jueves, 24 de noviembre de 2011

The Fades, una pequeña joya

Seguir una serie cada lunes está bien, pero el verdadero placer seriéfilo se encuentra en preparar palomitas, sofá con manta (compañía opcional) y tener en el disco duro de tu reproductor una obra completa. Lo del yonki de series es una profesión de riesgo, uno empieza viendo Sexo en Nueva York o Anatomía de Grey, y termina comentando la filmografía de Meg Ryan. El horror. En el homo hispanicus causan el mismo efecto que rociar a un vampiro con agua bendita. Pero cuando encuentras algo potable y, además, tienes un formato fin de semana -digamos seis episodios de una hora- no puedes fallar. Esta semana, The Fades.



No se dejen engañar. Ni por el piloto algo decepcionante, ni el equívoco sabor adolescente Misfits ni por ese deja vu Baffy o la apoteosis The Walking Dead. The Fades es una joya. Seis horas en seis episodios de la más pura y británica BBC. Terror y ciencia ficción sin que suene repetitivo y rancio, todo parece nuevo, iluminación, movimientos de cámara, encuadres, diálogos y un guión apabullante con vocación de crear mitología. Para el tercer episodio el enganche es completo, y atención al cuarto, pone los pelos de punta, uno de esos grandes momentos del mejor Doctor Who. Porque se nota, podría ser una franquicia Torchwood al estilo Children of Earth y Miracle Day. Para hacer esas cosas con la música, definitivamente hay que ser inglés.


Su creador, Jack Throne (Skins) cuenta en su blog cómo fue la génesis de la serie. The Fades, dice, "nació del peor guión televisivo que yo -o posiblemente cualquiera- haya escrito nunca". Sería malo en principio, aunque con menos alforjas otros han tenido para muchas temporadas (Supernatural), o lo convierten en procedimental (Grimm), o que incluso da miedo (American Horror Story), y a veces surge algo bueno (Once upon a time que, mientras no se demuestre lo contrario, es un plagio del cómic Fábulas). Lo que consigue Jack Throne es todo eso en seis capítulos, sin relleno.

Los "fades" son fantasmas, un tipo especial de espectros. En la segunda guerra mundial algunos de estos fades encontraron la manera de volver a la vida física. Quieren desencadenar el Armagedón. Frente a ellos están los angélicos. El chaval protagonista empieza a tener sueños apocalípticos y descubre que es un angélico muy especial, el elegido.

Los actores, impecables. A destacar Natalie Dormer, la Anna Bolena más sexi que vieran los siglos esperando su aparición en Juego de Tronos, Daniel Kaluuya, el amigo algo coñazo, friki de enervante verborrea, y la melliza zorrón Lily Loveless, recién llegados de Skins, además de Johnny Harris, uno de los angélicos, y el chaval protagonista, Iain De Caestecker, sea lo que sea. Antes era el invierno, ahora the Fades are coming.

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