El año 1986 vendría cargado de novedades: entrada en la UE, Ley de Extranjería, OTAN - “de entrada no” - candidatura de Barcelona a los Juegos Olímpicos y elecciones generales. Las presiones eran cada vez más fuertes. El presidente de los Estados Unidos, Jimmy Carter, decidió a finales de los 70 apoyar al PSOE con fondos de la CIA, camuflados como ayudas sindicales a través de los socialdemócratas alemanes de Willy Brandt y los suecos de Olof Palme. Esa ayuda-presión siguió al menos durante toda la primera legislatura de González, con Ronald Reagan. El presidente Felipe González, que nunca ha sido un ingenuo y tenía visión de estadista, reconocía el Estado de Israel el 17 de enero de 1986, cinco meses antes de finalizar su mandato y convocar elecciones para el 22 de junio. Desde entonces, el odio a los judíos se ha vuelto una cuestión progresista.
Por eso El País puede publicar un artículo de Mario Vargas Llosa explicando que reconocer el Estado palestino es un acto de justicia y, al mismo tiempo, dejar que Javier Valenzuela perpetre una indignidad de las habituales en prensa progresista, donde solo le falta citar los Protocolos de los Sabios de Sión. Es difícil encontrar tantas manipulaciones, mentiras e interesadas omisiones en un solo texto. Valenzuela lo consigue. Por eso, contando con un público anestesiado, El País se permite un editorial con barbaridades como la siguiente:
...a tenor de lo que dijo Netanyahu, lo mínimo que exigiría su Gobierno para congelar la progresiva ocupación del territorio sería que la Autoridad Palestina reconociera a Israel como Estado judío. Eso equivale a renunciar al derecho de varios millones de refugiados palestinos a regresar a su tierra
¡Haberlo dicho antes! De lo que se trata es de echar a los judíos al mar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Evite insultos, guarde las mínimas normas de etiqueta y respeto a los demás sin por ello restringir las críticas por duras que sean. No se permite el spam, las técnicas troll ni la suplantación de nick.
Lo otro, las opiniones: cada cual es responsable de las suyas.