viernes, 7 de agosto de 2009

El nuevo fascismo mediático

Hace 5 días, domingo 2 de agosto, el telediario de TVE montaba un publi-reportaje sobre el psicópata que entró en un club gay de Tel Aviv matando a dos personas. Además, las víctimas eran chavales muy jóvenes, Nir Katz de 26, y Liz Trobishi, de apenas 16 años. Grandes reportajes en El Mundo, vídeos en El País, conmoción, y búsqueda de antecedentes (hace cinco años, un participante en la Gay Parade de Jerusalén fue herido por apuñalamiento).
Tel Aviv es uno de los paraísos gay del Mediterráneo, y una de las ciudades más abiertas de occidente. La hija homosexual del ex-primer ministro Ehud Olmert, Dana Olmert, ha sido portavoz de de la indignación general. Benjamín Netanyahu lo calificó de "asesinato horrible", y la caza del hombre fue inmediata, con cientos de policías buscando puerta a puerta, por lo que el criminal será (esperemos) atrapado, juzgado y condenado. Hasta aquí, todo normal.

Dos semanas antes, Tanareh Mousavi era encontrada muerta, torturada, violada y su cuerpo quemado por la policía iraní. Sus asesinos nunca serán juzgados. Ni una línea en El País -Resultado de búsqueda: tanareh mousavi (0 resultados encontrados)- ni una palabra en Público -... No se han encontrado resultados ...- las organizaciones supuestamente feministas brillan por su ausencia y Ahmadineyad sigue siendo nuestro aliado de civilizaciones, héroe del fascismo gay que este año volverán a salir vestidos de obispos cantando los mantras de Almodóvar contra el Papa, a ver si así alguien paga por ver su bodrio Los abrazos rotos (ay Pedro, que has perdido el norte, tendrías que salir más a la calle y dejar los palacios de señoritos). Porque una cosa es ser homosexual, como quien es rubio, listo o cómico (y donde hay de todo, como en todas partes), y otra es formar parte de la mamandurria fascista que pone el cazo.

Busquen en Google "Tanareh Mousavi", da que pensar... y luego busquen entre páginas de resistencia iraní, en redes sociales, memoriales, vídeos y sitios alternativos. Tanareh no es lo suficientemente buena para la dictadura mediática occidental, que vive del petroleo iraní o venezolano.

El mismo día que el psicópata de Tel Aviv perpetraba su asesinato, la niña de 9 años Umia Alnaf, su madre Asifa, y Mausa Masih de 10 años junto a cinco personas más eran asesinadas, quemadas vivas, por una turba de 3.000 musulmanes del Punjab, incendiando 50 casas y 2 iglesias. El "motivo", que para la sharía es suficiente con una fatua apoyando cualquier denuncia falsa de blasfemia contra el islam para expulsar a los cristianos y quedarse con sus bienes (como los turcos en el genocidio de un millón de cristianos armenios). Supuestamente, unos niños preparando adornos para celebrar una boda, cortaron páginas de un antiguo libro escolar donde había algún verso del Corán. Según las leyes de Pakistán, quienes blasfeman contra el islam tienen pena de cadena perpetua o pena de muerte.
Se comprende que en TVE no dijeran ni una palabra, ocho personas es poco si comparamos con las constantes matanzas de cristianos en el mundo (busquen en El País, yo no he encontrado ni mención del asunto). Al menos 500 cristianos fueron asesinados en enero y 40 iglesias arrasadas en Nigeria. Nuestros amigos palestinos del grupo terrorista Hamas han legalizado la crucifixión de los enemigos del Islam, cristianos y ateos, en los territorios de la Autoridad Palestina.
Los movimientos fascistas no valoran la vida per se. Una víctima lo será, siempre y cuando su etiqueta corresponda a la correcta formación del espíritu nacional. Si es un niño de siete meses, cuenta solo si le han concedido el estatuto de "ser humano", e igual con cualquier salvajada donde podamos meter judíos malos, católicos malos o gays buenos.
Nada nuevo bajo el sol, hoy como ayer vivimos inmersos en el populismo más reaccionario, siempre al servicio de la pasta y pasándose los principios por el arco de triunfo. Es la condición humana.

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