miércoles, 17 de marzo de 2010

Yihad, del 11-M a Hugo Chávez (2)


Mustafá Setmarian sigue siendo un misterio, y su paradero una incógnita, pero lo indudable es su impronta en los atentados de Madrid El Descanso (12 abril 1985, 18 muertos), Casablanca (16 mayo 2003, 40 muertos), Madrid 11-M (192 muertos) y Londres (7 julio 2005, 56 muertos).

Después de la supuesta detención en Pakistán y entrega a los americanos, después de que su esposa lo reclamara en carta a la ONU, que ni siquiera la petición de la American Civil Liberties Union (ACLU) o Human Rights Watch arrojaran luz, y de ser reclamado por los jueces Ismael Moreno, Juan del Olmo y Baltasar Garzón (la CIA ni confirma ni niega la existencia o no de expedientes sobre él), un abogado supuestamente en su nombre aseguró en junio de 2009 que se encontraba en Siria detenido, y que su deseo sería «limpiar su nombre en un juicio». La esposa, Elena Moreno, refugiada con sus hijos (ahora son cuatro, al menos) como profesora de inglés en un colegio de Doha (Qatar), no sabe nada, o eso dice. Según El País, no más de una docena de personas conocen su ubicación, y fuentes de inteligencia lo sitúan en la cárcel estadounidense de la isla de Diego García, en un barco prisión o en cualquiera de las muchas cárceles secretas de la CIA.



La isla descubierta en el siglo XVI por el explorador español Diego García de Moguer tiene muchos números para ganar la tómbola, siendo como es una cárcel ilegal mucho más importante que Guantánamo, sin expectativas de cerrarse y lejos de los focos, al contrario que la cubana. En el show de Deborah Norville Tonight, el 6 de mayo de 2004, la guapa periodista entrevistó al general Barry McCaffrey, que dijo: «Tenemos tras las rejas a unas 3000 personas repartidas en la Base Aérea de Bagram, Guantánamo, Diego García y unos 16 campos en Irak». Le faltó nombrar los, al menos, 17 buques prisión identificados por la ONG Reprieve. Esa misma ONG calcula en 26.000 los presos ilegales en la actualidad.

Chávez, el caudillo

La relación del caudillo Chávez con distintos grupos terroristas no está clara. El fondo del asunto remite a cuestiones de geoestrategia, por un lado regional, con Chávez y Evo armando grupos paramilitares en connivencia con Nicaragua, la dictadura de los Castro y otros; por otro la alianza de Venezuela, Siria e Irán, enfrentados a Estados Unidos y sus aliados. En todos los escenarios encontramos enormes intereses de petróleo y drogas, y en todos están comprometidos intereses españoles (Repsol, Telefónica y BBVA).

El pasado 21 de octubre Hugo Chávez sancionó la Reforma de la Ley Orgánica de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, la misma ley rechazada el 2 de diciembre del 2007 cuando no pasó el referendum de Reforma Constitucional para eternizarse en el poder. De este modo el caudillo legalizaba la Milicia Nacional Bolivariana, su grupo paramilitar. Evo Morales, por su parte, ya presentó en sociedad a principios de 2007 sus paramilitares, los Ponchos Rojos.

Además del ordenador incautado al dirigente de las FARC, Raúl Reyes, la detención del etarra Andoni Zengotitabengoa cuando huía a Venezuela o de otro etarra en Francia recién llegado de Caracas, un auto de la Audiencia Nacional relata cómo, en agosto de 2007, el comandante de las FARC Nicolás Pizarro acogía a dos miembros de ETA en la finca La Veremos, para dar un curso de 20 días sobre armas y explosivos. La policía española ha documentado que el etarra Arturo Cubillas, funcionario del Gobierno de Chávez, organizó los cursos, que se dieron en al menos seis campos de entrenamiento, y que presuntos militares venezolanos trasladaron y escoltaron a los terroristas. Finalmente el juez Velasco ha cursado órdenes de detención para 11 miembros de ETA y las FARC, ante lo que Chávez declara que están «seguros que ellos no están participando en ninguna actividad de terrorismo. Son ciudadanos venezolanos».

Yihad venezolana

En 2008, un informe para el departamento de Seguridad de USA señalaba el incremento de vuelos clandestinos entre los productores de cocaína y África Occidental. Los aviones (Gulfstream II y ejecutivos o Boeing 727) salen de los Andes protegidos por las FARC, con toneladas de droga, llegando a África (Guinea Bissau, Mauritania, Sierra Leona o Mali) donde Al Qaida en el Magreb Islámico (AQMI) recoge la cocaína y la pasa atravesando el Sahara con destino a Europa. La misma vía que se usa para sacar la heroína de Afganistán, primer productor mundial.

La ruta narco-terrorista andina al Magreb lleva funcionando al menos desde 2006. Previamente se realizaron los primeros contactos con Al Qaeda, la instalación de agentes iraníes, la acogida de palestinos, creación de Hezbollah Venezuela e islamización de pequeños grupos tribales. Es una consecuencia lógica. Independientemente de que la financiación terrorista mundial proviene del petróleo en sus bases ideológicas, y de la droga en las ejecutivas, el asentamiento islamista en España presagiaba una futura expansión al resto de países latinos que usan el español como lengua común. En julio de 2003 la Unidad Central de Información Exterior (UCIE) presentó un informe en el que aseguraba que los musulmanes en España tienen una consigna para conseguir la nacionalidad: «comprar casas y bienes y tener hijos. Muchos de ellos están casados con españolas y todo ello con el fin de ir insertándose de alguna manera en el pueblo». Ya insertados, con el idioma aprendido, comenzaron a hacer lo mismo en la América latina. El proceso, idéntico en Europa y América, conlleva la importación de misioneros, creación de un islamismo regional e implementación de células locales independientes que están al servicio de la Yihad internacional.

El miembro de las FARC y firme defensor de Hugo Chávez, Teodoro Darnott, es fundador del Movimiento Guaicaipuro de Liberación Nacional, que se transformó en Hezbollah América Latina y Hezbollah Venezuela (en las FARC es el dirigente indígena alias Daniel González Epiaya, o Comandante Daniel). Darnott es el responsable de la conversión al islamismo inspirado en Al Qaeda de La Guajira, una península a caballo entre Colombia y Venezuela, facilitando así que el régimen de Chávez confisque el territorio para que la petrolera estatal PDVSA construya el mega-gasoducto que quiere hacer llegar hasta Argentina. La brutal destrucción ecológica ya no tiene oposición entre la tribu Wayúu y resto de guajiros, ahora muyaidines de Alá.

Todo ello aumentó desde 2004, con el éxito de los ataques a Madrid, pero comenzó mucho antes: en febrero de 2002 un grupo de Hezbollah entraba en Venezuela desde Brasil protegidos por miembros del gobierno venezolano y del PSUV (Partido Socialista Único Venezolano), a través del centro neurálgico para dinero negro -Isla Margarita- y eran alojados en el Centro Islámico El Paraíso.

En junio de 2008 Estados Unidos acusó al diplomático venezolano Ghazi Nasr al Din (o Ghazi Nasserdine) de trabajar para Hezbollah y a Caracas de dar refugio a sus agentes terroristas. Ghazi, nacido en Libia, junto a su hermano Ghasan Atef Salameh Nasserdine (Abu Ali) es el Encargado de Negocios de la Embajada Venezolana en Damasco, Siria, y encargados ambos de reclutar musulmanes venezolanos afines al Partido Único Socialista Venezolano para mandarlos a los campos de entrenamiento de Hezbollah en el sur de Líbano. Todo ello bajo la supervisión del ministro de Interior y Justicia en Venezuela: Tarek el Ayssami, que se describe a sí mismo como «un talibán», y se refiere a Ben Ladem como «el gran muyaidín, el jeque Osama Ben Ladem».

Tarek el Ayssami es hijo del jefe del Baath en Venezuela (el partido nazi iraquí, afín al partido único de Chávez), Carlos Assami, y antes de ser ministro de Chávez era su viceministro de Seguridad Pública. En 2003 él y Hugo Cabezas eran los encargados de la Oficina Nacional de Identificación y Extranjería, quienes, según The America´s Report daban pasaportes y papeles ilegalmente a los miembros de Hezbollah y Hamas en Venezuela. Hugo Cabezas es, desde noviembre de 2008 gobernador del Estado de Trujillo, a la vez que fundador del grupo armado Utopía (una rama del Frente de Liberación Bolivariana).

¿Y Setmarian?

El 30 de septiembre de 2005 un ex agente de la Dirección del Servicio de Inteligencia y Prevención de Venezuela (DISIP), exiliado y trabajando para la DEA americana, Johan Peña, aseguró en una entrevista al Canal 41 América TV que Mustafá Setmarian «Está en Venezuela bajo la protección del Gobierno de Hugo Chávez».

Supuestamente Setmarian estuvo viviendo en Isla Margarita y, por seguridad, trasladado después al estado de Bolivar con un alto funcionario del régimen de Chávez, Carlos Lanz Rodríguez, asesor del Ministerio de Educación y comisario de la DISIP (Servicio Bolivariano de Inteligencia) y presidente de la estatal Compañía Nacional de Aluminio, ALCASA.

El 19 de septiembre de 2007, el ex-delincuente financiero Kenneth Rijock, que ahora trabaja para la inteligencia de USA y el World Check, amplió información respecto a la denuncia de Johann Peña:

…vivió abiertamente en Venezuela a la vez que estaba solicitado por Interpol… Naser iba diariamente a la principal mezquita de Caracas escoltado por guardaespaldas armados del gobierno en una Hummer negra. Fue visto en la Isla Margarita, y también en unas instalaciones portuarias donde cargueros registrados en Panamá parten rumbo a Irán regularmente. ¿Están estos cargueros transportando uranio para el programa nuclear iraní?. No podemos asegurarlo, pero Naser ha sido relacionado a Carlos Rafael Lanz Rodríguez, el ex terrorista de carrera quien es actualmente presidente de la Compañía Nacional de Aluminio, ALCASA, de propiedad estatal, sobre la cual algunos ingenieros de minas sospechan que está extrayendo y traficando uranio.


En cualquier caso la policía española dejó la pista venezolana, un lugar de paso para el sirio español, que no estuvo en aquellas tierras más de un mes. A día de hoy su paradero sigue siendo desconocido.

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