Hace cosa de un mes dos caballeros Jedi compartían mesa y manteles. Rajoy cenaba con Rouco para fijar posiciones y que la Iglesia se mantuviera en el segundo plano que le corresponde respecto a la política y los signos de los tiempos. Todo muy cordial, pero aún más frío, porque ambos tenían ya fijados sus objetivos.
Por un lado, Mariano Rajoy había decidido dar la batalla a quienes, sin ser del partido, pretendieran controlarlo. Lo que no hizo durante cuatro años pensaba hacerlo al fin, tarde y mal, asombrando a sus propios votantes con el anuncio de que hasta ahora no tenía "su equipo". Al cardenal le pedía neutralidad y cesar el agit-prop basado en fantasiosas teorías de onceémes, golpes de estado y cambios de régimen... Pero la situación era ideal para que Rouco y la COPE pudieran exprimir a fondo ese limón podrido. La pela es la pela.
El "sacrificio" de Rouco poniéndose frente al poder que proporciona más beneficios, el autonómico del PP, le servía para bajar los humos a las exageradas ínfulas que se gastaba su empleado Losantos, el Sith. No menos importante es la crisis del sector y el fiasco que se han llevado sus asalariados al no poder montar completamente una plataforma mediática en competencia con COPE. Tres años de contrato y multiplicar su sueldo por diez pedía el empleado, nada menos, pero gracias al follón pepero el cardenal podría dejarlo en un año e igual sueldo.
En el comité ejecutivo de la Conf. Ep. cuatro de los siete miembros se opusieron a la renovación. Ricardo Blázquez (Bilbao), el vicepresidente, Antonio Cañizares (Toledo), Lluís Martínez Sistach (Barcelona) y Carlos Amigo (Sevilla); mientras que Rouco Varela y el obispo auxiliar de Madrid, Juan Antonio Martínez Camino, querían la renovación del turolense. El obispo de Oviedo, Carlos Ossoro, intenta no significarse. Pero la decisión no se vota y queda en manos del presidente Rouco que promovió la superlitúrgia política de Madrid con la excusa de la familia. En sus manos y en las de su hombre de paja, totalmente desbordado por la situación: Alfonso Coronel de Palma, el presidente de COPE arrinconado por la invasión de los ultracuerpos, contando los beneficios mientras pueda. Coronel de Palma sabe muy bien cómo se las gastan los Sith, los teme, que si lo tienen que acusar de masón como al nuncio Monteiro o estigmatizarlo como a Martínez Sistach (recién premiado por el Papa como miembro del Pontificio Consejo para los Laicos) les basta un par de homilías matinales y menear el asunto por la interné.
Pero lo significativo no es que el vicepresidente de la Conf. Ep. arzobispo de Toledo y Primado de España esté contra la línea y renovación de los imperiales, sino el hecho de que la noticia se filtre a la prensa. Cuando algo así ocurre nunca es casualidad, que nuestra Iglesia lleva 2000 años haciendo política. El reto es decir una cosa y su contraria, asumir las críticas del Papa (también filtradas misteriosamente) siguiendo con lo mismo; presentar una alternativa digna mientras se hace caja un añito más y, de paso, bajar la testuz del imam Sith dejando claro quién es el que manda. Entretanto le ceden el minarete en alquiler, aunque -como hicieran la semana pasada- desde una emisora católica se promocionen leyes de plazos para el aborto o se publiciten medios directamente competidores en confrontación con cualquier idea de Humanismo Cristiano.
El pasado jueves 15 de mayo, en la sede de la Conferencia Episcopal, Cañizares daba forma escrita a su postura contra la COPE de Rouco y los guerreros del lado oscuro, transmitiendo la opinión del nuncio de la Santa Sede en España, Manuel Monteiro de Castro, que es a su vez la del Papa Benedicto XVI. Sin embargo, ¿alguien puede imaginar que, de verdad, Rouco se enfrentaría al Vaticano? Lengua de serpiente, doblepensar, relativismo en estado puro. Cañizares puede estar muy "preocupado por la dignidad del mensaje eclesial", pero eso puede arreglarse más tarde, aguantando el chaparrón mientras se llenan las arcas para lo que venga. La "dignidad" ya nos preocupará con el bolsillo lleno.
Todo esto son consideraciones menores. Lo que de verdad cuenta son los beneficios empresariales, el pastón que proporciona a la emisora sus buenas relaciones con los barones autonómicos. Si desde arriba el caballero Jedi Rajoy cierra el grifo lo pueden pasar muy mal. Su padawan Gallardón maneja la gran capital del imperio, que sumada a la federación catalana, la murciana, las colonias exteriores canarias o el sistema planetario de Camps, son demasiadas nueces como para andar jugando. Ahí, en ese entramado de intereses, funciona el doble lenguaje ecclesial, con Cañizares oponiéndose pero poco hasta que llegue el momento.
Sólo me falta saber quién será el emperador y quién Darth Vader.
...Pero el momento llegará. No lo dudes.
lunes, 26 de mayo de 2008
La Guerra de los Galaicos: Rouco vs. Rajoy
Etiquetas:
Conspiración,
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