Me ofende que Javier Krahe cocinara un Cristo hace seis años. Hiere mi sensibilidad. No me importa que el ex de La Mandrágora fuera un señorito del Barrio Salamanca y Colegio del Pilar, cada cual purga sus pecados originales como puede, mas me ofende aunque Krahe fuera el mismísimo Alonso Quijano recitando a Quevedo. Me ofende, es verdad, y me aguanto, y se lo agradezco porque lo auténticamente ofensivo es que hacer una sátira sea delito.
Que Rubianes (rip) se ciscara en su nación hiere muchas sensibilidades, cómo no, pero lo que sería una ofensa intolerable es que no pudiera hacerlo. Imaginen ustedes a un palestino repitiendo en su televisión las palabras de Rubianes:
Que se metan a Gaza ya en el puto culo a ver si les explota dentro y le quedan los huevos colgando en los minaretes, que vayan a cagar a la puta playa con la puta Gaza, que llevo desde que nací con la puta Gaza, vayan a la mierda ya con el país ese y dejen de tocar los cojones.
O sin ir tan lejos, imaginen lo mismo en cualquier región de España, dedicado a su autonomía, y no tiene porqué ser Cataluña. O en la tele cubana, entre un ladrillo y otro de Fidel con Silvio Rodríguez haciendo coros al tirano. Nos ofendería, claro, y podríamos estar contentos por ello. Lo más grande de la bandera americana es que quemarla no sea delito. Que cualquier malandrín se quede sentado al paso de la bandera o que escenifique poses ante las fronteras es ofensivo, pero legítimo.
Hay luz al final del camino, lo ha dicho Shakira en el Shakira in Río, que después de la tormenta sale el sol. Y alguna luz se va viendo cuando ya muere la Edad Media Progresista, oscuro periodo de consignas y prohibiciones. Sabe un montón la diva aunque sea extraterrestre. Otros lo intentan, muchos, y por más que quieran no pueden. Es lo que tiene ser hija de Blas de Lezo y de una deidad quimbayá, que entiende a la gente.
Pasó el tiempo de las caras muñeco de cera, lifting pez globo a lo Papito posturitas (pa pito el mío, dicen los Mojinos). Es hora de recuperar a los que no viven de poses afectadas, de cortar la cabeza a los esnob, de acabar con las sectas, incluidos los pajinianos. Lo revolucionario nunca fue Pablo Milanés, sino La Lupe; lo revolucionario será que Gloria Estefan cante en su tierra, no que los papitos que en el mundo son laven la cara al liberticidio. Loquillo, Jaime Urrutia y demás expulsados del paraíso llevan años denunciando la pose progre. Auténticos. Solo faltaba Calamaro.
Llegué siendo un progre de toda la vida, un simpatizante de izquierdas, una persona bienpensante, y me voy de aquí convertido en otra cosa.
Lo raro es que aguantara tanto. El asfixiante laberinto progre alcanza en España unas cotas de pulsión prohibicionista difíciles de superar. Es de destacar que de un tiempo a esta parte la secta anda camuflada con el paisaje, escondiendo la cabeza bajo las piedras. No se les oye. Parece que han cogido algo de aire con lo de la Flotilla de Hamas -se ponen cachondos en cuanto oyen la palabra "judío"- pero apenas son brotecillos verdes en el desierto mental. Las contestaciones al artista -Homero Simpson y rolling stone- rozan el patetismo desesperado. Alguna no lo roza, desciende directamente las simas del oscurantismo amenazando con los peores males, que viene el coco, y se consuelan pensando que todo fue un mal sueño o una broma. Ya lo ven haciendo galas para el enemigo y levantando el brazo en saludo romano. Como son incapaces de imaginar la libertad, todo lo que no sean chinitos maoístas les huele a socialismo nazi (de pose, porque estos ni una cosa ni la otra, solo pose). ¡Qué horror!, se dicen, siempre nos quedará Willi Toledo.
Hago bulto por la libertad de culto y si prohibir es progresía y el progre es rabioso anti rojo, mi antojo es renunciar al progresismo ahora mismo.
Qué grande, Calamaro. Esta vez el esclavo se escapó. Mozo, sírvele una copa rota al bohemio que perdió la fe, o la recuperó, según se mire. Ya lo dijo Felipe González: «Rectificar es de sabios», y como un misil para la banda del moco -tocado y hundido- «de necios hacerlo a diario». Pues eso, inventar una nueva majadería cada semana, un nuevo dogma y otra prohibición es lo que hacen los «nuevos ricos resentidos e ignorantes», en palabras de Jordi Pujol. Cada día una consigna para mantenernos entretenidos y enfrentados.
Los totem del marxismo nostálgico, como Rafael Chirbes, acaban de descubrir que han sido engañados, «una estrategia mediante la cual los problemas cotidianos de la vida pública son eliminados y sustituidos por juegos, que algunos han definido como culturales», a base de recrear conflictos, más o menos intrascendentes o prescritos «para mantener la ficción de una política progresista». Han rebuscado artificiosamente enfrentamientos ignorados u olvidados, recreando polémicas entre católicos y laicos, antiabortistas y pro aborto, regionalistas y jacobinos, cada comunidad contra las demás, el agua de los ríos o la deuda histórica, jueces contra jueces, partidarios de negociar con ETA y partidarios de aplicar la ley, nativos contra inmigrantes, feministas y homosexuales contra todos los demás, judeófobos antiamericanos contra islamófobos, víctimas del franquismo con víctimas del Frente Popular.
Ignacio Camacho cita sin nombrarlo en el ABC a un gerifalte del felipismo que retrata la, llamemosle, política, o pose progre:
Esto es un desastre. Sólo están atentos a las tonterías, a los gestos de ideología superficial... El ridículo no lo haces equivocándote, lo haces dando palos de ciego, mostrando que no tienes ni idea... El otro día me decía un compañero que en este partido los que saben leer y escribir acabarán dándose de baja...
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Evite insultos, guarde las mínimas normas de etiqueta y respeto a los demás sin por ello restringir las críticas por duras que sean. No se permite el spam, las técnicas troll ni la suplantación de nick.
Lo otro, las opiniones: cada cual es responsable de las suyas.