Continúa de: Supersolidarios sin fronteras o sea (1)
La España del viento
El encanallamiento responde a una total falta de ilusión colectiva, sin ideales ni hechos, modelado a cincel para embrutecer al que paga la fiesta, el ciudadano. Una trágica pirámide en cuyo cénit se ufana la engreída casta de inútiles petulantes. Los peperos, por ejemplo, han presentado un Código de Buenas Prácticas, cosa sorprendente donde las haya, porque hasta ahora las malas prácticas estaban en el código penal. Para terminar de arreglarlo, hizo la presentación del no robarás Ana Mato, que es la Chacón del PP: al marido de una le regalan un Jaguar y al de la otra canales de televisión.
Según el barómetro del CIS de noviembre 2009, el 60.6% de los españoles cree que la situación política es mala o muy mala, y sólo el 5.3% buena. El 76.7% opina que todo continuará igual o peor dentro de un año, y apenas el 11.9% espera mejoría en 12 meses. Los grandes problemas que preocupan al ciudadano son el paro (el 78.4%), la crisis y los políticos, por ese orden. Ni terrorismo, ni estatuts, aborto, educación, vivienda, inmigración, calentología o violencia machista. Son los logros de una casta oligárquica que condena a Extremadura, Castilla La Mancha y Andalucía a ser el tercer mundo de Europa, cuyo único ideal es la ventosidad.
Un día la Chacón afirma que no se pagó ningún rescate, y 24 horas después Miguel Ángel Moratinos en la Comisión de Control de los Fondos Reservados confiesa que los pagos fueron dos, uno en Somalia y otro en Kenia. Un día montan el numerito de apoyo al polisario y al siguiente firman que la autoridad sobre el Sáhara es marroquí. El Hijo del Viento se desmarca con su borreguil pacifismo en la ONU y, al mismo tiempo, dobla las tropas para la invasión de Afganistán.
Y mientras, eso que llaman el pueblo no deja de recibir palos. La política económica se resume en a ver si escampa, y cuando hacen algo siempre es contra la gente. Virgencita que me quede como estoy, rezan los ciudadanos cada vez que el presidente tiene una ocurrencia. Los agricultores comiéndose tomates marroquíes, ven como el gobierno despilfarra 113.225 euros en una inhóspita aldea del Perú, para los Hijos del Maíz (no es lo de Stephen King), una de esas cosas tan europeas y humanitarias que promueve la dictadura castrista a través de organizaciones como mediCuba-Europa. La Policía y Guardia Civil aconseja a sus miembros que se compren a escote chalecos y otros artefactos de seguridad, pero el gobierno regala 700.000 euros a los policías de Nicaragua, 117.000 a los de Bosnia o 260.000 para los diputados dominicanos (¿para qué? Nadie lo sabe). Los taxistas hartos de chorradas, ahora los quieren hundir poniéndose liberales, al contrario que en los bares sin tabaco por decreto, a 20ºC, la industria de los toros, los 400 chiringuitos playeros de Valencia, los internautas en pie de guerra, investigadores toreados, autónomos, pensionistas, emprendedores, estudiantes. Subida de impuestos para el ahorro a partir del 1 de enero, y a los consumidores, junto a otro 2% en el recibo de la luz desde enero, la subida del IVA el 1 de julio.
Este ambiente putrefacto hace que hasta la representante del triunvirato, Pilar Bardem —¿actriz?— salte del barco: «Yo no soy de la ceja, y al que lo diga lo mato», versión caspa del «Yo por mi hija, ma-to». De esta manera tan elegante la ¿actriz? consiguió que las memorias de no sé qué actores pasaran desapercibidas en su presentación. Nostalgia de los Goya y no a la guerra si es de Aznar. O nostalgia de más subvenciones, de esos 2.426.100 euros que el gobierno ha regalado al cine iberoamericano (¿por qué? Misterio). Ahora faltan Pedro Almodóvar y Joaquín Sabina, luego vendrá el emperador Sir Theodore Bautista, o los que fueron echados de su país por coñazo, Saramago, Federico Luppi o Ian Gibson, plomos.
Al mismo tiempo, los dos órganos de propaganda montados desde el gobierno mediante graciosas concesiones —Cuatro y la Secta— se echan en brazos de Berlusconi y Lara respectivamente. Las ratas abandonan el barco. Anda media España en la nueva nariz de una que se zumbó a un torero, comprando cosas inútiles o cantando villancicos laicos para «hacer integración y eliminar las connotaciones religiosas de los villancicos». Francino se esconde para no darle el Ondas a Jorge Javier, pero el intelectual progresista de Telecinco no se lo tiene en cuenta ahora que Gabilondo es empleado suyo. El nuevo dueño de Cuatro, Berlusconi, sabe desde el Prestige —qué gran show— que la pela es progre. Los de la Secta carne y circo, cuando no ponen una de Chuck Norris, forman mamachichos en su escuela de sirenas y gañanes. En su versión de papel lanzan la consigna de que, vale, el padrecito Stalin fue una bestia asesina, pero Lenin y Troski mataban menos. Ventajas de no tener que pasar el 5% de share.
Y no sólo hay protestas, no seamos negativos. Los 250 mil liberados sindicales están contentos, la inmensa casta política y los funcionarios de plaza vitalicia, también, junto a los supersolidarios nuncamais, o sea, de Wyomign. Forrarse, presuntamente, con alegría, les hace cantar de contentos: Hem pillat molt (coros: presumptameeent), amb alegria, però si tu fossis al nostre lloc també ho faries.
Afortunadamente no todos lo harían. Por descontado que siempre quedará algún pijo, ignaro y muy facha, dícese progre, o si es de la Logse y Roures, neoprog, pero el mundo está lleno de buena gente que con sencillez trabaja por los demás. Como dice el último socialista honrado, Julio Anguita, si me quieren insultar, llámenme progre.
viernes, 8 de enero de 2010
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