lunes, 22 de diciembre de 2008

Los cuentos chinos de Luis del Pino -1

.-Colaboración con Morenohijazo.

El Chino que nunca existió... O sí. (1ª parte)

Durante éste mes se ha vuelto a poner de actualidad la familia Ahmidan, algunos de cuyos miembros fueron actores principales en los atentados del 11-M. Hicham Ahmidan fue condenado el 5 de diciembre en Marruecos a 10 años de cárcel por complicidad en el 11-M. Hicham regresó a Tetuán cinco días antes de los atentados, pero dejó sus huellas en la casa de Morata de Tajuña donde se prepararon las mochilas-bomba. Puso tres vehículos a su nombre para cometer la masacre (dejando sus huellas en dos de ellos) y proporcionó financiación junto a uno de los principales ejecutores del atentado, su primo Jamal Ahmidan, El Chino, que se suicidó en Leganés el 3 de abril de 2004.
Otro miembro de la familia Ahmidan, su primo Hamid, ya está cumpliendo 23 años de condena por pertenencia a la banda armada que perpetró la masacre y tenencia de sustancias nocivas para la salud pública. Los primos Ahmidan, liderados por el Chino, fueron la principal fuente de financiación de la célula 11M mediante sus actividades de tráfico de drogas a gran escala. El 26 de marzo de 2004 se registró uno de sus domicilios y la policía española encontró 59.254 gramos de hachís y 125.800 pastillas de éxtasis (unos 30 kilos), lo que suponía más de un millón y medio de euros.

Pues bien, coincidiendo con estos hechos, algunos medios han retomado aquel “agujero negro” de Fernando Múgica en EL MUNDO (XXVI, Las mil caras de El Chino,12/02/06), donde el ya retirado teórico de la conspiración abría la puerta a especulaciones que el diario de Pedrojota ha abandonado por completo. Sin embargo, el periódico digital de Federico Jiménez Losantos lleva publicados 18 “enigmas” desde entonces intentando probar que El Chino nunca existió. El único “enigma” real que nos consta es ¿a dónde fue a parar el “agujero negro” siguiente al del Chino, el número XXVII? El diario de Pedrojota pasó del XXVI al XXVIII (EL MUNDO, 09/03/06, “pruebas amañadas”).

Todo este asunto sobre El Chino parte de un pretendido “enigma” que, por qué no decirlo, es una chorrada total. Según dice Luis del Pino, el “investigador” de Losantos: “la lista de identidades falsas de Jamal Ahmidan facilitada por la UCI no coincide con la de la Policía Científica”.
Cuando un delincuente da una identidad falsa, no suele ser una identidad falsa correcta. De hecho, lo lógico es que dé una identidad falsa falsa...

Repasemos ambas listas para ver si son tan diferentes como dice Luis del Pino:

Lista de la UCI.....Lista de las huellas de Morata(PC)

Ahmed Ajon........................Ahmed Ajon

Zaid Kamel Abon.................. Abu Zaid Kamal

Yousef Nabil......................Nabil Yousef

Yousset Dolmi......................Dolmi Yousset

Said Tlidni........................Tldini Said

........................Said Mounir Kamal


Siendo conscientes de las dificultades de los policías que redactan informes, los agentes que ponen multas, los caseros que redactan alquileres o los vendedores que firman contratos para acertar con la ortografía de los nombres árabes... ¿Alguien entiende dónde ve Del Pino tantas diferencias entre una lista y otra? Sólo hay un nombre más en una de ellas, los otros son, claramente, los mismos nombres con variaciones ortográficas. Haciendo una pequeña búsqueda en google sobre el terrorista más buscado de todos los tiempos encontramos: Ben Ladem, Ben Laden, Ibn Ladim, Bin Laden, Bin Ladem, Beni Laden, Beni Ladem, Ibn Ladem o Ibn Laden, más las combinaciones de todos ellos con Osama, Usama, Ossama y Ussama.

Los cuentos “chinos” de Luis del Pino.
Parece increíble que un grupo de personas adultas y, se supone, inteligentes, puedan desechar los testimonios de centenares de testigos, de todas las condiciones y clases sociales, delincuentes, policías y gente corriente de dos continentes, incluyendo la abundante familia de Jamal Ahmidan, que deberían saber reconocer a su propio esposo, hijo o hermano. Parece imposible que rechacen los miles de documentos que Jamal generó en su vida normal en Marruecos y en España. Parece inverosímil que tras un juicio televisado, con todos las garantías del Estado de Derecho, donde las defensas y acusaciones pudieron presentar, para que fueran resueltas, todas las dudas que tenían, se siga fantaseando con hechos tan terribles.
Pues, por imposible que parezca, el diario de Jiménez Losantos se resiste a dejar la bicoca que suponen sus comentarios conspiracionistas, y su “investigador” Luis del Pino ha sacado una serie de artículos en los que se pone en duda la existencia de la figura de “El Chino”. Entiéndase que no niega que hubiera una persona llamada Jamal Ahmidan que naciera en Marruecos y llevara una vida más o menos anodina hasta su muerte en Leganés. Según Luis del Pino, es la figura de Jamal Ahmidán “El Chino”, preso en Marruecos de 2000 a 2003, jefe de comando terrorista, la que ofrece dudas sobre su verosimilitud. Para Del Pino, los constructores de lo que él llama la “Versión Oficial” han adornado la personalidad de un pelanas con todos los atributos, hechos y dichos que han considerado oportunos, para convertirle en feroz terrorista.

Pronto pasaremos a revisar algunos de sus argumentos; pero primero, consideremos su método de trabajo. De la misma manera que en la ciencia experimental dudaremos de los resultados si el método científico no se aplica correctamente, la forma de trabajar de los conspiracionistas nos dará pistas sobre la fiabilidad que se puede esperar de sus razonamientos:

1) Luis del Pino no descubre ningún documento que no se haya conocido, estudiado, y revisado exhaustivamente por los investigadores policiales, fiscales, defensas, acusaciones particulares y jueces.
2) No ha obtenido ningún nuevo testimonio.
3) Ni siquiera ha encontrado una pista nueva en las declaraciones que se realizaron durante todo el caso.
4) No se ha entrevistado con nadie. No ha conseguido ninguna confesión, ni retractación, de las palabras de nadie.
5) No ha demostrado que ningún testigo mienta.


¿Qué ha hecho? Pues saquear el Sumario a la caza y captura de cualquier dato erróneo o contradictorio para añadirlo a su teoría, por irrelevante que sea o descartado que haya quedado en la vista. Un número erróneo de teléfono en un documento entre los cien mil folios del Sumario le sirve, aunque ese número aparezca correctamente señalado en otra docena de ocasiones. Los informes preliminares de la investigación, cuyas informaciones, lógicamente insuficientes, fueron completadas y mejoradas a lo largo de tres años de trabajo de las Fuerzas de Seguridad, son presentados por él como si fueran pruebas tanto o más valiosas que los informes definitivos, y sujetos a contradicción durante el juicio. Las primeras declaraciones de los acusados, realizadas cuando quizás tenían esperanzas de salvarse y negaban todo, son, en los artículos de Libertad Digital más creíbles que las deposiciones ante el Tribunal. Cuando hay una persona que da hasta seis versiones distintas, como Suárez Trashorras, Del Pino ni siquiera da como válida una de ellas, sino que espiga frases de aquí y allá, cogiendo las que refuerzan su delirante teoría y silenciando el 99 % de las palabras del ex-minero, que le contradice. Cuando no puede probar lo que dice, afirma que lo ha demostrado y... a otra cosa.
A quien le parezca inapropiado el uso de “saqueo” del Sumario que propongo, piense en la dudosa manera en que debió llegar a sus manos, y el uso tramposo que realiza de la información que de él obtiene, expurgando datos para obtener sus propias conclusiones, sin permitir a sus críticos una oportunidad para refutarlas (no sólo el Sumario no está al alcance de nuestras modestas personas: es que ni siquiera permite que se entre en su blog para darle cumplida respuesta).
Y lo menos malo que se puede decir sobre su método de trabajo es que es sesgado, incompleto, manipulador, descaradamente dirigido, traicioneramente dirigido en una dirección, tramposo, chapucero, malintencionado y perverso.

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