

Por fin, llegó el gran día, viernes 23 de mayo. Desde los micrófonos del agit-prop se encendían mechas y lanzaban consignas; se lamentaba la inoportuna lluvia y, a la manera de SER o CNN en las elecciones de 2004, se daba cuenta de la inminente “concentración espontánea” para echar a Mariano el traidor. Todos los medios por la causa: periódicas informaciones de radio, avisos en prensa escrita, conexiones televisadas en directo para jalear el paso del Rubicón que viene reclamando el ideólogo Lenin mediante los cánticos del Padrecito llamando cada mañana a la rebelión en su minarete.
El resultado: un público bochorno, esperpento de marginalidad rabiosa, ridiculez indocumentada para la risa del mejor Jardiel Poncela. Los gritones de consignas siempre me traen a la memoria aquella maravilla de Jardiel, “La tournee de Dios”…
La realidad, o su análisis crítico, parecía traerles sin cuidado; lo importante es la palabra del líder, las mentiras del imam (“herramientas revolucionarias”) y su coro del minarete: todo ello tomando como excusa a una más que respetable María San Gil.

Esta situación me suena de algo… ¿Será México? Quizás. Quien nació para martillo del cielo le caen los clavos, que el Yunque
lo ponen ellos.

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