Siguiendo la tradición católica que inauguró Kennedy en la Casa Blanca, minoritaria frente a los puritanos, Obama lo ha hecho: ha ampliado la protección sanitaria a mucha gente y ha vetado cualquier financiación estatal al aborto.
La reforma se desbloqueó cuando el congresista Bart Stupak, líder de los demócratas católicos, anunció el acuerdo. Inmediatamente después el director de Comunicaciones de la Casa Blanca, Dan Pfeiffer, hizo un comunicado asegurando que el presidente Obama "emitirá una orden ejecutiva, tras la aprobación de la ley de reforma sanitaria, que reafirmará su coherencia con las restricciones ya existentes al uso de fondos federales para la práctica de abortos".
Los liberales económicos no estarán de acuerdo, el progrerío menos, y es cierto que casi 40 millones de ciudadanos quedarán fuera por no poder pagar esos 500 dólares al mes, pero a mi juicio es una gran victoria. Primero por el hecho en sí, que busca un término medio entre el delirio europeo y el desamparo americano; porque favorecerá a 30 millones de personas y porque se hace con respeto a la vida humana. Además los 940.000 millones de coste se financiarán con subidas de impuestos para las rentas más altas (al contrario que en España), con recortes en gastos superfluos (al contrario que en España) y con una ofensiva contra la corrupción (es otro planeta).
lunes, 22 de marzo de 2010
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