sábado, 31 de octubre de 2009

Entre esos tipos y yo hay algo personal

Probablemente en su pueblo se les recordará como a cachorros de buenas personas, que hurtaban flores para regalar a su mamá y daban de comer a las palomas. Probablemente que todo eso debe ser verdad aunque es mas turbio cómo y de qué manera llegaron esos individuos a ser lo que son ni a quién sirven cuando alzan sus banderas.
Enternece ver a la nobleza unida para defender sus privilegios. Salieron ayer de Jalouín todas las momias, como los zombis de Thriller, o trinquer, a reclamar lo suyo, la subvención. Conste que me parece bien la protección de la tercera edad, hay que echar una mano a Bosé o Miguel Ríos, y siempre es mejor robar pidiendo como la Sgae que robar a secas, como políticos y sindicatos, pero entre esos tipos y yo hay algo personal.

Dice nuestra aristocracia que:
Dejar que los mercados sean los únicos reguladores de las relaciones económicas sólo lleva, como estamos comprobando, a la inestabilidad permanente, a la escasez de recursos financieros para crear empleo.

Y, francamente, no tengo ni idea de si esto es así, ni si hay alguien que reclame tal cosa. Lo que sí sabemos es qué pasa cuando la situación es justo la contraria. Basta mirar lo que se han llevado el PSC y CiU en Santa Coloma (13 millones de euros), Badalona (14 millones de euros) y San Andrés de Llavaneras (17,8 millones de euros) porque no dejan a los mercados en paz.
Así que, ante la hecatombe, los ponen a todos en formación a decir chorradas. Prietas las filas el Ministerio de Propaganda y el Ministerio de Paz Social, intelectupollas y liberados sindicales defendiendo al que paga.
Hombres de paja que usan la colonia y el honor para ocultar oscuras intenciones:
Tienen doble vida, son sicarios del mal, entre esos tipos y yo hay algo personal.

Dice nuestra aristocracia que:
La falta de vigilancia e incluso la complicidad de las autoridades con los poderosos que controlan el dinero y las finanzas, esto es, la falta de una auténtica democracia, sólo produce desorden, y que concederles continuamente privilegios, lejos de favorecer a las economías, las lleva al desastre.

Ah, pero, ¿¡las autoridades y los poderosos no son los mismos!? ¡Coño! Que se lo digan a Millet y Jordi Pujol, y ya de paso que devuelvan los 20 millones de euros (¿o son 30?), que luego ya hablaremos del 3% (¿o era el 20?).
Rodeados de protocolo, comitiva y seguridad, viajan de incógnito en autos blindados a sembrar calumnias, a mentir con naturalidad, a colgar en las escuelas su retrato.

Se gastan mas de lo que tienen en coleccionar espias, listas negras y arsenales; resulta bochornoso verlos fanfarronear a ver quien es el que la tiene mas grande. Aunque Cobo, evidentemente, la tiene más grande que Aguirre.

Dice nuestra aristocracia que:
La inmensa acumulación de beneficios de unos pocos, en lugar de producir el efecto “derrame” que pregonan los liberales, ha alimentado la especulación inmobiliaria y financiera que ha convertido a la economía mundial en un auténtico e irracional casino.

Oiga, pues tienen razón, pero no por lo que digan los liberales, sino por hacer precisamente lo contrario. Por eso en Cienpozuelos se han llevado crudo 40 millones de euros. Por eso papá Cháves regala 10 millones de euros a su nena. Por eso Mamipajín, Papipajín y la novia de Chuki asaltan Benidorm como antes la asaltó Zaplana, que la cosa va por turnos. Por eso, por no ser liberales en lugar de dedicarse al saqueo sistemático.

Se arman hasta los dientes en nombre de la paz, juegan con cosas que no tienen repuesto y la culpa es de otros si algo les sale mal. Entre esos tipos y yo hay algo personal. Y como quien en la cosa nada tiene que perder pulsan la alarma y rompen las promesas y en nombre de quien no tienen el gusto de conocer, nos ponen la pistola en la cabeza. Se agarran de los pelos pero, para no ensuciar, van a cagar a casa de otra gente y experimentan nuevos métodos de masacrar, sofisticados y a la vez convincentes. Por eso, queridos intelectupollas, está feo invadir países como Afganistán o Iraq, y vender armas a Hugo Chávez.

Porque esos tipos y ustedes, sus sicarios a lametazos, no conocen ni a su padre cuando pierden el control, ni recuerdan que en el mundo hay niños. De hecho hacen todo lo que pueden porque deje de haberlos. Nos niegan a todos el pan y la sal.
Entre esos tipos y yo hay algo personal.

Pero eso sí, los sicarios no pierden la ocasión, de declarar publicamente su empeño, de propiciar un dialogo de franca distensión, que les permita hallar un marco previo. Que garantice unas premisas mínimas que faciliten crear los resortes que impulsen un punto de partida solido y capaz de este a oeste y de sur a norte, donde establecer las bases de un tratado de amistad que contribuya a poner los cimientos de una plataforma donde edificar un hermoso futuro de amor y Paz.

Nunca entenderé qué pinta Serrat con esos tipos.

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