Duda existencial que atenaza a los españoles: ¿cómo saber si se es progre o de la caverna? Vas por la calle y te encuentras a un tío, puño en alto y pañuelito palestino, vendiendo bolas chinas serigrafiadas con la republicana tricolor, contra el embargo americano a Cuba. Es un progre. Cruzas de acera y te asalta otro que vende toritos de Osborne sin pelotas, con el himno nacional y una estampita de Santa Teresa, para las madres solteras del Perú. Salió de la caverna. Pero no siempre es tan fácil, ¿Eres un progre fetén, pata negra de la buena, o te roneas con ultracatólicos y extrema derecha? ¿Eres caverna cien por cien o escuchas a Miguel Bosé cuando nadie te ve? Con ánimo pedagógico, nada mejor que un pequeño test.
En una primera reunión de madres la representante del aparatich (Bibiana Aído, más o menos) expone claramente sus razones progres. La minoritaria caverna intenta crispar con sus ideas arcaicas. ¿Con quién te identificas?
Pero ya se sabe que la caverna nunca descansa. Así que en la segunda reunión observamos claramente cómo se subleva contra los principios de tolerancia y género multicultural. A destacar el hecho de que la caverna termine, cómo no, brazo en alto frente a la moderación progresista.
La tentación progre es muy fuerte. Puede pasarle a cualquiera. El mejor marido puede despertarse un día convertido en progresista. No hay cuidado, nada que no pueda arreglar un buen terapeuta.
miércoles, 23 de junio de 2010
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