su inclinación hacia una determinada forma de pensar que, por más que, por la violencia que la caracteriza, sea radicalmente rechazable, no acredita por sí misma la integración en una organización terrorista. (...) las pruebas valoradas por el Tribunal son útiles para acreditar en alguna medida la inclinación del recurrente hacia determinadas ideas violentas relacionadas con la imposición del pensamiento propio del islamismo radical, así como sus contactos, más o menos intensos, con otras personas que pudieran participar de las mismas.
En esta ocasión nos regalan con la entrevista en portada de otra autoridad moral, Mouhannad Almallah Dabas, hermano de Moutaz, que está siendo juzgado por colaboración con organización terrorista. Otra prueba irrefutable según Rodríguez y Jiménez de que es "para soltarlos a todos, ¡a todos!"
Mouhannad, cómo no, también es una víctima, aunque no la única...
"Mi familia y yo somos la otra cara de las víctimas del terrorismo". -M. Almahllah
La entrevista completa y editorial de EL MUNDO:
Pues nada, si este señor los descarta... ¡Honor y gloria a los mártires asesinados en Leganés! ¡Libertad para los pelanas!
Editorial 29 de septiembre 2008:
"Esperamos que quienes han descalificado en otras ocasiones los testimonios de personas imputadas por los atentados del 11-M por el hecho de que luego han sido condenadas, den ahora especial credibilidad a las manifestaciones que Mou-hannah Almallah hace a EL MUNDO en la medida en que ha sido declarado inocente. Nosotros nos mantenemos en la que ha sido siempre nuestra posición: las opiniones son parciales y subjetivas, y lo que importa no es quién habla, sino la consistencia de lo que dice y argumenta.
El punto central de la tesis de Mou-hannah Almallah -presentado en su día por la Policía como una de las piezas clave del 11-M, condenado a 12 años de cárcel en la Audiencia Nacional por pertenencia a organización terrorista y absuelto finalmente por el Supremo tras pasar tres años y medio en la cárcel - coincide con lo que el sentido común dicta a muchos ciudadanos. Almallah pone en duda que los suicidas de Leganés fueran los yihadistas que presenta la versión oficial de los hechos. Si mataron indiscriminadamente a casi 200 personas, intentando causar el mayor daño posible ¿por qué renunciar cuando fueron descubiertos tres semanas después a volar un edificio entero con los vecinos dentro? No es lógico que, repentinamente, se convirtieran en lo que Almallah denomina «terroristas amables» y esperaran al desalojo para luego suicidarse.
Aporta también su conocimiento directo sobre algunos de los protagonistas. De Serhane, El Tunecino, muerto en Leganés, llega a decir que era «incapaz de unir dos cables», y subraya que a quienes se les ha atribuido la masacre «no tenían capacidad técnica» para llevarla a cabo. Acerca de Jamal Zougam aporta un dato concreto: asegura que la Policía estaba empeñada en que le relacionara a El Tunecino. Curiosamente, lo mismo que declaró en el juicio Cartagena. Este confidente afirmó que había recibido indicaciones de los agentes para que tratara de acercar a Zougam a la célula de El Tunecino. La coincidencia de ambos testimonios lleva a sospechar que la Policía pudo intentar manipular la instrucción para señalar a Zougam -condenado a la postre como autor del atentado tras dar crédito el tribunal a testimonios contradictorios de personas que aseguraron haberle visto en los trenes-, ya que era clave para unir a los suicidas con las tarjetas de los teléfonos móviles.
En definitiva, por la forma en la que han sido presentados los hechos a la opinión pública, ha quedado en el subconsciente colectivo la idea de que los suicidas fueron los autores de la masacre, pese a que el fiscal del Supremo advirtió en la revisión del juicio que éstos no habían sido juzgados por estar muertos. Y recuérdese que Bouchar, que no murió en el piso de Leganés porque abandonó un momento a sus compañeros para ir a tirar la basura, no fue condenado como autor del 11-M.
Las reveladoras declaraciones de Almallah se añaden a las absoluciones de El Egipcio, de Haski y de Belhadj, que habían sido señalados como autores intelectuales en la instrucción. El denominador común de estos tres acusados y el propio Almallah no es otro sino el fracaso de otros tantos intentos de vincular el 11-M con las tramas internacionales de Al Qaeda.
Almallah desmiente que su hermano Moutaz estuviera vinculado a Abu Qutada, supuesto líder de Al Qaeda en Inglaterra. «Al final se ha demostrado que Moutaz no tenía relación con Abu Qutada ni con Abu Leche», dice. Desde luego, por sus expresiones y por la actitud que muestra, Almallah está muy lejos de parecerse al terrorista que dibujó en su día la Policía. Su testimonio, el de alguien que nada tiene que ganar ya en este caso, vuelve a abrir interrogantes y nos recuerda que la Justicia no ha esclarecido el 11-M"
Entrevista a Mouhannad Almallah Dabas.
EL MUNDO
MOUHANNAH ALMALLAH / Más de tres años en la cárcel por el 11-M y después absuelto.
«No creo que hayan sido ‘El Tunecino’ ni los de Leganés»
Primero dijeron que él y su hermano Moutaz fueron los cerebros del 11-M. Después, fue condenado a 12 años y, el pasado mes de julio, el Tribunal Supremo lo absolvió. Hoy habla por primera vez y considera que él y su familia se han convertido en «las otras víctimas del 11-M» y que los confidentes saben mucho más de los atentados.
ANTONIO RUBIO
MADRID.- Se llama Mouhannah Almallah, tiene 44 años, y tres y medio los ha pasado en la cárcel acusado de formar parte del grupo de terroristas yihadistas que atentó contra los trenes de la muerte el 11 de marzo de 2004. El 17 de julio recibió la buena nueva en la cárcel de Alicante de que el Tribunal Supremo lo absolvía de todos los cargos y era un hombre libre.
Ahora, Almallah, que es de origen sirio y se nacionalizó español en 1998, afirma: «Mi familia y yo somos la otra cara de las víctimas». En su repaso del antes, durante y después de los atentados, hace consideraciones como éstas: «Serhane, El Tunecino, era un demonio, un extremista, pero era incapaz de unir dos cables. No creo que fuera él, ni los de Leganés». «Antonio Toro es el más listo de todos los confidentes y oculta muchas cosas e insinuó otras». «El atentado está más cerca de los delincuentes que de los musulmanes». «El Chino no tenía la mentalidad ni la capacidad para actuar solo». «Emilio Suárez Trashorras nos dijo durante el juicio que él saldría absuelto y que los moros nos comeríamos la condena». «Siempre he votado a los socialistas y en marzo de 2004 también lo hice. Cuando me afilié al PSOE, nadie me pidió ningún aval».
Cuando se produce el encuentro entre Mouhannah Almallah y EL MUNDO, el técnico en reparación de electrodomésticos y estudiante frustrado de ingeniería industrial se encuentra cumpliendo el precepto del Ramadán.
Pregunta.- Tanto la Policía como la Fiscalía lo presentaron a usted y a su hermano Moutaz como unos yihadistas.
Respuesta.- Nunca he sido un radical como han querido presentarme la policía, los jueces y los fiscales. Rezo, voy a la mezquita y cumplo con las obligaciones de un buen musulmán, pero nada más. Quizás mi hermano rece algo más que yo, pero eso no significa ser yihadista.
P.- Durante cuatro meses, el tiempo que duró el juicio del 11-M en la Audiencia Nacional, compartió sala, habitáculo y cárcel con todos los acusados. ¿Ya sabe quién o quiénes fueron los autores de los atentados?
R.- Todos los que estábamos en la Casa de Campo [se refiere al lugar físico donde se celebró el juicio] estamos convencidos de que Serhane [siempre llama a Serhane Ben Abdelmajid Fakhet, El Tunecino, por su nombre de pila] y los que murieron en Leganés no tenían capacidad técnica para llevar a cabo el atentado. Además, Serhane no sabía ni cómo se unían dos cables, era un inútil para ese tipo de cosas. A mí me llamaba para arreglar sus electrodomésticos y hasta para reparar un grifo.
P.- ¿Entonces?
R.- Estamos convencidos o llegamos a la conclusión de que el atentado estaba planificado antes de las elecciones, que está más cerca de los delincuentes que de los musulmanes y que los confidentes y sus controladores saben mucho más de lo que han dicho.
P.- ¿Habla de Suárez Trashorras, Rafá Zouhier y Antonio Toro?
R.- Y otros que colaboraban con la Policía. Antonio Toro es el más listo de todos los confidentes. Durante el juicio hablaba poco y se mantenía al margen del resto de los acusados, pero oculta muchas cosas e insinuó otras. Su cuñado, Emilio Suárez, nos dijo durante el juicio que él saldría absuelto y que los moros nos comeríamos la condena. Además, ellos [se refiere a Suárez Trashorras y Toro] nunca mostraron ningún tipo de nerviosismo, ni de tensión. Los dos estaban súper tranquilos. [Antonio Toro fue absuelto en primera instancia por la Audiencia Nacional y, más tarde, condenado a cuatro años de cárcel por el Supremo por tráfico de explosivos. Suárez Trashorras fue condenado a 34.715 años de prisión por cooperador necesario].
P.- ¿Conoció a Jamal Ahmidan, El Chino?
R.- No, nunca lo vi, ni tuve relación con él. Durante el juicio, los que eran amigos o conocidos suyos me dijeron que El Chino no tenía la mentalidad ni la capacidad para actuar solo, y que podía estar conectado y dirigido por la Policía.
P.- Serhane Ben Abdelmajid Fakhet, El Tunecino, que murió en Leganés junto a Jamal Ahmidan, El Chino, era su amigo.
R.- Sí, lo fue hasta el año 2002. Conocí a Serhane en el año 1996, en la Escuela de Idiomas. Después lo vi en el Centro Cultural de Arabia Saudí y más tarde coincidimos en la mezquita. Pero Serhane comenzó a radicalizarse hacia el año 2000-2001, cuando conoció al marroquí Amer Azizi y a Mustafá Maimouni. A partir de aquella fecha, nos fuimos separando y en 2002 cortamos nuestra relación porque pretendía que todos pensáramos como él y que nos fuéramos a Irak o Afganistán a hacer la yihad.
P.- ¿Y qué pasó?
R.- Le dije que se fuera él y me dijo que me había convertido en un liberal. Entonces dejamos de vernos y de tratarnos, y se convirtió en un demonio que intentaba convencer a los jóvenes para que se fueran con él. Al final, mi relación con Serhane se limitó a repararle algún electrodoméstico. Yo nunca llegué a ser amigo de Azizi.
[Los servicios de información siempre han colocado al marroquí Amer Azizi, también conocido como Othman El Andalusí, como uno de los representantes de Al Qaeda en el Magreb y el hombre que diseñó el 11-M. Azizi huyó de España antes de los atentados del 11-M. El otro personaje del que habla Almallah, Mustafá Maimouni, se convirtió en el cuñado de El Tunecino y actualmente se encuentra cumpliendo una condena de 10 años en Marruecos por los atentados de Casablanca].
P.- ¿En alguna ocasión le comentó El Tunecino su intención de cometer un atentado en España?
R.- A mí, no. A otros sí. No descarto que en la cabeza de Serhane, en las últimas fechas, estuviera esa idea de atentar, pero detrás de él tenía que haber alguien más poderoso.
P.- El confidente Cartagena declaró que, en una ocasión, vio en una cafetería de Madrid a Serhane reunido con la Policía.
R.- No descarto lo que dijo Cartagena. Conociendo a Serhane, no descarto que, si los intereses fueran comunes, él colaborara.
P.- ¿Qué pensaban los acusados del 11-M sobre los sucesos del piso de Leganés?
R.- Lo que me extraña tanto a mí como a todos los que fuimos acusados en el 11-M y estuvimos juntos durante el juicio es que la gente de Leganés muriera sin hacer daño a nadie.
P.- ¿Qué quiere decir con «sin hacer daño a nadie»?
R.- Pues los auténticos yihadistas o terroristas siempre intentan llevarse a sus enemigos por delante. Es decir, hacer todo el daño que puedan. Si es verdad que los que estaban en el piso de Leganés eran los autores del 11-M y mataron a 192 personas, cómo es posible que, unos días después [3 de abril de 2004] se convirtieran en terroristas amables y esperaran a que todo el edificio estuviera desalojado para luego suicidarse. Eso no tiene sentido ni explicación. Yo no creo, y es una apreciación personal, que hayan sido Serhane ni los de Leganés.
P.- La Policía elaboró un informe el 21 de marzo de 2005 que decía que el 11-M «no se habría cometido» sin los hermanos Almallah.
R.- Eso lo publicó el diario El País y ha quedado demostrado que es totalmente falso. Yo he buscado ese informe en el sumario y no lo he encontrado. El juez Del Olmo no comprobaba nada de lo que le daba la Policía, sólo quería saber si rezábamos, si íbamos a la mezquita o si teníamos barba. Incluso llegaron a decir que mi hermano Moutaz se fue a Londres para trabajar al lado de Abu Qutada, un supuesto líder de Al Qaeda. Al final, se ha demostrado que Moutaz no tenía relación con Abu Qutada, ni con Abu Leche [y, tras pronunciar Abu Leche, en tono sarcástico, Mouhannah Almallah esgrime su primera y única sonrisa durante toda la entrevista].
P.- Su ex novia dijo que en el local de Virgen del Coro, que tenían arrendados usted y Moutaz, se hacían reuniones yihadistas.
R.- Nouzha Al Jauzi, mi ex amante, quería hacerme daño porque me negué a casarme con ella. Ella sólo quería conseguir los papeles y se prestó a un juego con la Policía para que la convirtieran en testigo protegido. Al final, ha quedado demostrado que Virgen del Coro no era ninguna cueva de yihadistas y que allí sólo había unos chicos a los que les alquilamos unas habitaciones para recuperar la inversión que hizo mi hermano reformando toda la casa. [Entre los inquilinos que estuvieron en el local de Virgen del Coro están Basel Ghalyoun, que fue absuelto por el Supremo, y Fouad el Morabit, que finalmente fue condenado a 12 años por pertenencia a banda armada].
P.- La Policía también encontró un temporizador en el local.
R.- Sí, claro. Utilizaba temporizadores para los electrodomésticos: hornos, frigoríficos. Me mostraron varios en una pantalla y dije cuál era el mío, y expliqué dónde lo compré, en la empresa Remle. Tuve miedo por si querían manipularlo y colocarme lo que no era mío.
P.- ¿Cuándo y cómo se enteró de que el Tribunal Supremo lo absolvía de todos los cargos?
R.- Fue el 17 de julio, en la cárcel de Villena, en Alicante. Estaba en el patio escuchando la radio en compañía de Jamal Zougam [42.917 años de condena por autor material], Otman el Gnaoui [igual que Zougam], Hassan el Haski [14 años], Youssef Belhadj [12 años] y Fouad el Morabit [12 años]. Fue un momento difícil, porque a mí me absolvían, pero a todos los demás los condenaban. Por una parte, en mi interior, estaba contento, pero a la vez muy triste porque todos ellos se vinieron abajo cuando confirmaron sus sentencias. Jamal Zougam se hundió, y repetía una y otra vez que aquello era una venganza y que no habían hecho justicia. Yo también creo que no se ha hecho justicia y que, si los del piso de Leganés no hubieran muerto, ninguno de nosotros se habría sentado como acusado en el juicio. Ellos necesitaban unos autores o unos culpables para presentarlos delante del pueblo español y nos metieron a nosotros.
P.- ¿Conoció o tuvo relaciones con Jamal Zougam antes de los atentados?
R.- En una ocasión le compré un cargador de un teléfono móvil, que era para mi mujer, en su tienda. Cuando me detuvo la Policía, me insistieron mucho durante el interrogatorio sobre Zougam y las relaciones que éste tenía con Serhane. Les dije una y otra vez que nunca los vi juntos, y que Zougam nunca estuvo en el río Alberche, donde nos reuníamos los fines de semana algunas familias para comer y que los niños jugaran al fútbol. Ellos querían que yo dijera que había visto a Serhane y Zougam juntos o que eran amigos. Entonces, un policía se acercó a mí y me dijo: «El falso testimonio no es delito».
P.- La Policía informó al juez Del Olmo de que usted estuvo en paradero desconocido durante todo el mes de marzo de 2004.
R.- Ese informe policial es para reírse. Durante todo el tiempo estuve atendiendo a mis clientes y, además, la mayoría de ellos eran españoles. Por ejemplo, atendí a Carmen Franco, la nieta del mismísimo Francisco Franco, y a un teniente coronel. Pero hay más. Recuerdo que el mismo día 11 llevé a mis hijos al colegio y uno de sus profesores me preguntó si había escuchado el atentado que había cometido ETA en Atocha. Al día siguiente seguimos hablando del atentado. Todo eso demuestra que yo no estaba en paradero desconocido y que los informes policiales son mentira.
P.- ¿Por qué se afilió al PSOE?
R.- Mis padres, que eran abogado y profesora, siempre han sido socialistas, y yo también. Siempre he votado a los socialistas y en marzo de 2004 también. El presidente de la Asociación de Musulmanes de Madrid un día nos dijo que teníamos que integrarnos en la sociedad y afiliarnos, y yo lo hice en el distrito de San Blas. Después de que me detuvieran, el PSOE dijo que me expulsó, pero yo no he recibido ninguna nota y tampoco me han pedido perdón cuando me han absuelto.
P.- ¿Quién le avaló para afiliarse al PSOE?
R.- Nadie. Me afilié en San Blas. Allí fueron muy amables conmigo y nadie me pidió ningún tipo de aval. Tan sólo expliqué que me sentía socialista, y me dieron la bienvenida y me ayudaron a rellenar los impresos.
P.- ¿Cuál es su futuro?
R.- Mi familia y yo somos la otra cara de las víctimas del terrorismo. He perdido mi trabajo, mi reputación y todavía algunos vecinos me miran con mala cara. He pasado tres años y medio en la cárcel y, ahora, ¿quién me recompensa de mis pérdidas? También quiero recordar que todavía no me han devuelto el dinero que se llevó la Policía de mi casa, unos 3.000 euros que eran los ahorros de mi hija, de mi mujer y míos. Nunca olvidaré que mis hijos estuvieron dos semanas sin poder comprar ni leche y que en Auxilio Social les dijeron que no podían ayudar y que algo habría hecho yo cuando me detuvieron.
Las desventuras de un técnico
Mouhannah Almallah nació en Damasco hace 44 años y se trasladó a España en 1992 con la intención de estudiar Ingeniería Industrial. Eso no pudo ser porque ese mismo año murió su padre, que era abogado. Mouhannah, que era técnico en frío y calefacción, se tuvo que poner a trabajar.
En 1993 se casó, y en 1998, junto con su hermano Moutaz, consiguió la nacionalización española. Mouhannah y Moutaz montaron un negocio de reparación de electrodomésticos.
Entonces, Moutaz consideró que necesitaban un local amplio que le sirviera de almacén, taller de reparaciones y vivienda. Lo encontró en la calle Virgen del Coro de Madrid. Se metió en una reforma del local y arregló tres habitaciones y un baño en la parte superior para su familia. La propietaria se negó a que se trasladara hasta allí la familia de Moutaz.
Los Almallah querían recuperar la inversión y subarrendaron el local a sirios y marroquíes que estaban de paso por Madrid. El sirio Basel Ghalyoun (absuelto) y el marroquí Fouad el Morabit (condenado a 12 años) fueron algunos de esos inquilinos.
Mouhannah conocía a Serhane El Tunecino, presunto autor material del 11-M, que murió en el piso de Leganés, y a Abu Dahdah, condenado a 27 años como responsable de la célula de Al Qaeda en España. Automáticamente, Mouhannah se convirtió en el principal sospechoso de la Policía en los atentados del 11-M. Fue detenido el 24 de marzo de 2004 y el día 30 fue puesto en libertad sin cargos. Su hermano Moutaz ya no vivía en Madrid. Primero emigró a Holanda, y en 2002 terminó residiendo en Londres.
Pero la Policía siguió buscando elementos que relacionaran a Mouhannah con el 11-M. Hacía dos años que se había separado de su mujer y mantenía relaciones con una marroquí. Y, de repente, esa novia, Nouzha Al Jauzi, declaró en marzo de 2005 que Mouhannah y Moutaz eran yihadistas, que querían atentar contra las torres Kio de Madrid y que en el local de Virgen del Coro se llevaban a cabo reuniones para captar musulmanes que después eran enviados a Irak.
Automáticamente, Mouhannah fue detenido de nuevo en Madrid (24 marzo 2005) y Moutaz en Londres (al día siguiente). La Policía encontró un temporizador en el local de Virgen del Coro donde Almallah guardaba sus herramientas y piezas de recambio. En un principio, los investigadores intentaron relacionar el temporizador con los utilizados por los autores materiales del atentado del 11-M, pero la teoría no cuadró.
Más tarde, los hermanos Almallah tuvieron que soportar un nuevo informe policial que casualmente apareció el 2 de agosto de 2005 en el diario El País y que decía: «El 11-M no se habría cometido sin los Almallah». Hoy, Mouhannah ha sido absuelto por el Tribunal Supremo. Su hermano Moutaz, que fue extraditado de Londres a Madrid en marzo de 2007, se encuentra encarcelado en la prisión de Huelva. El fiscal ha pedido su libertad y el juez le ha puesto una fianza de 10.000 euros. El titular «El 11-M no se habría cometido sin los hermanos Almallah» se viene abajo.
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