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Ahora bien: ¿acaso se trata de exigir a los medios cristianos una “pureza de sangre”? En absoluto, todo el mundo evoluciona... La Iglesia no puede -no debe- identificarse con ninguna opción política y partidista, pero cada miembro de la Asamblea cristiana tiene que participar de su dimensión política, plasmada en las distintas opciones que se nos ofrecen. El mensaje radical de Cristo no es una meliflua suerte de “buenismo” en absoluto, sino más bien el constante testimonio de la verdad, una realidad muchas veces incómoda. Los medios cristianos tienen la obligación de ser incómodos en la defensa de la libertad humana.
El 4 de diciembre de 1963 Pablo VI firmaba el Decreto Inter Mirifica del Vaticano II sobre los medios de comunicación. En su capítulo segundo los padres conciliares instaban a los medios católicos:
.-“Foméntese ante todo, la prensa honesta (...) también una prensa genuinamente católica (...) con la intención manifiesta de formar, consolidar y promover una opinión pública en consonancia con el derecho natural y con las doctrinas y los preceptos católicos”.
“Debe advertirse a los fieles de la necesidad de leer y difundir la prensa católica para formarse un criterio cristiano sobre todos los acontecimientos”.
¿Son el diario El Mundo, Libertad Digital o La Razón un referente válido para el pensamiento cristiano? ¿Son, cuanto menos, unos medios aceptables? Porque estamos hablando de uno de los dos grandes holding mediáticos que forman “el imperio del monopolio”, un imperio bicéfalo: El País-El Mundo, y sus tentáculos. ¿Hay verdadera discrepancia de ideas entre ellos?
Si nos remontamos en el tiempo, diarios como El Mundo apenas han cambiado de posición. Por ejemplo, así opinaba el diario El Mundo en cuanto al aborto el 14 de septiembre de 1998:
.-“El Mundo siempre ha defendido el derecho a decidir sobre este asunto en conciencia sin menospreciar los argumentos de los que piensan de forma diferente. Lo esencial en este debate es el respeto a las opiniones ajenas”.
Estamos ante un imperio bipolar donde se alterna la izquierda “progre” con la derecha pagana (más “progre” si cabe). El consenso pagano constituye un “imperio del bipolio”.
Su reflejo está cada día en la prensa de papel, digital, televisión o radio.
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3.- El imperio del monopolio en la derecha pagana.
Con la creación de un diario digital y una televisión, el proyecto de un gran poder fáctico pasó a ser algo tangible. Sin embargo, la plataforma mediática entraba en directa competencia con la emisora católica, así como la idea de una televisión familiar plasmada en Popular TV. Eso no ha impedido que COPE fuera el soporte publicitario gratuito que necesitaban. No solo han hecho una labor propagandística sin descanso, es que ni siquiera han necesitado matizar sus opiniones para hacerse los amos del medio católico.
El 30 de enero de 2002, con José María Aznar ocupando la Presidencia del gobierno, Jiménez Losantos se expresaba así en su diario digital a propósito del aborto y la Iglesia:
.-Pregunta: “Si la doctrina liberal sostiene que existe un derecho natural superior al poder del estado ¿No deberíamos estar los liberales en contra del aborto aunque sólo fuera por coherencia intelectual?”
.-Jiménez Losantos: “Los liberales que creen que la vida es un don divino, sin duda son coherentes. La cuestión es qué excepciones se admite y se legalizan. El embarazo de monjas violadas, por ejemplo, lo admite la Iglesia”.
El 3 de julio de 2002 volvía sobre el mismo tema:
.-Pregunta: “Hace unos meses, usted dijo en este medio que el Vaticano había permitido el aborto a monjas que habían sido violadas en África. Me gustaría saber en qué fuente se basó para realizar tal afirmación”.
.-Jiménez Losantos: “Pues en la prensa. Y no en un periódico sólo. Se publicó en muchos. Hace año y pico”.
Un año después El Mundo editorializaba sobre la Ley de matrimonio homosexual:
.-“HOMOSEXUALES: EL VATICANO VUELVE A CONFUNDIR POLITICA Y RELIGION”.- Editorial El Mundo, 1 de agosto de 2003.
“Un católico puede perfectamente reprobar, personalmente, tipos de matrimonio contrarios a su concepción religiosa, pero no debería interferirse en una eventual decisión que se mantiene en el ámbito político de la sociedad y del Derecho.
Las democracias modernas no se rigen por el dogma, sino por la prudencia política y sociológica”.
Estos nuevos dogmas progres serían incomprensibles si no tenemos en cuenta el brutal relativismo que entrañan. Según ellos, la religión se respeta en el ámbito privado, nunca público:
.-“Lo que el Vaticano pretende -y no es la primera vez- va más lejos de la admonición pastoral: desea que los católicos se movilicen para detener una eventual legislación que afecta a sociedades laicas y democráticas”.-El Mundo, 01/08/03.Desde una perspectiva cristiana la aberración de que la opinión sociológica es la mejor conforma hoy su principal caballo de batalla, y cuando estos nuevos dogmas se expresan desde medios presuntamente afines, el caballo es, además, troyano. Claro que, llamar “medio afín” a panfletos de propaganda laicista resulta, amén de sorprendente, incomprensible.
Recordemos ahora el idilio que vivieron Pedro J. Ramírez y José Luis Rodríguez Zapatero justo antes de las últimas generales, en la época que la consigna era: “todos contra USA y sus amigos: ¡no a la guerra!”. Una amistad lo suficientemente íntima como para que, el hoy presidente Rodríguez, le confiara sus sospechas sobre suicidas el 11 de marzo. No por casualidad la primera entrevista que Zapatero concedió a un medio, siendo ya presidente, fue en La Mañana, a Federico Jiménez Losantos:
.-“BUSH DEGRADA LA CONSTITUCION”.-Editorial El Mundo, 27 febrero 2004.
“Por si faltaban pruebas del talante radicalmente conservador de la Administración norteamericana, el pasado martes Bush abogó por una enmienda de la Constitución para prohibir los matrimonios homosexuales. Su anuncio ha suscitado una agria polémica -que no nos es ajena en España- entre los autoproclamados guardianes de los valores encarnados en la familia tradicional y quienes luchan por equiparar los derechos de los homosexuales a los que ya poseen los heterosexuales”.
La Iglesia católica junto al judaísmo español, los cristianos ortodoxos o las comunidades eclesiales separadas son “los autoproclamados guardianes” que, como el malo de cualquier película progresista –George Bush y los EEUU- tienen, frente al “talante”, un “talante radicalmente conservador”. El derecho de todo niño huérfano a ser adoptado por una familia, según ellos, no es importante; lo que importa es que cualquier sociedad contractual de personas, independientemente de su número, sexo y relación, pueda “equiparar los derechos” a los de un padre y una madre. No seguir sus insólitos dogmas progres es un pecado laico que degrada la constitución.
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