sábado, 30 de mayo de 2009

Si no amas

Teresa de Lisieux, Teresita del Niño Jesús, cuenta en su Diario de un alma que pretendía ser casi perfecta, ayudar a todos en todo. No es posible.
"Durante la oración abrí las epístolas de San Pablo y se me ofrecieron ante los ojos los capítulos 12 y 13 de la primera carta a los Corintios. Leí allí que no todos pueden ser apóstoles, profetas, doctores y demás…, que la Iglesia está compuesta de diferentes miembros, y que el ojo no puede ser, al mismo tiempo, la mano.
La respuesta era clara. Yo no podía tener todos los carismas.
Proseguí la lectura y esta frase me llenó de gozo: ‘Busquen con ardor los dones más perfectos; y yo les voy a mostrar el camino más excelente’.
Y el Apóstol explica cómo todos los otros dones, sin el Amor, no son nada…
Comprendí que el Amor encierra todas las vocaciones, que el Amor lo es todo, que abarca todos los tiempos y todos los lugares, en una palabra, ¡que es eterno!...
“Entonces, en un exceso de alegría delirante, exclamé: ¡Jesús, por fin he hallado mi vocación! ¡Mi vocación es el Amor!".

Nek, el artista italiano, ha puesto música a ese himno de Pablo:

Himno al amor de Pablo.
"Aunque yo hablara todas las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo amor, soy como una campana que resuena o un platillo que retiñe. Aunque tuviera el don de la profecía y conociera todos los misterios y toda la ciencia, aunque tuviera toda la fe, una fe capaz de trasladar montañas, si no tengo amor, no soy nada. Aunque repartiera todos mis bienes para alimentar a los pobres y entregara mi cuerpo a las llamas, si no tengo amor, no me sirve para nada.

El amor es paciente, es servicial; el amor no es envidioso, no hace alarde, no se envanece, no procede con bajeza, no busca su propio interés, no se irrita, no tiene en cuenta el mal recibido, no se alegra de la injusticia, sino que se regocija con la verdad. El amor todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
El amor no pasará jamás. Las profecías acabarán, el don de lenguas terminará, la ciencia desaparecerá; porque nuestra ciencia es imperfecta y nuestras profecías, limitadas. Cuando llegue lo que es perfecto, cesará lo que es imperfecto.
Mientras yo era niño, hablaba como un niño, sentía como un niño, razonaba como un niño, pero cuando me hice hombre, dejé a un lado las cosas de niño. Ahora vemos como en un espejo, confusamente; después veremos cara a cara. Ahora conozco todo imperfectamente; después conoceré como Dios me conoce a mí".

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