lunes, 10 de enero de 2011

El padre Yoannis Lahzi al Gran Imam de Al Azhar, Egipto

Alí Sina en su Carta a la Humanidad, afirma que aquellos de nosotros que conocemos el islam, sabemos que la comprensión que tienen los terroristas acerca del islam es correcta. Los terroristas no están haciendo nada que su profeta no haya hecho ni haya animado a sus seguidores a hacer. Pese a ello, ¿es posible transformar la ideología del odio y la violencia en otra cosa, compatible con los mínimos Derechos Humanos? Hay preguntas que debe resolver el islam sobre las matanzas terroristas: ¿son aceptables desde el punto de vista religioso e islámico? ¿Sus versos coránicos y sus argumentos doctrinales se fundan en la verdad? Estos terroristas ¿son verdaderos fieles musulmanes?



El Gran Imán de Al Azhar, jeque Ahmed El Tyeb, es una de las máximas figuras del islam. Es uno de los que podría empezar ese cambio, y ha dado tímidos pasos. Respecto a la persecución de cristianos en Egipto, las masacres y las fatwas instando a su exterminio y al saqueo de su bienes como botín de guerra, no tiene mucho que decir: «Los enemigos del islam y de los egipcios quieren empujar al país a una guerra sectaria», una guerra en la que los que matan son musulmanes y los asesinados no. Al Gran Imam lo que le interesa es que cuando alguien dibuja una caricatura de Mahoma en Dinamarca, se machaque al país hasta limpiar su ofensa, pero cuando alguien asesina a 21 infieles en Egipto, cristianos, y el Papa salga a defenderlos se considere una «ingerencia inaceptable en los asuntos de Egipto». Además, se pregunta «por qué no ha llamado a proteger a los musulmanes cuando los matan en Irak».

El sacerdote copto Yoannis Lahzi Gaid, redactor de la página web de la Iglesia Católica de Alejandría (www.coptcatholic.net), le ha escrito una carta abierta al Gran Imam:
Ninguno habría hablado, si los países islámicos hubieran actuado contra el terrorismo religioso y el integralismo islámico, que legitima la matanza de cristianos; como ha sucedido con las viñetas consideradas ofensivas para el Islam. ¿Por qué se afirma el derecho a un ser humano y se niega el mismo derecho a otro ser humano? ¿Por qué se afirma el derecho de condenar cualquier acto o palabra, cuando son consideradas ofensivas para los musulmanes en países occidentales, sin decir nunca que ésto significa interferir en los asuntos internos de estos países, mientras se condena la oración del Papa contra las masacres, contra las injusticias?


El padre Yoannis Lahzi le recuerda la dhimmitud, el apartheith legal y obligatorio que convierte a los no musulmanes viviendo en países islámicos en ciudadanos de segunda, obligados a pagar por vivir y a no tener los mismos derechos que un mahometano:
Es vergonzoso, respetable Imán, que cuando hablan los compatriotas, especialmente aquellos que se declaran "moderados" e "intelectuales", lo máximo que lleguen a decir de los coptos es que son "Ahl-Zimma"- confiados a la tutela del Islam- una frase que destruye todo esperanza de conseguir una convivencia pacífica y civil basada en la igualdad y el respeto. Ya que, el término, "tutelados por el Islam" es un término que se radica en una definición basada en la desigualdad, en cuanto que confía a una parte el deber de proteger a la otra, y por tanto provoca el racismo y la discriminación entre personas que deberían ser iguales y, de la misma manera, ser tuteladas por una misma constitución, unas mismas leyes del Estado.

Y termina por recordar las grandes cuestiones que debe afrontar el islam si alguna vez quiere llegar a ser un sistema civilizado, y dejar de ser la ideología del terror, la guerra y la bota que pisotea los Derechos Humanos:
Las masacres que los terroristas cometen en perjuicio de los cristianos, ¿son aceptables desde el punto de vista religioso e islámico? ¿Sus versos coránicos y sus argumentos doctrinales se fundan en la verdad? Estos terroristas ¿son verdaderos fieles musulmanes? Estas son las preguntas que necesitan respuesta, respetable Imán porque en su respuesta se encuentra la clave para frenar o alimentar todavía más, los ríos de sangre derramados.

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