A lo largo de la historia humana los individuos han sido sometidos siempre a la tiranía del dinero y el poder. Hoy se libra una batalla más en la guerra eterna, la del quinto poder —el ciudadano y la red global de información— contra los otros cuatro, particularmente contra la máquina de propaganda de los poderosos.
Si el santoral necesita un nuevo beato, se fabrica. Hacen que sea compendio de toda virtud estatal, fiel cumplidor de los nuevos mandamientos creados por multinacionales. Cuando no existe, se inventa como El País inventa «muertes dignas». Ante los iconos del bobismo solo cabe la entregada adoración, y si hay dudas sobre si toca o no ponerse de rodillas, se busca la referencia que no falla: “progresista”, la forma de llamar al fascismo en el tercer milenio. Como cuando el ayatolá Jomeini era "progresista y revolucionario", o con el follón entre los progresados que no saben qué hacer con lo de Irán si no hay confabulación judeo-masónica por medio, hasta el punto que ya no puede fiarse uno ni de la BBC. Progresan los frikis y salen con sus gorritos de papel aluminio para defenderse de las nucleares, y es progresivo anular el juramento hipocrático. Algún día, espero, los niños estudiarán no ya cómo pudo esclavizarse al 90% de la población mundial, sino cómo lograron que la famélica legión cantase endechas a sus tiranos.
El héroe de la post-progresía, el bobista Daniel Cohn-Bendit, Dany el Rojo, líder del sesenta y ocho, diputado del Parlamento Europeo, amigo de Sarkozy y portavoz de Los Verdes Europeos, cuenta entre sus hazañas el elogio de la pederastia, pero tolerantemente plural, revolucionariamente progresista, y con eso está todo dicho. En un debate televisivo, Dany el Rojo empezó a dar clases de ética repartiendo carnets de progresismo. Cuando otro candidato le recordó sus aficiones, la moderadora, feminista profesional ella, no dejó de cortar a quien osaba preguntar por cuestiones “menores” para que volviera al tema europeo (desde el 2:10). Al día siguiente Le Monde casi decide invadir Polonia por el escándalo de hablar cosas que no tocan, y recordaba a los bienpensantes que en las presidenciales de 2002 el malvado Bayrou dio un soplamocos a un niño que intentaba vaciarle los bolsillos.
El País hizo la hagiografía de Cohn-Bendit tras las elecciones. Según el periódico de Prisa aquello del debate «dinamitó las expectativas del centrista Bayrou y disparó las de Cohn-Bendit», porque era «una vieja historia ya olvidada… Cohn-Bendit escribió un libro sobre sus observaciones sobre la vida sexual de sus alumnos». No miente El País; en su libro autobiográfico que describe su época de monitor de guardería, Le Grand Bazar, y en distintos artículos de prensa alternativa describe esas observaciones:
«Mi permanente coqueteo con estos niños adquirió de pronto una tonalidad giro erótica. Podía sentir perfectamente cómo las niñas de cinco años habían aprendido a excitarme. ¡Es casi increíble! La mayoría de las veces yo estaba un poco desarmado… Me ha ocurrido varias veces que algunos niños me hayan abierto la bragueta y hayan empezado a acariciarme. Cuando lo querían, les he acariciado. Por ello se me ha acusado de perversión».
Daniel Cohn-Bendit seguirá representando a los ecolopastas, a Raül Romeva de ICV y a Oriol Junqueras de ERC, el partido que según parece aglutina a la extrema derecha catalana.
Jesús Neira ha sido un ejemplo de comportamiento cívico y lo siguió siendo mientras la ser vivo Bibiana se hacía fotos con él. Pero, ay, en su primera entrevista al salir del coma se le ocurrió decir que había que enseñar a los niños a tratar con deferencia a las mujeres, e instó a los hombres a no tolerar la violencia machista porque «los maltratadores atacan también la honorabilidad del sexo masculino». Patxi Andión explica esa postura con otras palabras: «El hombre que maltrata a una mujer, por hacerlo, deja de serlo radicalmente, puede que siga siendo macho, lo que también se duda, pero ya no es hombre aunque lo parezca». A los ideólogos hembristas casi les da un ataque, se suben por las paredes y lanzan un ad hominem como el Everest.
Lo peor estaba por llegar. Aparece Neira en Época entre los «50 españoles contra Zapatero», y los progresivos ven en ello casus belli. Neira opina sobre Zapatero que «los españoles necesitamos un hombre que esté a la altura de las cosas, que no sea un jovencito que se dedica a dar mítines y a decir imbecilidades», y de Obama tras el discurso de El Cairo que «no es un hombre de primera línea… es un pelele, no existe, no tiene un conocimiento de la política [ni] de la historia», ante lo que un bloguero entregado a la Congregación para la Doctrina de la Fe Bobista se pregunta: ¿usted quién se ha creído que es para decir eso de un señor que es un líder mundial? (hasta el infinito y más allá). Propone defenestrarlo aunque todavía no tiene bula ad extirpanda para castigos físicos. Enric Sopena convierte al bloguero en «la blogosfera responde a Neira». El mismo día, José Luis Cervero informa que las lesiones de Neira no son producto del salvaje ataque («supuesta agresión», dice Sopena); vamos, que no lo mató el fuego de la hoguera —bien merecida— sino que tenía problemas respiratorios, cosas del humo.
Inmediatamente hay que rebuscar en su despensa, oh, ni chorizos ni perniles, es un judaizante. Jesús Neira es profesor titular de Teoría del Estado y en 2003 publicó un artículo que ha sido repetido en distintos sitios: Una crítica a la partitocracia. Anatema herético, dicen entre espumarajos rabiosos, el lado oscuro del profesor Neira, muerte al infiel que ahora lleva lo de héroe entre comillas. Relacionan confusamente sus ideas con las de Fernández de la Mora, ministro de Obras Públicas con Franco y gran amigo de Wenceslao Fernández de la Vega, padre de nuestra vicepresidenta Mª Teresa.
Luego han venido chistecitos insinuando que el profesor se vende, y un colofón del jueves 25 relatando el grave pecado de herejía de Neira, lo que de verdad importa en una partitocracia: «El dato básico de que Neira está vinculado al Gobierno Aguirre». Y además, casi seguro don Enric, ese tipo debe ser judío. Duro con él.
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