Falsa víctima de ETA.
Bartolomé Rubia, edil jienense del PP, simuló su propio secuestro por ETA.
"Nadie le cree. Ni la Ertzaintza, que investiga el caso, ni el Ministerio del Interior, ni su propio partido. La versión que Bartolomé Rubia, concejal del PP de La Carolina (Jaén), ofreció sobre su supuesto secuestro fue desacreditada ayer por el consejero vasco de Interior, Juan María Atutxa, y por representantes del Gobierno central, como el portavoz Miguel Angel Rodríguez o el ministro del Interior, Jaime Mayor Oreja". -EL MUNDO, 30 de mayo 1998
Finalmente "Bartolín" (así se le conoce) fue condenado en 2001 por simulación de delito.
Rigoberta, el Nobel.
Rigoberta Menchú, Embajadora de Buena Voluntad de la UNESCO, Premio Nobel de la Paz y Premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional. Su falsa biografía fue escrita por Elisabeth Burgos-Debray (Me llamo Rigoberta Menchú, Casa de las Américas, La Habana 1984), autora en la tradición marxista gala y esposa de Regis Debray, impulsor intelectual junto a Che Guevara y Fidel Castro de la estrategia soviética para Hispanoamérica y África en los años setenta. Es en realidad hija de un propietario campesino guatemalteco, dueño de 28 km cuadrados de tierras, que colaboró muy activamente con el Cuerpo de Paz de ayuda USA. La guerrillera “analfabeta” que supuestamente no recibió educación porque su padre no quería que la asimilaran los malísimos conquistadores españoles, fue educada en dos internados de monjas, privados y católicos, “un grupo casi indefenso de monjas que luchaban para proteger a sus estudiantes” y que la pusieron a salvo durante la guerra. Ni su hermano fue quemado vivo ni su padre luchó nunca contra “la opresión de los conquistadores españoles”, sino contra una facción rival de su familia liderada por un tío de la propia Rigoberta.
Ni siquiera la publicación de una biografía crítica por David Stoll en 1.999, o el libro coordinado por Mario Roberto Morales (Stoll-Menchú: la invención de la memoria 2.001, Consucultura, Guatemala) han tenido la más mínima repercusión en los comités que otorgan premios tan prestigiosos.
David Stoll • "Rigoberta Menchú y la historia de todos los guatemaltecos pobres".
En resumen, según Henrik Hovland, autor de «En los senderos secretos de Guatemala y Centro América»:
“Cuando la vida de Rigoberta y el ascenso social de los Menchú no encajan con la imagen «correcta» de lo que es ser un indígena en Guatemala, Rigoberta se encarga de rectificar su propia vida... El terreno se ajusta continuamente para que encaje en el mapa".
Hay muchísimos casos, pero no siempre es la falsa víctima la única responsable de su engaño. El victimismo vende y muy bien; antes lloramos con una ficción bien hecha que con la terrible realidad diaria. La periodista Janet Cook ganó el premio Pulitzer en 1981 inventándose una falsa víctima de la heroína en The Washington Post. Tuvo que devolver el premio ocho años después, aunque, el mérito o demérito de lo escrito, ahí queda. Las tragedias venden y, ya se sabe, una buena noticia no es noticia.
Otra modalidad de escarnio se desarrolla particularmente en España, la de intercambiar víctimas y victimarios. Es algo inaudito pero vende bien. El 29 de septiembre un reconocido islamista radical se presentaba ante la opinión pública como “víctima”, M. Almallah, hermano de Moutaz, compadre del Egipcio y responsable de un centro de adoctrinamiento en la calle Virgen del Coro de Madrid.
"Mi familia y yo somos la otra cara de las víctimas"
Almallah se suma a las declaraciones de asesinos condenados a más de cuarenta mil años, como Suárez Trashorras el 3 de septiembre de 2006:
“Soy una víctima de un golpe de estado encubierto tras un grupo de musulmanes”
O el también condenado Jamal Zougam el 16 de mayo de 2006:
"Soy una cabeza de turco"
Lanzados desde unos medios y alentados por otros, la competición por el victimismo sigue adelante con el todo vale. Conocidos etarras como De Juana Chaos dicen:
“Soy una víctima"Mientras Otegui pide respeto y subvenciones para los suyos porque, según él:
"Nuestras víctimas también cuentan".
Es tal la confusión de roles que hasta las televisiones hacen su agosto explotando lo más rastrero, como en el caso Violeta Santander, novia del agresor de Neira, a la que pagan millonadas por decir en la tele:
"Yo también soy una víctima”.De paso, con un plus económico, puede humillar a quien la ayudó pagando altísimo precio:
“No creo que Jesús Neira sea un héroe".
¿Puede extrañar a alguien que un tipo como Joseph Fritz, el Monstruo de Amstetten, también se sienta víctima?
“Soy una víctima, no un monstruo. (...) Pude haberlos matado a todos y nadie lo hubiera sabido".
Continúa en "Buitres de Zama: Stephan Hittman el cienciólogo. Falsas víctimas"-3
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